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Wardraft

E-BookEPUBDRM AdobeE-Book
400 Seiten
Spanisch
NOCTURNAerschienen am13.03.20191. Auflage
¿QUIÉN ES EL HÉROE Y QUIÉN ES EL VILLANO? El esperado desenlace de WARCROSS. Warcross ha cambiado la vida de millones de jugadores. En cuestión de unos años se ha convertido en algo irreemplazable para personas de todo el mundo. Y para Emika Chen también lo era hasta que descubrió la telaraña de traiciones que en realidad ocultaba. Ahora, alguien ha puesto precio a su cabeza y su única posibilidad de supervivencia depende de las personas en las que confía, como los Jinetes Fénix... Y de aquellas en las que no confía, como Cero. Pero toda protección tiene un precio, ¿verdad? 'Warcross es una inyección de adrenalina', Leigh Bardugo, autora de Seis de cuervos 'La trama de esta segunda parte es magnífica, con grandes giros que en ningún momento resultan forzados (...). Una lectura rápida, intensa y espectacular', Kirkus 'Los seguidores de Warcross disfrutarán aún más con el tiempo que se pasa dentro del juego, al igual que con la intriga, la acción y el misterio', School Library Journal  'Deja libre tu agenda, porque no podrás parar de leer Warcross hasta que lo termines', Amie K

Marie Lu, tras licenciarse en la Universidad del Sur de California, trabajó en la industria en los videojuegos para Disney Interactive Studios. Actualmente reside en Los Ángeles, donde se dedica íntegramente a la escritura. Entre 2011 y 2013 publicó la trilogía Legend y entre 2014 y 2016, la de Los Jóvenes de la Élite. Con Warcross (Nocturna, 2018) inicia una serie sobre videojuegos y realidad virtual que concluye en Wardraft (Nocturna, 2019). La bilogía ha figurado durante meses en la lista de best sellers del New York Times y va a publicarse en más de una docena de idiomas.
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Verfügbare Formate
TaschenbuchKartoniert, Paperback
EUR28,58
E-BookEPUBDRM AdobeE-Book
EUR8,99

Produkt

Klappentext¿QUIÉN ES EL HÉROE Y QUIÉN ES EL VILLANO? El esperado desenlace de WARCROSS. Warcross ha cambiado la vida de millones de jugadores. En cuestión de unos años se ha convertido en algo irreemplazable para personas de todo el mundo. Y para Emika Chen también lo era hasta que descubrió la telaraña de traiciones que en realidad ocultaba. Ahora, alguien ha puesto precio a su cabeza y su única posibilidad de supervivencia depende de las personas en las que confía, como los Jinetes Fénix... Y de aquellas en las que no confía, como Cero. Pero toda protección tiene un precio, ¿verdad? 'Warcross es una inyección de adrenalina', Leigh Bardugo, autora de Seis de cuervos 'La trama de esta segunda parte es magnífica, con grandes giros que en ningún momento resultan forzados (...). Una lectura rápida, intensa y espectacular', Kirkus 'Los seguidores de Warcross disfrutarán aún más con el tiempo que se pasa dentro del juego, al igual que con la intriga, la acción y el misterio', School Library Journal  'Deja libre tu agenda, porque no podrás parar de leer Warcross hasta que lo termines', Amie K

Marie Lu, tras licenciarse en la Universidad del Sur de California, trabajó en la industria en los videojuegos para Disney Interactive Studios. Actualmente reside en Los Ángeles, donde se dedica íntegramente a la escritura. Entre 2011 y 2013 publicó la trilogía Legend y entre 2014 y 2016, la de Los Jóvenes de la Élite. Con Warcross (Nocturna, 2018) inicia una serie sobre videojuegos y realidad virtual que concluye en Wardraft (Nocturna, 2019). La bilogía ha figurado durante meses en la lista de best sellers del New York Times y va a publicarse en más de una docena de idiomas.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788417834098
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisDRM Adobe
FormatE101
Verlag
Erscheinungsjahr2019
Erscheinungsdatum13.03.2019
Auflage1. Auflage
Reihen-Nr.2
Seiten400 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse1508 Kbytes
Artikel-Nr.11912618
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe


1

Ocho días para la ceremoniade clausura de Warcross

Alguien está observándome.

Lo noto... Tengo la inquietante sensación de que me siguen, de tener una mirada invisible a mi espalda. Siento un hormigueo en la piel, y mientras me abro camino por las calles de Tokio, empapadas por la lluvia, para reunirme con los Jinetes Fénix, continúo mirando por encima del hombro. La gente pasa apresurada en una corriente constante de paraguas coloridos, trajes de negocios, abrigos demasiado grandes y tacones. No puedo dejar de imaginarme que sus rostros cabizbajos miran todos en mi dirección, sin importar adónde me dirija.

