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E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
472 Seiten
Spanisch
Capitán Swing Libroserschienen am12.06.20231. Auflage
En este vívido y cautivador viaje a través de los colores de la paleta de un artista, Victoria Finlay nos lleva a una apasionante aventura alrededor del mundo y a través de los tiempos, iluminando cómo los colores que elegimos valorar han determinado la historia de la propia cultura. ¿Cómo viajó el preciado color azul desde las remotas minas de lapislázuli de Afganistán hasta el pincel de Miguel Ángel? ¿Cuál es la relación entre la pintura marrón y las antiguas momias egipcias? ¿Por qué Robin Hood vestía de verde Lincoln? En Color, Finlay explora los materiales físicos que colorean nuestro mundo, como los minerales preciosos y la sangre de los insectos, así como los significados sociales y políticos que el color ha tenido a lo largo del tiempo. Los emperadores romanos solían llevar togas teñidas de un color púrpura que se fabricaba con un oloroso marisco libanés, lo que probablemente significaba que su olor les precedía. En el siglo XVIII, el tinte negro se llamaba logwood y crecía a lo largo del Meno español. Algunas de las primeras plantaciones de índigo fueron iniciadas en América, sorprendentemente, por una chica de diecisiete años llamada Eliza. Y el popular cuadro de Van Gogh Rosas blancas de la Galería Nacional de Washington tuvo que ser rebautizado después de que un investigador descubriera que las flores estaban hechas originalmente con una pintura rosa que se había desvanecido hacía casi un siglo. El color está repleto de personas, acontecimientos y anécdotas extraordinarias, pintadas de forma aún más deslumbrante por el atractivo estilo de Finlay. Embárquese en una emocionante aventura con esta intrépida periodista mientras viaja en burro por las antiguas rutas comerciales de la seda; con los fenicios que navegaban por el Mediterráneo en busca de una concha especial de color púrpura que cosechaba riqueza, sustento y prestigio; con los modernos agricultores chilenos que crían y desangran insectos por su viscosa sangre roja. Los colores que elaboran nuestro mundo nunca han sido tan brillantes.

Estudió Antropología Social en la Universidad de St Andrews, Escocia y en el William & Mary College, Virginia. Su primer trabajo fue como becaria de gestión en Reuters, en Londres y Escandinavia, peros sueño era ser una verdadera periodista de noticias, escribiendo sobre la vida de la gente en momentos dramáticos y traumáticos. Así que se fue a estudiar periodismo para obtener un diploma de tres meses en el London College of Printing. Pasó 12 años en Hong Kong escribiendo para The Hong Kong Standard, RTHK (brevemente) y, finalmente, The South China Morning Post, como reportera de noticias y luego como editora de arte. Los últimos años ha trabajado en programas de desarrollo con su marido, a través de su organización benéfica, ARC. Da charlas y escribe para varias publicaciones, como Orion, Apollo, The Independent, The Smithsonian Magazine y The South China Morning Post.
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Verfügbare Formate
TaschenbuchKartoniert, Paperback
EUR37,50
E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
EUR12,99

Produkt

KlappentextEn este vívido y cautivador viaje a través de los colores de la paleta de un artista, Victoria Finlay nos lleva a una apasionante aventura alrededor del mundo y a través de los tiempos, iluminando cómo los colores que elegimos valorar han determinado la historia de la propia cultura. ¿Cómo viajó el preciado color azul desde las remotas minas de lapislázuli de Afganistán hasta el pincel de Miguel Ángel? ¿Cuál es la relación entre la pintura marrón y las antiguas momias egipcias? ¿Por qué Robin Hood vestía de verde Lincoln? En Color, Finlay explora los materiales físicos que colorean nuestro mundo, como los minerales preciosos y la sangre de los insectos, así como los significados sociales y políticos que el color ha tenido a lo largo del tiempo. Los emperadores romanos solían llevar togas teñidas de un color púrpura que se fabricaba con un oloroso marisco libanés, lo que probablemente significaba que su olor les precedía. En el siglo XVIII, el tinte negro se llamaba logwood y crecía a lo largo del Meno español. Algunas de las primeras plantaciones de índigo fueron iniciadas en América, sorprendentemente, por una chica de diecisiete años llamada Eliza. Y el popular cuadro de Van Gogh Rosas blancas de la Galería Nacional de Washington tuvo que ser rebautizado después de que un investigador descubriera que las flores estaban hechas originalmente con una pintura rosa que se había desvanecido hacía casi un siglo. El color está repleto de personas, acontecimientos y anécdotas extraordinarias, pintadas de forma aún más deslumbrante por el atractivo estilo de Finlay. Embárquese en una emocionante aventura con esta intrépida periodista mientras viaja en burro por las antiguas rutas comerciales de la seda; con los fenicios que navegaban por el Mediterráneo en busca de una concha especial de color púrpura que cosechaba riqueza, sustento y prestigio; con los modernos agricultores chilenos que crían y desangran insectos por su viscosa sangre roja. Los colores que elaboran nuestro mundo nunca han sido tan brillantes.

