Hugendubel.info - Die B2B Online-Buchhandlung 

Merkliste
Die Merkliste ist leer.
Bitte warten - die Druckansicht der Seite wird vorbereitet.
Der Druckdialog öffnet sich, sobald die Seite vollständig geladen wurde.
Sollte die Druckvorschau unvollständig sein, bitte schliessen und "Erneut drucken" wählen.

La mujer del poeta azul

E-BookEPUBDRM AdobeE-Book
315 Seiten
Spanisch
EDHASAerschienen am30.06.2016
Durante la huida desde Irán hacia Dinamarca, el famoso poeta Manash Ishmail se ve obligado a separarse de su esposa Amina. De repente, y sin saber cómo, ella desaparece como por arte de magia, y el poeta acudirá a Norah Sand, corresponsal del diario londinense Global, en busca de ayuda.Tras la pista de Amina, Norah recorrerá ciudades ocultas, donde los refugiados se esconden en constate temor ante las autoridades. Es un mundo donde la vida no se tiene en cuenta siempre, pues hay quien importa menos que otros... y en medio de la vorágine Norah se convertirá en un peligro para sí misma.'La mujer del poeta azul' es el segundo libro de la serie de Lone Theils sobre Nora Sand, que comenzó con 'Las chicas del ferry' y de la que se han vendido más de 500.000 ejemplares en todo el mundo

Lone Theils solía vivir en Londres, donde trabajó como corresponsal para el diario nacional danés Politiken y para diferentes cadenas de televisión y radio. Tras trabajar más de veinte años, como periodista, cubriendo por ejemplo los conflictos de Kosovo e Irlanda del Norte, en 2016 se trasladó a Dinamarca, donde se dedica a escribir a tiempo completo. Las chicas del ferry es su primera novela y primera de la serie de la periodista Nora Sand.
mehr
Verfügbare Formate
TaschenbuchKartoniert, Paperback
EUR13,13
E-BookEPUBDRM AdobeE-Book
EUR10,99

Produkt

KlappentextDurante la huida desde Irán hacia Dinamarca, el famoso poeta Manash Ishmail se ve obligado a separarse de su esposa Amina. De repente, y sin saber cómo, ella desaparece como por arte de magia, y el poeta acudirá a Norah Sand, corresponsal del diario londinense Global, en busca de ayuda.Tras la pista de Amina, Norah recorrerá ciudades ocultas, donde los refugiados se esconden en constate temor ante las autoridades. Es un mundo donde la vida no se tiene en cuenta siempre, pues hay quien importa menos que otros... y en medio de la vorágine Norah se convertirá en un peligro para sí misma.'La mujer del poeta azul' es el segundo libro de la serie de Lone Theils sobre Nora Sand, que comenzó con 'Las chicas del ferry' y de la que se han vendido más de 500.000 ejemplares en todo el mundo

Lone Theils solía vivir en Londres, donde trabajó como corresponsal para el diario nacional danés Politiken y para diferentes cadenas de televisión y radio. Tras trabajar más de veinte años, como periodista, cubriendo por ejemplo los conflictos de Kosovo e Irlanda del Norte, en 2016 se trasladó a Dinamarca, donde se dedica a escribir a tiempo completo. Las chicas del ferry es su primera novela y primera de la serie de la periodista Nora Sand.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788435047340
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisDRM Adobe
FormatE101
Verlag
Erscheinungsjahr2016
Erscheinungsdatum30.06.2016
Reihen-Nr.2
Seiten315 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse1728 Kbytes
Artikel-Nr.9873822
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe


Capitulos 1

Era un trabajo arduo, pero merecía la pena. Nora estaba inclinada sobre una cesta de rebozuelos y buscaba con cuidado los pequeños, los más sabrosos, los que tenían una forma perfecta de trompetilla.

Satisfecha al fin con su cosecha, se acercó al tendero con una bolsita de papel marrón. Tras haber colocado la bolsa en la báscula, se preparó para pagar una suma considerable a cambio.

Sonrió a Andreas, que estaba dando los últimos bocados a uno de los legendarios sándwiches de chorizo de Borough Market. Todos se parecía bastante a una perfecta mañana de sábado. Un mes después, seguía pareciéndole increíble que con tan solo estirar el brazo pudiese tocar a un hombre que le había estado tan prohibido. Prohibido porque antes él estaba con otra. Porque ella no se había atrevido. Porque hubo malentendidos entre ellos. Porque quizá los hubo durante años..., hasta que un día los diques saltaron por los aires.