Quizá sea la paranoia que te entra después de tantos años siendo cazarrecompensas. «Estás en una calle concurrida -me digo-. No te sigue nadie».

Han pasado tres días desde que Hideo lanzó el algoritmo. Técnicamente, el mundo ahora debería ser más seguro que nunca. Todas las personas que hayan usado las nuevas lentillas de Juegos Henka -aunque sólo haya sido una vez- deberían estar bajo el control total de Hideo, incapaces de infringir la ley o de hacer daño a otra persona.

Tan sólo los pocos que aún utilizan las lentillas beta, como yo, no se ven afectados.

Así que, en teoría, no debería preocuparme que alguien me siguiera. El algoritmo no le permitiría hacerme daño.

Pero, incluso mientras pienso esto, aflojo el paso para fijarme en la larga cola que rodea la comisaría local. Debe de haber cientos de personas. Están entregándose a las autoridades por todo acto ilegal, cualquiera que sea, que hayan cometido: desde multas de aparcamiento no pagadas o robos de poca monta... hasta asesinato. Esto sucede desde hace tres días.

Mi atención se dirige a una barrera policial al final de la calle. Nos están desviando hacia otra manzana. Las luces de una ambulancia se reflejan en las paredes, iluminando una camilla cubierta que están subiendo al vehículo. Sólo me hace falta echar un vistazo a los agentes que señalan el tejado de un edificio cercano para averiguar lo que ha ocurrido aquí. Otro delincuente ha debido de saltar para matarse. Los suicidios como este han estado inundando las noticias.

Y yo he contribuido a que todo esto sucediera.

Me trago el desasosiego y me doy la vuelta. Hay una mirada vacía, sutil pero importante, en los ojos de todo el mundo. No saben que una mano artificial controla sus mentes y doblega su voluntad.

La mano de Hideo.

Ese recuerdo basta para detenerme en medio de la calle y cerrar los ojos. Aprieto y relajo los puños, incluso cuando el corazón se me sacude ante su nombre. «Soy una idiota».

¿Cómo puede ser que al pensar en él sienta repugnancia y deseo a la vez? ¿Cómo puedo quedarme observando horrorizada esta cola de gente esperando bajo la lluvia fuera de la comisaría, pero seguir ruborizándome al soñar que estoy en la cama con Hideo, recorriendo su espalda con las manos?

«Hemos terminado. Olvídalo». Vuelvo a abrir los ojos y continúo avanzando, tratando de contener la rabia que golpea en mi pecho.

Cuando me meto en los pasillos calientes del centro comercial de Shinjuku, está lloviendo a mares y el agua desdibuja el reflejo de las luces de neón sobre el pavimento resbaladizo.

No obstante, la tormenta no impide los preparativos de la próxima ceremonia de clausura de Warcross, que señalará el final de los juegos de este año. Con las lentillas beta puestas, veo las carreteras y las aceras codificadas con colores, en tonos escarlata y dorado. Cada barrio de Tokio está resaltado como este ahora mismo, destacando en sus calles los colores del equipo más popular de ese vecindario. Encima está terminando una magnífica exhibición de fuegos artificiales virtuales, que atraviesan el cielo oscuro con estallidos de luz. El equipo preferido del barrio de Shinjuku son los Jinetes Fénix, así que los fuegos artificiales de aquí ahora están formando un ave fénix que se alza, arqueando el cuello llameante en un grito de victoria.

Todos los días durante la próxima semana, más o menos, se anunciarán mundialmente los diez mejores jugadores de los campeonatos tras la votación de todos los fans de Warcross. Esos diez jugadores competirán en un torneo final estelar durante la ceremonia de clausura y luego pasarán un año siendo las mayores celebridades del mundo antes de jugar otra vez la siguiente primavera, en la partida de la ceremonia de inauguración. Como la que hackeé para colarme, en la que la lie y cambié drásticamente mi vida hasta el punto de terminar donde estoy ahora.

La gente va disfrazada con orgullo como sus diez más votados este año. Veo a unos cuantos yendo de Asher con su traje en nuestra partida del campeonato en el Mundo Blanco; alguien va ataviado como Jena; otro, como Roshan. Pero hay otras personas que discuten acaloradamente sobre la final. No cabe duda de que se ha hecho trampa. Se usaron potenciadores que no deberían haber estado en juego.

Por supuesto, yo fui la que hizo eso.

Me recoloco la máscara de la cara y dejo que mi pelo arcoíris salga de debajo de la capucha del chubasquero rojo. Mis botas de agua chapotean en la acera. He elegido al azar una cara virtual para colocarla sobre la mía y que al menos la gente que lleve las gafas o las lentillas NeuroEnlace vea a una completa desconocida al mirarme. Para las pocas personas que no las tienen, la máscara debería taparme lo suficiente para mezclarme con los demás que llevan la cara cubierta por la calle.

