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Rosas de fuego. Torrente de las flores

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Spanisch
EDHASAerschienen am27.03.2024
No ha sido el teatro lo que convirtió a Mercè Rodoreda en la voz femenina más poderosa de la literatura catalana de todos los tiempos y, sin embargo, su delicadeza, su estilo sinuoso, su sensibilidad también laten en estas obras. Cuatro piezas incluye esta edición; en realidad, cuatro mundos completamente diferentes: Doña Florentina y su amado Homero, nos invita al salón de unas vecinas, amigas tiempo atrás, donde Zerafina, la criada, al fin ha encontrado su lugar en el mundo; por otro, los vagabundos de El maniquí nos describen el ambiente de marginación en que viven y nos recuerdan que, pese a todo, tienen derecho a soñar en una vida pasa, tal vez inventada, pero mucho mejor; El hostal de las tres camelias nos propone una mirada al drama rural, protagonizado por unos personajes, paradójicamente, típicos pero no tópicos, desde el punto de vista de una sordomuda que se ve obligada a hablar; y, finalmente, en Un día nos adentramos en escenarios que reconocemos como propios de Rodoreda: la casa barcelonesa de Teresa Goday, a quien aquí nos presenta con el nombre de Caterina. Como en el conjunto de su obra narrativa, Rodoreda observa atentamente el comportamiento de sus personajes, reflexiona sobre su condición de manera desinhibida, y entre la risa y la alegría puede devenir en dolor y llanto conmovedor, o viceversa. En suma, este Rosas de fuego es una joya no sólo de la dramaturgia, sino de la literatura en general, y al fin el lector puede disfrutar de una nueva edición con una maravillosa traducción en español.

MERCÈ RODOREDA ( 10-10-1908 / 13-04-1983 ) Es sin duda la escritora catalana más universal de todos los tiempos, y, además la profundidad y la belleza de su estilo, su innegable talento para la creación de personajes femeninos y captación de los ambientes la han convertido en uno de los grandes clásicos de todos los tiempos, de ahí que su obra haya sido traducida a casi una treintena de lenguas. De sus cuatro primeras novelas, sólo recuperó, tras reescribirla, Aloma (ganadora del Premi Crexells en 1937), que le reportó ya un notable éxito internacional. Fue en el exilio donde forjó el grueso de su obra literaria (novela, cuento, teatro y poesía), en la que destacan títulos como La plaza del Diamante (1962), La calle de las Camelias (1966) o Jardín junto al mar (1967), pero a su regreso en 1972 aún escribiría obras tan notables como Espejo roto (1974), Parecía de seda y otros cuentos (1978), Viajes y flores (1980, Premio de la Crítica Serra d'Or, Premio Ciudad de Barcelona y Premio Nacional de Crítica) y Cuánta, cuánta guerra (Premio de la Crítica Serra d'Or 1982). En teatro podemos destacar Rosas de fuego (Torrente de las flores). La profundidad y la belleza de su estilo, su innegable talento para la creación de personajes femeninos y su prespicacia para captar la esencia de los ambientes en que sitúa sus obras la han convertido en uno de los grandes clásicos de la literatura europea del siglo XX.
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TaschenbuchKartoniert, Paperback
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KlappentextNo ha sido el teatro lo que convirtió a Mercè Rodoreda en la voz femenina más poderosa de la literatura catalana de todos los tiempos y, sin embargo, su delicadeza, su estilo sinuoso, su sensibilidad también laten en estas obras. Cuatro piezas incluye esta edición; en realidad, cuatro mundos completamente diferentes: Doña Florentina y su amado Homero, nos invita al salón de unas vecinas, amigas tiempo atrás, donde Zerafina, la criada, al fin ha encontrado su lugar en el mundo; por otro, los vagabundos de El maniquí nos describen el ambiente de marginación en que viven y nos recuerdan que, pese a todo, tienen derecho a soñar en una vida pasa, tal vez inventada, pero mucho mejor; El hostal de las tres camelias nos propone una mirada al drama rural, protagonizado por unos personajes, paradójicamente, típicos pero no tópicos, desde el punto de vista de una sordomuda que se ve obligada a hablar; y, finalmente, en Un día nos adentramos en escenarios que reconocemos como propios de Rodoreda: la casa barcelonesa de Teresa Goday, a quien aquí nos presenta con el nombre de Caterina. Como en el conjunto de su obra narrativa, Rodoreda observa atentamente el comportamiento de sus personajes, reflexiona sobre su condición de manera desinhibida, y entre la risa y la alegría puede devenir en dolor y llanto conmovedor, o viceversa. En suma, este Rosas de fuego es una joya no sólo de la dramaturgia, sino de la literatura en general, y al fin el lector puede disfrutar de una nueva edición con una maravillosa traducción en español.

