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Pretérito perfecto

E-BookEPUBDRM AdobeE-Book
192 Seiten
Spanisch
Editorial Verbo Divinoerschienen am20.04.20231. Auflage
Este es un libro extraño. No es una biografía, pero la autora habla de sí misma. No es una novela, pero podría serlo. No es un ensayo, pero es reflexivo. No es teología, aunque contiene mucha. Una valiente «confesión» de Mercedes Navarro.

Mercedes Navarro Puerto (Jerez, España, 1951) es doctora en Psicología y Teología y licenciada en Ciencias Bíblicas. Docente de Antiguo Testamento en la Universidad Pontificia de Salamanca, y de Psicología y Religión en la Facultad de Psicología. Cofundadora y expresidenta de la Asociación de Teólogas Españolas (ATE), cofundadora de la Escuela de Teología Feminista de Andalucía (EFETA) y miembro de la Asociación Europea de Mujeres para la Investigación Teológica (ESWTR) y de la Asociación Bíblica Española (ABE). Actualmente es directora general para el área hispana del proyecto editorial 'La Biblia y las mujeres', editado por Editorial Verbo Divino.
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Verfügbare Formate
TaschenbuchKartoniert, Paperback
EUR23,03
E-BookEPUBDRM AdobeE-Book
EUR9,99

Produkt

KlappentextEste es un libro extraño. No es una biografía, pero la autora habla de sí misma. No es una novela, pero podría serlo. No es un ensayo, pero es reflexivo. No es teología, aunque contiene mucha. Una valiente «confesión» de Mercedes Navarro.

Mercedes Navarro Puerto (Jerez, España, 1951) es doctora en Psicología y Teología y licenciada en Ciencias Bíblicas. Docente de Antiguo Testamento en la Universidad Pontificia de Salamanca, y de Psicología y Religión en la Facultad de Psicología. Cofundadora y expresidenta de la Asociación de Teólogas Españolas (ATE), cofundadora de la Escuela de Teología Feminista de Andalucía (EFETA) y miembro de la Asociación Europea de Mujeres para la Investigación Teológica (ESWTR) y de la Asociación Bíblica Española (ABE). Actualmente es directora general para el área hispana del proyecto editorial 'La Biblia y las mujeres', editado por Editorial Verbo Divino.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788490739112
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisDRM Adobe
FormatE101
Erscheinungsjahr2023
Erscheinungsdatum20.04.2023
Auflage1. Auflage
ReiheSurcos
Seiten192 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse1250 Kbytes
Artikel-Nr.11941770
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe



He soñado

Tengo la suerte de haber soñado mucho. Tengo la fortuna de tener dentro y fuera de mí una divina Rûaj, un Espíritu Santo que se alía permanentemente con mi imaginación y con el don de la imaginación. Se convierte en una potente energía creativa. Tanta, que a veces ha rebosado y he necesitado contenerla como se hace con el torrente que produce el deshielo. Soñar ha sido y es para mí un acicate para superar barreras de todo tipo, barreras que a menudo se denominan realismo. No puedo evitar transgredir con mis sueños. He soñado, por ejemplo, con una vida religiosa (en adelante VR) distinta, y ese ejercicio de soñar e imaginar me ha ido transformando sin que yo me diera cuenta, sin percatarme de ello hasta quedar frente a las consecuencias de la transformación. He tardado tiempo en conectar esas consecuencias con mis sueños, lo confieso. Yo he soñado y sueño una VR de mujeres adultas, conscientes, críticas, empoderadas. Y he soñado con que las comunidades religiosas en las que sus miembros cuidan unas de otras -algo que solemos hacer- se convierten en alternativa profética, denunciadora y anunciadora, creativa, a la manera en que hoy deseamos colectivamente gestionar la vejez.

A la vez, mientras esos sueños iban tomando cuerpo, estaba siendo excluida de muchos ámbitos oficiales eclesiásticos. Osé poner por escrito algunos de esos sueños. Formularlos en palabras les dio consistencia, y esa consistencia les otorgó estatuto de verosimilitud e incluso de probabilidad. También tardé mucho tiempo en darme cuenta de que lo que se percibía como amenazante no eran mis críticas, sino mis propuestas alternativas. O sea, mis sueños. Lo más hermoso, pese a todo, ha sido tomar conciencia del peso real que tienen los sueños. De los sueños a «las visiones» a las que se refiere el profeta Joel (Jl 2,28) como capital universal, no hay mucha distancia.

