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Esta vida única, preciosa y salvaje

E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
525 Seiten
Spanisch
Editorial Siglantanaerschienen am30.05.20231. Auflage
La ansiedad y la desconexión son consecuencias naturales de la vida moderna consumista, argumenta la escritora y periodista australiana Sarah Wilson en esta vibrante visión de cómo construir una existencia más alegre y un mundo sostenible. La autora intercala historias personales con entrevistas, investigaciones científicas y citas de textos filosóficos, religiosos y poéticos, lo que hace que la experiencia de lectura sea similar a tener una apasionada conversación con un amigo.

Sarah Wilson es la autora de los bestsellers 'First, We Make the Beast Beautiful: A New Journey Through Anxiety' [Primero, embellecemos a la bestia: un nuevo viaje a través de la ansiedad] y 'I Quit Sugar' [He dejado el azúcar], junto con once libros de cocina que se han publicado en cincuenta y dos países. Sarah ha sido editora de Cosmopolitan Australia y presentadora de Masterchef Australia. Es conocida mundialmente por fundar el movimiento I Quit Sugar, que ha transformado la salud de millones de personas. En 2022, Sarah vendió su negocio y entregó todas las ganancias a la caridad. La edición estadounidense de Sarah de este libro ganó el premio US Gold Nautilus de 2021. Actualmente presenta su propio podcast 'Wild with Sarah Wilson' [Salvaje con Sarah Wilson], da conferencias y asesora a empresas y universidades sobre el manejo de las redes sociales y la ansiedad. Sarah vive entre Sydney y Europa, es una senderista apasionada y pasó ocho años viajando por el mundo solo con una mochila.
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Verfügbare Formate
BuchKartoniert, Paperback
EUR30,39
E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
EUR9,99

Produkt

KlappentextLa ansiedad y la desconexión son consecuencias naturales de la vida moderna consumista, argumenta la escritora y periodista australiana Sarah Wilson en esta vibrante visión de cómo construir una existencia más alegre y un mundo sostenible. La autora intercala historias personales con entrevistas, investigaciones científicas y citas de textos filosóficos, religiosos y poéticos, lo que hace que la experiencia de lectura sea similar a tener una apasionada conversación con un amigo.

Sarah Wilson es la autora de los bestsellers 'First, We Make the Beast Beautiful: A New Journey Through Anxiety' [Primero, embellecemos a la bestia: un nuevo viaje a través de la ansiedad] y 'I Quit Sugar' [He dejado el azúcar], junto con once libros de cocina que se han publicado en cincuenta y dos países. Sarah ha sido editora de Cosmopolitan Australia y presentadora de Masterchef Australia. Es conocida mundialmente por fundar el movimiento I Quit Sugar, que ha transformado la salud de millones de personas. En 2022, Sarah vendió su negocio y entregó todas las ganancias a la caridad. La edición estadounidense de Sarah de este libro ganó el premio US Gold Nautilus de 2021. Actualmente presenta su propio podcast 'Wild with Sarah Wilson' [Salvaje con Sarah Wilson], da conferencias y asesora a empresas y universidades sobre el manejo de las redes sociales y la ansiedad. Sarah vive entre Sydney y Europa, es una senderista apasionada y pasó ocho años viajando por el mundo solo con una mochila.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788418556579
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisePub Wasserzeichen
FormatE101
Erscheinungsjahr2023
Erscheinungsdatum30.05.2023
Auflage1. Auflage
Seiten525 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse1161 Kbytes
Artikel-Nr.11850673
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe

PRIMEROâ¦

 

 

1. La fila de la aduana en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles a las 5:30 de la mañana es un sitio solitario. Es habitual que a esta hora fracturada aterricen aquí vuelos provenientes de Australia. Ninguno de nosotros ha dormido lo suficiente. Parpadean las luces encima de nuestras cabezas. Traemos un olor a rancio, demasiado humano, y nuestros nervios están deshilachados.

He venido a L. A. para realizar una investigación para este libro. Aterrizamos cuando la nube tóxica del cielo adquiere una tonalidad anaranjada y en la sala de llegadas me envían a la larga hilera de interrogaciones. ¿Escritora, eh? , dice el fornido sujeto uniformado y armado que inspecciona mi cuerpo cuando llego a la línea de adelante. Su placa pone que su nombre es José. ¿Qué escribe?

Libros , respondo.

¿Qué está escribiendo ahora? Él hojea mi pasaporte.

Pues el título provisional es ¡Despertaos, joder!

José levanta la vista, con los ojos muertos.

¿Como quien dice, despierta a lo que está ocurriendo ? ¿Alrededor de nosotros⦠el planeta, lo que está sucediendo con los niños?

Sí, exacto .