Estaba a punto de acercarse cuando el teléfono de Andreas sonó. Él le dirigió una sonrisa de disculpa, le guiñó el ojo y sacó el móvil del bolsillo de su americana. Mientras Nora pagaba, pudo ver que la cara de Andreas cambiaba: se puso serio y se alejó de la frutería. Caminó hacia la plaza dándole la espalda. Notó que sus hombros se hundían, como si hubiese recibido un golpe. Apenas tuvo tiempo de prepararse para las malas noticias cuando su propio móvil le vibró en el fondo del bolso.

Era el número del Cangrejo. Se planteó no contestar. Cuando su jefe llamaba en fin de semana, podías dar por seguro que te liaría antes de que pudieses decir: «El caso es que tenía planes para...». Así era colaborar con el Globalt como corresponsal en Londres. Le gustaba trabajar para aquella revista internacional, que, en su opinión, era el mejor semanario de actualidad de toda Dinamarca. Pero no siempre le gustaba el Cangrejo y su incapacidad para distinguir el tiempo de trabajo del tiempo libre. En ese sentido, Nora solo conocía a otra persona peor: ella misma.

Como solía, fue directo al grano.

-Sand, ¿qué sabes del poeta iraní Manash Ishmail? -preguntó, sin ni siquiera un saludo de cortesía.

Nora pensó que era una pregunta retórica, pero cuando el Cangrejo, por una vez, no se respondió a sí mismo con una disertación, rebuscó la información en su mente.

-Es uno de los poetas más destacados de Irán. Y crítico con el sistema. Llegó a Dinamarca hace un mes. El Gobierno iraní ha exigido su extradición por actividades terroristas. Amenaza con no vender más petróleo, ni a Dinamarca ni al resto de la Unión Europa, si Dinamarca no lo entrega para que lo juzguen en su país. Las exportaciones de feta penden de un hilo. Por su parte, él ha pedido asilo en Dinamarca. Dice que es un refugiado político. Asegura que corre el riesgo de que lo sentencien a muerte si lo entregan a Irán. Con su primera colección de poesía, Alma azul, su nombre ya sonó para el Nobel -dijo Nora, recordando los titulares de las últimas semanas-. Por cierto, no he leído ninguno de sus poemas.

-¿Alguna vez lo has visto o entrevistado?

-No -dijo Nora, sorprendida-. No es mi campo, por así decirlo.

-Sin embargo, ha preguntado por ti.

-¿Quién?

-Ishmail. Ha preguntado por ti.

-¿Cómo?

-Viola Ponte ha intentado entrevistarlo prácticamente desde que puso un pie en Dinamarca. Pero él se ha negado de forma sistemática. No concede entrevistas a nadie -dijo el Cangrejo.

Viola Ponte era la redactora de la sección de cultura de Globalt.

-Vale. Bien -respondió Nora, mientras intentaba averiguar hacia dónde les llevaría aquella conversación.

-Hasta ayer por la tarde -continuó el Cangrejo-. De repente, aceptó. Eso sí, con una condición: que seas tú quien lo entreviste.

Por una vez, Nora se quedó muda. Se balanceó con las bolsas de pescado y cantarelas en una mano y el móvil en la otra. Con la mirada, buscó a Andreas entre la multitud. No lo vio por ninguna parte.

-¿Estás ahí? -preguntó el Cangrejo al otro lado de la línea telefónica.

-Sí. Aquí estoy. Pero no sé qué decir... No entiendo por qué tengo que ser yo -respondió ella, distraída mientras seguía buscando a Andreas.

Allí. Vio un destello de su cabeza rubia cerca del café de la esquina, pero no pudo ver su rostro. Luego se obligó a concentrarse en el teléfono móvil.

-Esperaba que me pudieses aclarar por qué insiste en que seas tú -dijo el Cangrejo, algo ofendido-. ¿Alguno de tus artículos recientes ha tratado algo sobre Irán? ¿Sobre poesía? ¿Acerca de cualquier otro tema que pueda ser relevante?

Nora negó con la cabeza. Aunque, claro, el Cangrejo no podía verla.

-No. De verdad que no sé por qué puede ser.

-Yo tampoco. Le he pedido a Emily que vuelva a comprobar los archivos. Si ella no encuentra nada, apaga y vámonos -dijo.

Emily era la archivera, bibliotecaria e indispensable superinvestigadora de Globalt. Toda una institución.

-En fin, Sand, creo que deberías venir y averiguar de qué va esto. Se lo debes a este hombre. Y a mí. Ponte estaba fu-rio-sa. Ya le había dado la historia a Victor para escribir un reportaje conmovedor. Y aparece Ishmail y se descuelga con que tienes que ser tú. Te aseguro que no fue la reunión más tranquila de la historia.