MERCÈ RODOREDA ( 10-10-1908 / 13-04-1983 ) Es sin duda la escritora catalana más universal de todos los tiempos, y, además la profundidad y la belleza de su estilo, su innegable talento para la creación de personajes femeninos y captación de los ambientes la han convertido en uno de los grandes clásicos de todos los tiempos, de ahí que su obra haya sido traducida a casi una treintena de lenguas. De sus cuatro primeras novelas, sólo recuperó, tras reescribirla, Aloma (ganadora del Premi Crexells en 1937), que le reportó ya un notable éxito internacional. Fue en el exilio donde forjó el grueso de su obra literaria (novela, cuento, teatro y poesía), en la que destacan títulos como La plaza del Diamante (1962), La calle de las Camelias (1966) o Jardín junto al mar (1967), pero a su regreso en 1972 aún escribiría obras tan notables como Espejo roto (1974), Parecía de seda y otros cuentos (1978), Viajes y flores (1980, Premio de la Crítica Serra d'Or, Premio Ciudad de Barcelona y Premio Nacional de Crítica) y Cuánta, cuánta guerra (Premio de la Crítica Serra d'Or 1982). En teatro podemos destacar Rosas de fuego (Torrente de las flores). La profundidad y la belleza de su estilo, su innegable talento para la creación de personajes femeninos y su prespicacia para captar la esencia de los ambientes en que sitúa sus obras la han convertido en uno de los grandes clásicos de la literatura europea del siglo XX.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788435049498
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisDRM Adobe
FormatE101
Verlag
Erscheinungsjahr2024
Erscheinungsdatum27.03.2024
SpracheSpanisch
Dateigrösse1489 Kbytes
Artikel-Nr.14815083
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe


ACTO II

(El mismo decorado que en el primer acto. Han pasado tres o cuatro meses. Florentina está dando clase a un niño de unos nueve años. Zerafina, sentada cerca de la mesa, cose unas cortinas floreadas. El brasero está encendido. El acto empieza siendo de día y, a medida que avance, la luz exterior irá reduciéndose, aunque no llegará a oscurecer del todo. Antes de levantarse el telón ya sonarán escalas).

Florentina: (Sentada al lado del niño que practica escalas). No, ¿ves? Espera, mira... Tienes que poner la mano más plana. Cuando yo aprendía a tocar, debía de tener tu edad; el profesor me ponía diez céntimos en el hombro y, mientras hacía escalas, los diez céntimos no podían caer.

Jaimete: Ah, eso debe de ser muy difícil, doña Florentina.

Florentina: Si no pones la mano más plana, te los pondré. Vuelve a empezar.

(Jaimete va tocando. Zerafina se levanta y remueve la ceniza del brasero. Florentina se gira).

Florentina: Haz un buen hueco en medio. Y cubre los bordes con ceniza, que no queme demasiado rápido. Pero no lo ahogues.

Zerafina: Qué calorcito tan bueno.

Florentina: (A Jaimete, que habrá parado de tocar y se habrá girado). Va, espabila. Do, re, mi, fa, sol, la, si, do, si, la, sol, fa, mi, re, do. Do, re, mi, fa, sol, la, si, do, si, la, sol, fa, mi, re, do... Ahora vas mejor. Y por hoy ya basta. (El niño se levanta). En casa, acuérdate, ¿eh?, como si tuvieras diez céntimos aquí encima. Hala, adiós.

Jaimete: Adiós... Pero disculpe...

Florentina: Dime.

Jaimete: ¿Tendré que estar mucho tiempo haciendo esto de las escalas?

Florentina: Acabas de empezar.

Jaimete: ¿Toda la vida?