He soñado con una sociedad diferente, con un mundo nuevo, unas relaciones humanas constructivas, una política con y para el pueblo, una sanidad y una educación igualitarias, que alcancen a todo el planeta, y con una tierra respetada y amada por la humanidad. Estos sueños son compartidos. Somos muchas y muchos los que soñamos algo parecido en una misma dirección. Es un alivio. Todos estos ámbitos de mis sueños están coloreados por el violeta y casi púrpura de mi feminismo, hoy por hoy el color más completo y democrático desde el que mirar la vida y el mundo.

La capacidad de soñar, que va de la mano de la imaginación, es profundamente humana y, repito, muy poderosa. Lo atestigua la historia de la humanidad desde sus comienzos conocidos. La imaginación y el sueño, que van más allá de lo útil y necesario, dan origen al arte y desarrollan buena parte de la cultura, la ciencia y, en definitiva, la civilización. Es verdad que también son potencialmente peligrosos, como demuestra la historia de las formas de la violencia, pero en comparación con el desarrollo histórico de la imaginación humanizadora, la violencia imaginada no deja de ser repetitiva en su crueldad. Sucede algo parecido con el poder: sus estrategias de dominación son siempre los mismos perros con distintos collares.

He podido constatar el poco lugar que se deja a los sueños en la religión, incluso en la cristiana, en la que leer los evangelios es como pasear entre un infinito mundo de sueños. Esta coacción a la imaginación en la religión o, mejor, en las religiones nunca deja de sorprenderme. Lo religioso, que es el ámbito del Misterio y, por ello, de lo poco definido y lo que solo puede tantearse, debería ser un área humana y humanizadora de florecimiento imaginativo, pero lo que observo, en cambio, es su repetición, a veces hasta el aburrimiento, reclamada por quienes buscan, sobre todo, seguridad. Es bien sabido que la seguridad y los sueños, la repetición y la imaginación suelen ser incompatibles. Recuerdo el brinco imaginativo que dio mi generación en los ritos litúrgicos después del Concilio Vaticano II. De pronto se abrieron las compuertas a la imaginación retenida, recortada y pobre (a excepción de algunos elementos como la música). Se abrieron las compuertas a los expertos y al pueblo, que reactivó los colores de sus sueños participando, con su diversidad, en los ritos. Al poco tiempo, sin embargo, esas compuertas se volvieron a cerrar llenándose de ojos vigilantes para una vuelta a la rígida ortodoxia. No se dio lugar a vivir el proceso comenzado. Solo quedaron restos estereotipados de lo que prometía ser un desarrollo rico de algo sobre lo que ya no sabremos nada. A mí me ha gustado especialmente preparar liturgias, componer cantos sencillos, desentrañar los símbolos de siempre impregnados de una inmensa y renovada capacidad de transformación. Después de casi dos décadas, todo aquello recrudeció la pobreza de antaño, recubierta ahora de una pátina de supuesta modernidad. Y más adelante volvieron las nostalgias de un pasado idealizado y las devociones se instalaron de nuevo, hasta el día de hoy. Los sueños volvieron a su estado latente y apenas si tenemos noticias de la imaginación. Valga el rito (elemento esencial de una religión) como ejemplo de lo que fue sucediendo en la Iglesia pos-posconciliar.