Nora suspiró.

-Vale, ¿el lunes?

El Cangrejo respondió con ambigüedad.

-Que así sea. No podemos perder la historia. Aunque, seguramente, no hablará con ningún otro si le garantizamos que tú te encargas -dijo, dispuesto a dar por finalizada la conversación-. Bueno, oye, que mi partido de golf no se juega solito. Que tengas un buen fin de semana.

Nora llamó inmediatamente a Anette a la redacción y le pidió que le reservase un billete para volar a casa. Ahora tenía que decirle a Andreas que sus planes de pasar el fin de semana abrazados cambiarían algo. Tenía que tomar un vuelo el domingo por la mañana. La entrevista sería el lunes por la mañana.

Miró hacia el café, donde Andreas había pedido uno de los famosos expresos Monmouth. Los ciudadanos londinenses amantes del café solían hacer cola por uno. Sin embargo, vio que Andreas estaba de pie, como en trance, con el vasito de papel ante él.

Estaba claro que no era la única que había recibido noticias desagradables. Se dirigió hacia él esperando que la viese. Sin embargo, él tenía la mirada perdida en la multitud que recorría el mercado. No la miró hasta que ella lo tomó suavemente del brazo.

-Andreas, ¿qué pasa? -le preguntó.

El hombre miró hacia el suelo, luego hacia un lado. Por fin fijó la mirada en un punto justo por encima de su hombro izquierdo.

-Está embarazada.

-¿Birgitte? ¿Birgitte está embarazada?

La voz de Nora subió en un falsete.

Andreas asintió.

-¿Qué? -dijo Nora, intentando entender qué ocurría.

¿Cómo podía ser? Hacía un momento vivía en una espumosa felicidad junto al mejor hombre que había conocido en su vida. Sin embargo, de repente, allí estaba, en mitad de Borough Market, con una maldita bolsa de pescado en el hombro, mientras su ex, que vivía en otro país, les destrozaba la vida con una simple llamada de teléfono.

-Está de trece semanas. Lo tendrá. Ha esperado a decírmelo hasta que fuese demasiado tarde para abortar. Y ha dejado bien claro que espera una participación total y completa por mi parte. Esas han sido sus palabras -dijo Andreas con voz plana.

-¿Y qué vas a hacer? -le preguntó.

Él se encogió de hombros.

-No lo sé. De verdad que no lo sé.

Como en un océano, el silencio se cernió entre ellos. Fueron como dos islitas de infelicidad. De repente, cada uno muy lejos del otro.

-Joder, Nora. No lo sé, pero no me queda más remedio que ir a casa. Averiguar qué coño pasa. En fin. No lo sé...

En la lejanía, Nora oyó la bolsa de pescado golpeando contra el suelo. Como si sucediera a una gran distancia, la bolsita marrón con las chantarelas siguió el mismo camino y se rompió, esparciendo por el suelo aquellas doradas trompetillas, que acabaron aplastadas por los transeúntes: unos formales zapatos de caballero, unas botas de montaña, unas sandalias de mujer.

Por fin encontró fuerzas para volverse.

-Entonces será mejor que lo averigües -balbució, antes de alejarse de Borough Market y de Andreas.

No miró hacia atrás. Sabía que él se quedaría allí. Con los brazos caídos y una mirada triste. Con el labio inferior ligeramente hacia abajo. Con la mueca que solía poner cuando dudaba.

* * *

No sabía cuánto tiempo llevaba caminando al lado del río. Quizás una hora. Por fin entró en el metro y tomó la Northern Line hacia Hampstead. Ascendió con esfuerzo la colina y llamó a la puerta de Pete.

-¿Me he liado? ¿No era yo el que iba a ir a cenar a tu casa? -preguntó antes de ver la expresión de su rostro-. Querida -dijo sin más, y la abrazó.

Solo entonces ella dejó escapar un leve llanto.

-No deberías ser tú quien me consolase. -Nora gimió.

Desde que Pete volvió de un...
mehr

Autor

Lone Theils solía vivir en Londres, donde trabajó como corresponsal para el diario nacional danés Politiken y para diferentes cadenas de televisión y radio. Tras trabajar más de veinte años, como periodista, cubriendo por ejemplo los conflictos de Kosovo e Irlanda del Norte, en 2016 se trasladó a Dinamarca, donde se dedica a escribir a tiempo completo. Las chicas del ferry es su primera novela y primera de la serie de la periodista Nora Sand.