Florentina: Ya lo irás viendo. De momento, una hora cada día. Y ahora, vete.

Jaimete: Pero yo quisiera saber hasta cuándo.

Florentina: Hasta que lo hagas bien.

Jaimete: Entonces, toda la vida.

Florentina: Y la lección de solfeo la quiero bien aprendida... Va, si ya sé que eres aplicado y estudioso. Adiós. Hasta el miércoles.

Jaimete: Adiós.

Zerafina: Ya voy a abrirte.

(Florentina cierra el piano. Se acerca al balcón y mira el jardín hasta que regresa Zerafina).

Zerafina: Qué niño tan bueno. Ez el que máz me guzta de todoz.

Florentina: Estoy impaciente por que llegue la primavera. Estos árboles sin hojas, los rosales que son todo espinas, esta humedad... Qué tristeza.

Zerafina: Cuando llegue el buen tiempo, le dejaré un jardín de rechupete. Lo penzaré antez de acoztarme. En el tiezto del medio plantaré clavelinez, y en loz zardinelez pondré montonez de ezaz zemillaz que dan unaz florecitaz blancaz que parecen nubez.

Florentina: En el tiesto de en medio cada año planto geranios rojos. Un círculo de geranios rojos rodeados de una cinta de geranios blancos.

Zerafina: Pero mujer de Dioz, ¿no ve que loz clavelez dan máz aroma? Plantaré clavelez. Y junto al gallinero, campanillaz y un calabacero... ¿No le guzta una buena zopa de calabaza?

Florentina: Sí, pero...

Zerafina: Veo que no tiene ningún cerezo... ¿Por qué no plantamoz uno al fondo?

Florentina: Ya lo pensaremos. ¿Cómo tienes las cortinas?

Zerafina: Laz eztoy acabando, pero loz puntoz me zalen muy grandez... Cuando me dezpierte y vea todaz ezaz florecitaz... Qué bien eztoy en ezta caza... Y todaz laz zeñoraz... y loz niñoz... Me guzta todo, ¿zabe? Ya ze le ha alborotado el pelo.

Florentina: Me pasa siempre. Se me eriza el pelo de una ma­nera...

Zerafina: Ziénteze, que ze lo arreglaré. (Le empieza a arreglar el pelo con mucha calma). Tiene un pelo preciozo...

Florentina: Cuando era joven sí que lo tenía bonito...

Zerafina: Y ahora también. Parecen zerpentinaz. Cuénteme zuz amorez...

Florentina: Hala, hala, va...

Zerafina: ¿Cómo ze conocieron?

Florentina: Vivíamos los unos al lado de los otros...

Zerafina: Eran vecinitoz.

Florentina: Nos sonrojábamos con sólo mirarnos.

Zerafina: Qué gracia.

Florentina: Un día nos encontramos por la calle y me preguntó si me apetecía un dulce, y desde entonces siempre que nos veíamos nos parábamos a charlar...

Zerafina: Debían de zer muy pequeñoz, ¿verdad? Me prometió que me enzeñaría retratoz de cuando eran jóvenez...

Florentina: Otro día...

Zerafina: ¿Ze acordará?

Florentina: ¿Ya estás?

Zerafina: Zí. Ahora eztá máz guapa.

Florentina: (Se alza). Acaba las cortinas y las colgaremos.

Zerafina: ¿Quiere que le prepare una tacita de café?

Florentina: Sí, házmelo cortito, ¿eh? Ya sabes, como a mí me gusta.

Zerafina: Quiere decir que no zea agua zucia, ¿verdad? Lo preparo volando.

(Llaman al timbre. Zerafina hace ademán de ir a abrir. Florentina la retiene).

Florentina: Ve a hacer el café, anda. Ya abro yo.

(Regresa al cabo de un momento con una Chica de unos quince años).

Florentina: Hoy no tienes clase. ¿Qué sucede?

Chica: Vengo a pagarle el mes y a decirle que lo dejo.

Florentina: ¿Qué lo dejas?

Chica: Sí, señora. Mi mamá ha hablado con doña Gertrudis, que es la mujer del jefe de mi papá, y le ha dicho que con usted nunca aprenderé a recitar bien.