Los sueños también pueden volverse contra los seres humanos. Ese es su riesgo y esa es también su libertad. Así lo he experimentado a lo largo de mi vida y así lo reconozco en los últimos veinticinco años. Los sueños pueden dejar su lugar e invadir inadecuadamente la realidad, sobre todo cuando esta resulta insoportable. En tal caso los sueños se convierten en refugios peligrosos para la vida, para el desarrollo de las personas, de los proyectos, de los grupos⦠El exceso puede conducir a la locura, y el defecto, al sinsentido. Los sueños son necesarios y lo es también el desarrollo de la imaginación. En una ocasión, la revista 21RS me pidió una breve sección mensual titulada «Imaginar» y, ya que tenía la posibilidad, decidí imaginar poéticamente a lo grande. Pasados algunos meses, descubrí que soñar a lo grande y de forma poética no encuentra eco, sobre todo si se trata de sueños humanistas y no científicos ni tecnológicos. Me he dado cuenta de que la imaginación llevada a los relatos de corte científico resulta creíble, por más disparatados que estos relatos parezcan. Y, ciertamente, el hecho de dar forma a la imaginación activa la capacidad humana de crear. Sucede algo parecido con la tecnología, hasta el punto de que en la mentalidad actual se ha instalado la creencia cuasi mágica de que cualquier cosa es posible. Sin embargo, no ocurre lo mismo en otras áreas de la vida, por ejemplo, en el ámbito de las humanidades. Escribí en 21RS imaginando un pueblo que no fuera masa ni tuviera miedo al poder. Imaginé un universo sin guerras, capaz de transformar los instrumentos de la violencia en instrumentos para la vida, la paz, el bienestar, la cultura, al hilo de la profecía de Isaías («de las espadas se forjarán arados, y de las lanzas, podaderas», Is 2,4). Imaginé la conciencia infinita, un organismo para la conciencia de propiedad universal del arte y la belleza, un Fondo de Alegría Internacional o FAI, un código común de comunicación⦠Realicé un buen ejercicio de imaginación en once artículos, un intento con el que disfruté mucho, aunque interesó más bien poco. Y descubrí que existen muchos relatos realistas y pocos relatos poético-soñadores. Un día di con la novela de Gioconda Belli El país de las mujeres, un relato divertido y de gran despliegue imaginativo en el que la autora da forma a una sociedad con la que apenas si nos atrevemos a soñar. Su lectura me devolvió la energía soñadora cuando notaba que al mejor futuro le iban ganando la partida el derrotismo y la ley de Murphy.

He tenido la fortuna de ser conducida y hasta curada por mis sueños. La capacidad de los sueños para acompañar y guiar los caminos de los seres humanos es conocida desde la Antigüedad. Los clásicos hablan de ellos, pero también algunas historias de la Biblia. Los sueños están ahí, en el fondo de lo humano inaccesible, para guiarnos, advertirnos, consolarnos, compensarnos, para echarnos una mano, en definitiva. No me refiero a los sueños premonitorios, menos frecuentes, sino a los sueños que tenemos de vez en cuando y que, si les prestamos atención, son una maravillosa compañía en la aventura de vivir. Es cierto que necesitamos descifrar su código, pero eso se puede aprender. Yo he tenido la suerte de aprenderlo para mí misma y, a la par, de enseñar a otras personas a descifrar los suyos. Es una experiencia apasionante. Mis sueños me han guiado en incontables ocasiones. Otras veces me han informado de mi situación y me han dado pistas para seguir. Nunca han suplantado la función del yo, que es quien tiene que decidir si atenderlos y buscar la forma de entenderlos y fiarse de ellos. Los sueños han de hacer un importante y esforzado recorrido hasta llegar a la superficie y hacerse accesibles al yo consciente, y reconozco que no siempre me he sentido dispuesta ni con ganas de hacer el esfuerzo, pero siempre que los he atendido lo he agradecido. Como los protagonistas bíblicos, yo también he interpretado la voz de los sueños como voz divina, voz de la divina Rûaj, de mi Sabia interior.

Esos sueños me han guiado a veces a través de verdades dolorosas que no era capaz de confesarme a mí misma y, con frecuencia, me han curado. Han sido mis sueños terapéuticos, beneficiosos. En ocasiones, han sido sueños liberadores. En otras, sueños con pistas sanadoras que el yo ha recogido agradecido para avanzar en el proceso de sanación.

He tenido en...

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Autor

Mercedes Navarro Puerto (Jerez, España, 1951) es doctora en Psicología y Teología y licenciada en Ciencias Bíblicas. Docente de Antiguo Testamento en la Universidad Pontificia de Salamanca, y de Psicología y Religión en la Facultad de Psicología.

Cofundadora y expresidenta de la Asociación de Teólogas Españolas (ATE), cofundadora de la Escuela de Teología Feminista de Andalucía (EFETA) y miembro de la Asociación Europea de Mujeres para la Investigación Teológica (ESWTR) y de la Asociación Bíblica Española (ABE). Actualmente es directora general para el área hispana del proyecto editorial "La Biblia y las mujeres", editado por Editorial Verbo Divino.