-Sugoi! -exclama alguien al pasar por mi lado y, cuando me giro, veo un par de chicas con los ojos muy abiertos, sonriendo de oreja a oreja al ver mi pelo. Sus palabras japonesas se traducen al inglés delante de mi visión-: ¡Vaya! ¡Qué buen disfraz de Emika Chen!

Hacen un gesto como si quisieran sacarme una foto y yo les sigo la corriente, levantando las manos para hacer una V de victoria. «¿Vosotras también estáis bajo el control de Hideo?», me pregunto.

Las chicas mueven la cabeza en señal de agradecimiento y continúan circulando. Me coloco bien el monopatín eléctrico que llevo atado encima del hombro. Es un buen disfraz temporal lo de fingir ser yo misma, pero, para una persona acostumbrada a seguir a otros, todavía me siento extrañamente expuesta.

¡Emi! ¿Ya estás por aquí?

El mensaje de Hammie aparece ante mí como un texto blanco translúcido, abriéndose paso a través de mi tensión. Sonrío por instinto y acelero el paso.

Casi.

¿Sabes? Habría sido más fácil que hubieras venido con nosotros.

Vuelvo a echar un vistazo por encima del hombro. Desde luego que habría sido más fácil..., pero la última vez que estuve en el mismo espacio que mis compañeros de equipo, Cero por poco nos mata en una explosión.

Ya no soy una Jinete oficial. La gente haría preguntas si nos vieran salir en grupo esta noche.

Pero habrías estado más a salvo.

Estamos más a salvo así.

Prácticamente puedo oír su suspiro. Me envía otra vez la dirección del bar.

Ahora nos vemos

Paso por el centro comercial y salgo por el otro lado. Dejo atrás los coloridos bloques de Shinjuku para entrar en las calles cutres de KabukichÅ, la zona de prostitución en Tokio. Tenso los hombros. No es una parte peligrosa de la ciudad -desde luego, no lo es comparado con mi barrio en Nueva York-, pero las paredes están cubiertas de pantallas relucientes que anuncian los servicios de chicas guapas y atractivos jóvenes con el pelo de punta, junto a titulares más turbios que no quiero entender.

Hay modelos virtuales, ligeros de ropa, por fuera de los bares, que invitan a entrar a los visitantes. Me ignoran en cuanto advierten que mi perfil indica que soy extranjera y centran su atención en los japoneses más lucrativos que van por las calles.

De todas formas, acelero el paso. Ninguna zona de prostitución del mundo es segura.

Me meto por una calle estrecha en el límite de KabukichÅ. Piss Alley, el callejón de los meados, como llaman a este grupo de pequeños corredores. Los Jinetes lo han escogido para esta noche porque cierra para los turistas durante la temporada del campeonato. Unos guardaespaldas trajeados, con cara de pocos amigos, vigilan las entradas y las salidas de los callejones, ahuyentando a los transeúntes curiosos.

Me quito el disfraz un segundo para que vean mi auténtica identidad. Uno de los guardaespaldas inclina la cabeza y me deja entrar.

Ambos extremos de los callejones están llenos de pequeños bares de sake y puestos de yakitori. A través de las puertas de cristal empañadas, veo las espaldas de otros equipos apiñados delante de parrillas humeantes, discutiendo en voz alta sobre las proyecciones virtuales en las paredes que muestran entrevistas a los jugadores. El olor a lluvia reciente se mezcla con los aromas a ajo, miso y carne frita.

Me quito el chubasquero, lo sacudo y lo doblo para guardarlo en la mochila. Luego me dirijo al último puesto. Este bar es un poco más grande que los demás y da a un callejón tranquilo, bloqueado por ambos lados. La entrada está iluminada por una fila de alegres farolillos rojos y hay unos hombres trajeados situados por allí, en posiciones estratégicas. Uno de ellos advierte mi presencia y se aparta, indicándome que pase.

Camino bajo los farolillos y cruzo una puerta corredera de cristal. Una cortina de aire caliente me envuelve.

¡Registrada en el Bar Sentido de Medianoche!

+500...
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Autor

Marie Lu, tras licenciarse en la Universidad del Sur de California, trabajó en la industria en los videojuegos para Disney Interactive Studios. Actualmente reside en Los Ángeles, donde se dedica íntegramente a la escritura. Entre 2011 y 2013 publicó la trilogía Legend y entre 2014 y 2016, la de Los Jóvenes de la Élite. Con Warcross (Nocturna, 2018) inicia una serie sobre videojuegos y realidad virtual que concluye en Wardraft (Nocturna, 2019). La bilogía ha figurado durante meses en la lista de best sellers del New York Times y va a publicarse en más de una docena de idiomas.