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Doctor Perfecto

E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
315 Seiten
Spanisch
Ediciones Pàmieserschienen am15.01.2024
Un jefe, su ayudante, una tormenta de nieve y una sola cama. ¿Qué más podría salir mal? Lo llaman Doctor Perfecto. Yo lo llamo Doctor Distante, Doctor Arrogante, Doctor Si-vas-a-despedirme-hazlo-de-una-vez. Si tuviera otra opción, presentaría mi dimisión, pero, por desgracia para mí, necesito el trabajo. Así que decidí aprovechar la oportunidad de impresionarle entregándole en persona unos documentos importantes. Sí, es cierto que en ese momento se encontraba en una remota isla escocesa..., aunque yo lo tenía todo previsto... Hasta que se canceló la salida del ferry de vuelta, no encontré ninguna habitación libre en la isla y se desató una tormenta de nieve. Por lo que he acabado encerrada con mi jefe -un hombre impresionantemente guapo que casi no se sabe mi nombre- en una pequeña cabaña de solo un dormitorio en medio de la nada. Pero, a diferencia de la nieve en el exterior, su mirada helada ha empezado a derretirse, y me parece que no vamos a necesitar un generador para mantener el calor en el interior.

Louise Bay adora la lluvia, Londres, los días en los que no tiene que maquillarse, disfrutar de tiempo a solas, estar con sus amigos, los elefantes y el champán. Todas sus novelas son auténticos best sellers. Doctor Perfecto es la última novela de la autora en Phoebe, después del éxito conseguido con Una semana en Nueva York, Altas esferas, Alta sociedad, El escándalo, Noches en París, Noches de promesas, Noches en Índigo y Doctor Inalcanzable, con la serie Mister (Mister Mayfair, Mister Knightsbridge, Mister Smithfield, Mister Park Lane, Mister Bloomsbury y Mister Notting Hill), además de la serie The Royals (El rey de Wall Street, El príncipe de Park Avenue, El duque de Manhattan, El caballero inglés y El aristócrata de Londres) y la bilogía The Gentlemen (El caballero implacable y El caballero equivocado).
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Verfügbare Formate
BuchKartoniert, Paperback
EUR25,76
E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
EUR5,99

Produkt

KlappentextUn jefe, su ayudante, una tormenta de nieve y una sola cama. ¿Qué más podría salir mal? Lo llaman Doctor Perfecto. Yo lo llamo Doctor Distante, Doctor Arrogante, Doctor Si-vas-a-despedirme-hazlo-de-una-vez. Si tuviera otra opción, presentaría mi dimisión, pero, por desgracia para mí, necesito el trabajo. Así que decidí aprovechar la oportunidad de impresionarle entregándole en persona unos documentos importantes. Sí, es cierto que en ese momento se encontraba en una remota isla escocesa..., aunque yo lo tenía todo previsto... Hasta que se canceló la salida del ferry de vuelta, no encontré ninguna habitación libre en la isla y se desató una tormenta de nieve. Por lo que he acabado encerrada con mi jefe -un hombre impresionantemente guapo que casi no se sabe mi nombre- en una pequeña cabaña de solo un dormitorio en medio de la nada. Pero, a diferencia de la nieve en el exterior, su mirada helada ha empezado a derretirse, y me parece que no vamos a necesitar un generador para mantener el calor en el interior.

Louise Bay adora la lluvia, Londres, los días en los que no tiene que maquillarse, disfrutar de tiempo a solas, estar con sus amigos, los elefantes y el champán. Todas sus novelas son auténticos best sellers. Doctor Perfecto es la última novela de la autora en Phoebe, después del éxito conseguido con Una semana en Nueva York, Altas esferas, Alta sociedad, El escándalo, Noches en París, Noches de promesas, Noches en Índigo y Doctor Inalcanzable, con la serie Mister (Mister Mayfair, Mister Knightsbridge, Mister Smithfield, Mister Park Lane, Mister Bloomsbury y Mister Notting Hill), además de la serie The Royals (El rey de Wall Street, El príncipe de Park Avenue, El duque de Manhattan, El caballero inglés y El aristócrata de Londres) y la bilogía The Gentlemen (El caballero implacable y El caballero equivocado).
Details
Weitere ISBN/GTIN9788410070028
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisePub Wasserzeichen
FormatE101
Erscheinungsjahr2024
Erscheinungsdatum15.01.2024
Seiten315 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse2896 Kbytes
Artikel-Nr.13440576
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe


1

Ellie

Me cierro bien el abrigo para intentar evitar que la niebla se me cuele por el cuello y me acerco a una enorme puerta negra en Wimpole Street. Me siento como si fuera la candidata a ser la primera víctima de una película de terror, la que prepara el escenario para que se desate el verdadero pánico sobre la protagonista femenina, que es lo que de verdad interesa al público. Temblando, tomo nota mental para buscar algo de Reese Witherspoon o Sandra Bullock que ver en cuanto llegue a casa. Tengo que dejar ya las adaptaciones que Netflix hace de los libros de Harlan Coben. Saco el móvil y busco el último correo que me ha enviado el que va a ser mi nuevo jefe, el doctor Zachary Cove. Siguiendo sus precisas instrucciones, pulso el telefonillo etiquetado con el nombre del doctor Williams.