Yo sí lo leería , me comenta.

¿De veras? , pregunto emocionada. En determinado momento dentro de los muchos años que me lleva escribir un libro, estoy un 98 por ciento convencida de que me encuentro totalmente desviada del blanco. Me aferro a instantes de reconocimiento que provienen de personas como José. Me inclino para acercarme, por encima del banquillo. Pienso que esto nos está volviendo más tristes: la cuestión climática, los líderes por los que hemos votado, el consumismo, las desigualdades, el estar navegando por nuestros teléfonos .

Sí, precisamente , dice José.

¿Habla de eso con sus amigos? , le pregunto, ¿con su familia?

Hace una mueca. Estamos empezando a hacerlo. En definitiva que estamos, pero en realidad no sabemos cómo hablar de ello .

José escribe mi nombre en un trozo de papel y me devuelve el pasaporte. Estaré esperando a que salga su libro , asegura y asiente con la cabeza para que continúe mi camino.

 

2. Te oigo, José. Es difícil hablar de algo tan⦠nebuloso. Hablar de algo que es tan⦠todo. Algo no está bien. No estamos viviendo bien. Tratar de captar ese dolor, encontrar el comienzo y el final, es como intentar morderse los propios dientes.

Cuando empecé a escribir este libro le recalqué a mi editora, Ingrid, que teníamos en las manos una batalla muy poco ortodoxa. ¿Te das cuenta⦠, le comenté por teléfono con moderado pánico, que nadie tiene siquiera una palabra para referirse a esto de lo que voy a tratar de escribir? Es un sentimiento brumoso, no un fenómeno definido que podamos señalar. Es un profundo escozor que no podemos rascar con certeza. Para empezar, tendré que convencer a todos que ese escozor es algo cierto, antes de llegar galopando y mostrar alguna especie de remedio . No es así como tienden a ir este tipo de libros.

Para mí, este sentimiento de escozor que abarcaba todo era, en parte, un estado de pasmo, debido al aporreamiento constante de las crisis globales y las noticias del comportamiento increíblemente inmoral de los líderes de nuestro mundo. Recibimos en la actualidad, a cada hora, esa clase de encabezados demasiado cargados que antes nos llegaban, quizá, unas cuantas veces al año. Alguna vez tuvimos tiempo para digerir las noticias, contrastarlas con el telón de fondo del resto de la vida y comentarlas con mesura entre las neveras y las mesas. Ahora tenemos una carambola de automóviles cada vez que encendemos los medios sociales. El ex líder del Mundo Libre le indica a su Departamento de Seguridad Nacional que destruya a los huracanes y sugiere que los estadounidenses se inyecten lejía para tratar la pandemia; los británicos han votado accidentalmente por salirse de la Unión Europea; el primer viceministro de Australia culpa a una explosión de estiércol de caballo por los devastadores incendios forestales que cambiaron a una nación; los koalas y las jirafas se enfrentan a la extinción; se descubre que un aclamado productor de Hollywood abusó sexualmente de más de cien mujeres (y nos cuentan que la mayor parte de la industria lo sabía pero no dijo nada durante décadas); los robots están cogiendo nuestros empleos y⦠¿y cómo podemos procesar emocionalmente todo eso? En verdad todo esto es muy impresionante.

Podríamos llamar a ese escozor una forma de trastorno por estrés postraumático.

Este escozor fue también una desesperación por haberme apartado de los valores que me importan, mezclada con un desconcierto, porque la vida debía ir para mejor, no para peor. Lo cierto es que se nos estaba diciendo que el mundo era más rico, había menos guerras y menos esclavitud, pero se sentía como si estuviéramos yendo hacia atrás. ¡Mi escozor era también una preocupación persistente por los jóvenes y el modo en que ellos se las arreglarían con el planeta que estábamos dejándoles, combinada con un sentimiento de culpa de ser cómplice, salpicada liberalmente con una frustración, porque ya nadie puede responder a una pregunta de manera honesta!

¡Todo aquello estaba contaminado con una rabia horrible y enajenante que salía a la superficie cuando sentía que nadie estaba haciendo nada! El planeta está ardiendo, los refugiados claman pidiendo nuestra ayuda, la brecha entre los que tienen y los que no tienen se ha convertido en un cruel abismo y nosotros⦠sí, pues nosotros navegando en la red.

Y viendo series.

Y comprando cosas.

Lo cual empeora el escozor.