Florentina: Todas las chicas y todos los chicos a quienes he dado clases de declamación están contentos. Ellos y sus familias.

Chica: Puede que sí. Pero doña Gertrudis dice que usted sirve para aprender a recitar La vaca cega1, pero dice que, para mí, que quiero ser actriz de teatro, es poca cosa. Aquí tiene la mensualidad, y muchas gracias... (Hace ademán de irse). Usted es buena para piano y solfeo, pero para lo demás... Gracias.

Florentina: (Coge el sobre que la Chica le da). De nada. De nada. (La acompaña).

(La escena queda sin nadie. El cesto baja. Regresa Florentina y se da cuenta inmediatamente).

Florentina: (Abre el balcón). ¿Qué quieres, Zoila?

Zoila: Lee las esquelas de este periódico... Es un periódico pasado, de hace cuatro días. Yo estoy con una señora, pero bajaré en cuanto se vaya.

Florentina: ¿Un periódico de hace cuatro días? (Despliega la hoja de periódico, la lee, la pliega, la vuelve a leer. Al cabo de un momento se sienta con la hoja en la mano. De repente se levanta como un pájaro espantado y se pone a correr por la habitación). Dios mío. Dios mío.

(Entra Zerafina).

Zerafina: Pronto hervirá el agua. Y el café ya eztá molido. Qué aroma... ¿Qué hace tan alborotada? ¿No me oye?

Florentina: ¿Qué dices?

Zerafina: Le digo que el café eztá en marcha.

Florentina: Ya te he oído. Ya...

Zerafina: Me parece que algo le paza.

Florentina: Ay, no sé... Mira... Tráeme el sombrero, el de la paloma..., el abrigo de mudar..., el monedero de satén... Ay, Dios mío... Dios mío...

Zerafina: Me eztá azuztando... Enzeguida ze lo traigo. Qué traztorno.

(Florentina da vueltas por la estancia, coge un jarrón y lo vuelve a dejar donde estaba. Remueve en el brasero. Se acerca al balcón).

Zerafina: Aquí tiene todo lo de zalir. ¿Quiere que la ayude?

Florentina: El abrigo. (Zerafina la ayuda a ponérselo). El sombrero...

Zerafina: Cuando veo ezta paloma, me vuelvo loca de alegría. Ze lo ha puezto un poco torcido... Azí... Ay, el café... (Sale corriendo).

(Llaman. Florentina va a abrir y regresa con Zoila).

Zoila: Me he quedado sin respiración. He tenido que leerlo dos o tres veces. Y tú pareces una muerta. Más muerta que la otra.

Florentina: Ahora entiendo por qué hace tantos días que no viene Homero. Debía de estar enferma.
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Autor

MERCÈ RODOREDA ( 10-10-1908 / 13-04-1983 )
Es sin duda la escritora catalana más universal de todos los tiempos, y, además la profundidad y la belleza de su estilo, su innegable talento para la creación de personajes femeninos y captación de los ambientes la han convertido en uno de los grandes clásicos de todos los tiempos, de ahí que su obra haya sido traducida a casi una treintena de lenguas.
De sus cuatro primeras novelas, sólo recuperó, tras reescribirla, Aloma (ganadora del Premi Crexells en 1937), que le reportó ya un notable éxito internacional. Fue en el exilio donde forjó el grueso de su obra literaria (novela, cuento, teatro y poesía), en la que destacan títulos como La plaza del Diamante (1962), La calle de las Camelias (1966) o Jardín junto al mar (1967), pero a su regreso en 1972 aún escribiría obras tan notables como Espejo roto (1974), Parecía de seda y otros cuentos (1978), Viajes y flores (1980, Premio de la Crítica Serra d'Or, Premio Ciudad de Barcelona y Premio Nacional de Crítica) y Cuánta, cuánta guerra (Premio de la Crítica Serra d'Or 1982). En teatro podemos destacar Rosas de fuego (Torrente de las flores).
La profundidad y la belleza de su estilo, su innegable talento para la creación de personajes femeninos y su prespicacia para captar la esencia de los ambientes en que sitúa sus obras la han convertido en uno de los grandes clásicos de la literatura europea del siglo XX.
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Sicart Olavide, Gala
Übersetzung

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