Se oye el sonido del timbre en el interior, pero no responde nadie.

-¡¿Hola?! -grito.

Cuando oigo el familiar sonido del desbloqueo de la cerradura, se me acelera el corazón. Intento canalizar vibraciones parecidas a las de Sandra Bullock en La proposición y bloquear las de tipo Sandra Bullock en La red. Respiro hondo y empujo la puerta para abrirla.

Es solo niebla.

No es más amenazadora que la lluvia. No significa nada. Esto solo puede acabar con mi asesinato, no es para tanto.

El parquet del pasillo está desgastado, aunque probablemente era bonito cuando lo instalaron, y podría volver a serlo si alguien se esforzara en adecentarlo un poco. Entro, dejo que la puerta se cierre a mi espalda y no intento amortiguar el ruido de mis tacones al subir las escaleras hasta el primer piso. Mi trabajo consiste en sentarme tras un escritorio en la sala de espera de una clínica privada, atender el teléfono, concertar citas, registrar nuevos casos, mecanografiar lo que se me dicte y realizar cualquier otra tarea administrativa necesaria para apoyar a un médico que atiende a sus pacientes dos días a la semana en su clínica privada. Ha sido el único puesto con un sueldo superior al salario mínimo, y dado que mi experiencia se limita a gestionar la carrera de Shane, agradezco cualquier trabajo. Según los cálculos meticulosos que he llevado a cabo, con este sueldo conseguiré ahorrar lo que me hace falta en solo diecinueve meses, y eso lo convierte en un empleo que no quiero perder. No me importa lo que me pidan. Hace un par de semanas vi, pegado a una farola, un folleto que ofrecía trabajo a tiempo parcial. Como añadían en letras mayúsculas en negrita que el sueldo era excelente, apunté el número. Después de colgar, entendí que sí tengo líneas rojas, y mi límite está en colaborar con el tráfico de drogas. Pero si se trata de una tarea legal y bien pagada, estoy dispuesta a hacerla sin rechistar.

Como explica mi jefe en el correo, en la segunda puerta del pasillo, cerca del final de las escaleras, hay un cartel transparente de material acrílico en el que se lee «Doctor Cove» en negrita y «Especialista en Medicina Interna» en versalitas más pequeñas. Suspiro aliviada y relajo los hombros al entender que me encuentro en el lugar correcto.

No conozco a mi jefe personalmente, solo he hablado con él por teléfono, pero en la agencia me aseguraron que era normal presentarse a un puesto temporal sin pasar ningún tipo de entrevista cara a cara. Aunque el doctor Cove haya mencionado que el trabajo puede convertirse en permanente, solo lo preciso durante diecinueve meses; veintiuno como máximo, considerando algunos gastos imprevistos. Si he hecho bien las cuentas -y así ha sido, porque es lo único a lo que me he dedicado desde que conseguí este trabajo el lunes-, cobrar este sueldo durante diecinueve meses significará que habré ahorrado ya el dinero suficiente para seguir con mi vida. Hace diez años tomé la terrible decisión de dejar la universidad para dirigir a tiempo completo la floreciente carrera como speedway de mi exnovio, aunque en realidad no tengo ninguna cualificación específica para ello, y mi experiencia laboral, al parecer, no cuenta mucho. Existen un montón de peculiaridades intangibles y difíciles de explicar en el hecho de «dirigir» a alguien, algo que descubrí cuando me puse a redactar el currículum por primera vez. Y además, por supuesto, no dispongo de referencias porque mi anterior jefe es también mi ex, y preferiría quedarme desnuda, a horcajadas sobre un caballete publicitario, en medio de Oxford Circus, antes que pedirle nada.

Bloqueo el pasado en mi mente y abro la puerta de la consulta. En el último correo el doctor Cove me comentaba que aparecerá sobre las diez y que me vaya «acomodando».

La estancia es luminosa, lo que me pilla por sorpresa. Tal vez porque he llegado atravesando una niebla espesa, me esperaba un espacio sin ventanas, vacío salvo por una camilla desvencijada y una bandeja llena de bisturíes. Sin embargo, parece que he salido de la película de terror y me encuentro en una sala de espera anodina. Da a la fachada de una casa de estilo georgiano, y tiene tres grandes ventanas de guillotina que dan a la calle. No es una sala enorme -es evidente que la planta se ha dividido entre diferentes consultas médicas-, y la pared situada en el centro hace que las ocho sillas y el escritorio reduzcan el espacio y parezca un poco estrecho. Nunca había estado en la consulta de un médico privado, pero esperaba que fuera un poco más⦠elegante y glamurosa. Me quito el bolso del hombro y lo dejo sobre el escritorio, pero no me quito el abrigo; hace frío. Examino el radiador de estilo victoriano que hay bajo la ventana en busca de una rosca. Cuando la giro, empiezan a producirse algunos sonidos. Lo tomo como la señal de que se está calentando. Luego repito el proceso en el radiador de detrás del que supongo que será mi escritorio.