No le pregunté a José su punto de vista acerca de la crisis climática (¿sería un negacionista?, ¿recicla adecuadamente?) ni le pregunté cuál era su política. Y es que eso ya casi no importa. Pensé en ello mientras estaba de pie junto a la cinta transportadora de equipaje, escuchando a Cat Power con mis auriculares, sintiendo la surrealista amplitud de llegar sola al inicio de algo. Podemos encolerizarnos por nuestras diferencias y molestarnos y culparnos unos a otros, pero en lo más hondo todos estamos sintiendo el mismo impacto y desolación, la misma sensación de escozor de que estamos fundamentalmente fuera del camino.

¿Existía una palabra que pudiéramos usar para esta tormenta de mierda social? Tenía que encontrar un término mejor que escozor . Miré alrededor para ver los rostros de los demás, cabizbajos y deslizando su dedo por las pantallas de sus teléfonos mientras esperaban sus maletas. Advertí que lo que todos estamos sintiendo, en el nivel más básico, es desconexión. Desconexión de lo que importa, desconexión de la vida como suponíamos que habríamos de vivirla, desconexión de nuestro cariño y amor hacia todo.

Lo más irónico es que, en este tiempo tan inverosímil, lo que en verdad nos une (o nos conecta) es nuestra desconexión.

 

3. De hecho.

Porque entonces nos azotó la COVID-19, ¿o no?

La pandemia del coronavirus aterrizó precisamente dos días antes de que este libro entrara en la imprenta, a principios de 2020. Fue casi cómico. O divino. O algo. De repente, en tanto que el virus se expandía en una curva exponencial fuera de Wuhan, este escozor que describo se puso en evidencia y nos azotó contra todo lo que yo acababa de pasar cerca de tres años escribiendo. El mundo entero se unió en un auténtico aislamiento surrealista, todos reunidos en una desconexión de las vidas (desconectadas) que habíamos estado llevando. En una publicación en Instagram escribí: Es como si la naturaleza nos hubiera enviado a nuestra respectiva habitación para que nos miráramos muy, pero muy bien .

Regresé a mi estudio en casa, pedí a mis editores que me devolvieran el manuscrito y me senté con él durante algunas semanas. Después otras tantas más. Sabía que tenía que incluir o, por lo menos, reconocer a esta enorme bestia que acababa de unirse a nosotros en el festival del escozor. No era la primera vez que el libro caía en un atolladero. Los fuegos forestales que arrasaron con mi bello país solo unos meses antes y que vieron aparecer tendidos sobre las playas a loros arco iris, cucaburras y losas de ceniza negra requirieron ajustes al libro. Como todo lo que me circundaba, esta obra que ahora tienes frente a ti se había vuelto un fenómeno autorreferente. ¡Todo se había convertido supremamente autoconciencia!

Pero esto es lo que ocurre. El mundo había sido trastocado y después volteado. Nada era como antes fue, ¿pero cambiaba eso el libro? No en realidad. Más bien ampliaba y condensaba el endiablado escozor y lo colocaba bruscamente frente a nuestras narices. Eso es lo que acostumbran a hacer las crisis.

Esto es lo que pienso. Este virus fue una interrupción. Nos forzó a hacer una pausa y a cuestionar nuestra vida. A muchos nos despojó de los adornos y hábitos de nuestra existencia cotidiana, exponiendo nuestra pruriginosa desolación y desconexión, así como las líneas de falla de nuestra sociedad y nuestra cultura.

Entonces. Dos días antes de mi segunda1 fecha tope, en Minneapolis, un policía blanco de nombre Derek Chauvin se hincó sobre el cuello de un hombre negro llamado George Floyd, que gritó: No puedo respirar , antes de que Chauvin lo asesinara, desatando una ola de protestas contra la brutalidad policial y la injusticia racial en todo el mundo, además de una especie de despertar ante el racismo sistemático que desde hace mucho ha estado devorando a nuestro planeta.

Una vez...
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Autor

Sarah Wilson es la autora de los bestsellers "First, We Make the Beast Beautiful: A New Journey Through Anxiety" [Primero, embellecemos a la bestia: un nuevo viaje a través de la ansiedad] y "I Quit Sugar" [He dejado el azúcar], junto con once libros de cocina que se han publicado en cincuenta y dos países. Sarah ha sido editora de Cosmopolitan Australia y presentadora de Masterchef Australia. Es conocida mundialmente por fundar el movimiento I Quit Sugar, que ha transformado la salud de millones de personas. En 2022, Sarah vendió su negocio y entregó todas las ganancias a la caridad. La edición estadounidense de Sarah de este libro ganó el premio US Gold Nautilus de 2021. Actualmente presenta su propio podcast "Wild with Sarah Wilson" [Salvaje con Sarah Wilson], da conferencias y asesora a empresas y universidades sobre el manejo de las redes sociales y la ansiedad. Sarah vive entre Sydney y Europa, es una senderista apasionada y pasó ocho años viajando por el mundo solo con una mochila.