Sigo examinando la estancia. Está claro que la distribución parecería más amplia si hubiera una silla menos y el escritorio estuviera girado hacia la ventana. Será la primera sugerencia que le haga al doctor Cove cuando llegue.

Veo una mesita con revistas en un rincón, y también una palmera de buen tamaño justo al lado que parece dar sombra a Country Living y⦠(empiezo a hojear las revistas) a Vogue Australia; esta última es de noviembre de 2005. Creo que deberíamos actualizarlas un poco.

Tomo asiento en la silla de detrás del escritorio y giro trescientos sesenta grados. El tiempo que fui la agente de Shane trabajaba desde la cocina, por lo que nunca he dispuesto de una silla de oficina en condiciones. Los cajones del escritorio están vacíos, salvo por una moneda de un penique y un clip. No hay ordenador ni nada. Ni siquiera un bloc de notas, un bolígrafo o un taco de notas adhesivas. Menos mal que llevo en el bolso un cuaderno y un bolígrafo, como siempre. Solo hay algo mejor que una tarta de manzana recién salida del horno, y es un buen artículo de papelería.

Me levanto y me planto delante de la puerta con solo dos pasos. Debe de ser la sala donde el doctor Cove atiende a sus pacientes, pero está cerrada.

¿Cómo voy a «acomodarme» si no hay nada que hacer? Me acerco a las ventanas, que están bastante sucias. Tal vez haya productos de limpieza en algún sitio.

Salgo del despacho dispuesta a explorar los alrededores. Las demás puertas de esta planta están cerradas y no se oyen ruidos, ni siquiera cuando pego la oreja a la que veo justo enfrente de las escaleras. Sin embargo, alguien me ha dejado entrar; seguro que quien sea sigue en el edificio.

-¡¿Hola?! -grita alguien cuando estoy en la mitad del segundo tramo de escaleras.

-Hola -respondo.

Entonces una mujer de pelo negro y flequillo recto se asoma por la barandilla.

-¿Ellie Frost?

Sonrío. Alguien me está esperando.

-Sí. Soy la nueva ayudante del doctor Cove.

-Ay, síâ¦, el doctor Cove. -Y hace un sonido como si estuviera saboreando un trozo de chocolate-. Todavía no lo he visto en la consulta, pero lo he buscado en internet.

¿Por qué no se me ha ocurrido a mí? Seguramente porque me puse a mirar en Google qué hacen las asistentes de los médicos. Por cierto, la descripción del trabajo no es muy específica.

-Sube. El office está aquí arriba.

Desaparece y voy en pos de ella.

Cuando llego al final de la escalera, veo que agita la mano desde la puerta que hay más arriba del rellano.

-Aquíâ¦

Voy hacia allí y la encuentro en una cocina diminuta, donde apenas cabemos las dos. Se ha aplicado un pintalabios rojo tan brillante que yo nunca podría llevarlo, aunque contrasta a la perfección con su pelo negro y su piel blanca como la nieve.

-Soy Jen, y tú eres Ellie, ¿verdad? Te enseñaré ahora mismo todo este lugar, aunque tampoco es que haya mucho que mostrar. Esta es la primera parada; aquí es donde sucede todo. Sé que parece un armario, pero está bastante insonorizado si cierras la puerta. Cada vez que quieras desahogarte o airearte, ven aquí. Por cierto, no uses los baños bajo ninguna circunstancia. Siempre te encontrarás en ellos a algún paciente. No sé si están al acecho o qué, pero a mí me han pillado muchas veces quejándome del doctor Newman. -Suspira como si deseara poder echar pestes contra su jefe donde quisiera. Jen me cae bien al instante-. Este es el lugar al que debes venir. Además, normalmente te encontrarás con alguna de nosotras y podrás desahogarte. Básicamente compartimos todas las crisis.

Lo dice como si trabajáramos para Elon Musk o algo así. ¿En serio que los médicos pueden ser tan feroces?

-Espero que sea agradable...

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Autor

Louise Bay adora la lluvia, Londres, los días en los que no tiene que maquillarse, disfrutar de tiempo a solas, estar con sus amigos, los elefantes y el champán. Todas sus novelas son auténticos best sellers.
Doctor Perfecto es la última novela de la autora en Phoebe, después del éxito conseguido con Una semana en Nueva York, Altas esferas, Alta sociedad, El escándalo, Noches en París, Noches de promesas, Noches en Índigo y Doctor Inalcanzable, con la serie Mister (Mister Mayfair, Mister Knightsbridge, Mister Smithfield, Mister Park Lane, Mister Bloomsbury y Mister Notting Hill), además de la serie The Royals (El rey de Wall Street, El príncipe de Park Avenue, El duque de Manhattan, El caballero inglés y El aristócrata de Londres) y la bilogía The Gentlemen (El caballero implacable y El caballero equivocado).

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