Estudió Antropología Social en la Universidad de St Andrews, Escocia y en el William & Mary College, Virginia. Su primer trabajo fue como becaria de gestión en Reuters, en Londres y Escandinavia, peros sueño era ser una verdadera periodista de noticias, escribiendo sobre la vida de la gente en momentos dramáticos y traumáticos. Así que se fue a estudiar periodismo para obtener un diploma de tres meses en el London College of Printing. Pasó 12 años en Hong Kong escribiendo para The Hong Kong Standard, RTHK (brevemente) y, finalmente, The South China Morning Post, como reportera de noticias y luego como editora de arte. Los últimos años ha trabajado en programas de desarrollo con su marido, a través de su organización benéfica, ARC. Da charlas y escribe para varias publicaciones, como Orion, Apollo, The Independent, The Smithsonian Magazine y The South China Morning Post.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788412687859
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisePub Wasserzeichen
FormatE101
Erscheinungsjahr2023
Erscheinungsdatum12.06.2023
Auflage1. Auflage
ReiheEnsayo
Seiten472 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse14499 Kbytes
Artikel-Nr.11904272
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe



Prólogo

El principio del arco iris

«Una imagen reflejada en un espejo, un arco iris en el cielo y una escena pintada producen una impresión en la mente, pero en esencia son algo distinto de lo que parecen. Mira con intensidad el mundo y verás una ilusión, el sueño de un mago».

VII DALÁI LAMA, «Song of the Immaculate Path»[1]

Fue una tarde de sol, que brillaba aún tras la lluvia reciente, cuando entré por primera vez en la catedral de Chartres. No recuerdo la arquitectura, ni siquiera tengo una idea concreta del espacio en el que me encontré aquel día, pero lo que sí recuerdo es la sensación de unas luces azules y rojas que bailaban sobre las piedras blancas. Y recuerdo que mi padre me tomó de la mano y me contó que el vidrio de colores se había creado hacía casi ochocientos años, «y hoy no sabemos cómo hacer ese azul». Yo tenía ocho años y sus palabras hicieron caer en barrena mi explicación del mundo. Hasta entonces siempre había creído que el mundo se volvía cada vez más listo y mejor. Pero aquel día mi teoría sobre la evolución de la historia sufrió un batacazo y, para bien o para mal, nunca ha vuelto a enderezarse. Más o menos por entonces, decidí en mi pequeño pero resuelto corazón que averiguaría «sobre los colores». Algún día.

Pero luego se me olvidó. No seguí un camino que me llevara a fabricar vidrio, ni siquiera que me ilusionara por el arte; mi escuela no ofrecía un ambiente creativo que animase a los niños sin aptitudes para el dibujo. Lo que descubrí fue la antropología social, a la que siguió una breve incursión en el mundo de los negocios y después en el periodismo informativo. Pero el periodismo informativo se convirtió en periodismo artístico, y cada vez que oía anécdotas sobre los colores -un arqueólogo que explicaba cómo los chinos dependieron de Persia para el azul de su famosa porcelana Ming; el sorprendente descubrimiento de que, en tiempos lejanos, los pintores ingleses embadurnaban sus lienzos con personas muertas; los pintores de Hanói que comentaban lo que había cambiado su trabajo no solo porque tuvieran cosas nuevas que decir a medida que Vietnam se abría, sino simplemente porque disponían de pinturas mejores y de colores más vivos- aquellos recuerdos infantiles despertaban.

Un día llegué a Melbourne a cubrir el festival de las artes de la ciudad para el South China Morning Post y empleé una hora libre entre dos espectáculos para visitar una librería universitaria. Sin ningún propósito, tomé un voluminoso libro de arte, lo abrí al azar y leí estas palabras: «AMARILLO INDIO: Antigua laca de ácido euxántico que se hacía en la India calentando la orina de vacas alimentadas con hojas de mango». Y después estas otras: «VERDE ESMERALDA: [â¦] Es el más brillante de los verdes [â¦] en la actualidad totalmente rechazado [â¦] por ser un veneno peligroso. [â¦] Se vendía como insecticida». Con mucha frecuencia la historia del arte se dedica a observar a quienes crearon el arte, pero en ese momento me di cuenta de que también había historias que contar sobre aquellas personas que crearon las cosas con las que se creó el arte.

Mi corazón comenzó a palpitar y tuve la extraña sensación de que aquello se parecía bastante al enamoramiento. Era un sentimiento molesto para experimentarlo en una librería, de modo que me puse a prueba. Incluso la definición más aburrida (lo cual es discutible) me provocó un mareo con su paradoja: «ROSA HOLANDÉS: Una laca amarilla fugaz que se obtiene a partir de los frutos del espino». Me quedé entusiasmada con el libro, así que actué como cualquier amante reacio cuando no sabe lo que le conviene: le volví la espalda, no tomé nota de su nombre ni de cómo adquirirlo⦠y después soñé con él durante meses. De vuelta en Melbourne, más o menos un año después, con una beca de investigación del Gobierno australiano, lo primero que hice fue regresar a esa librería. Para entonces el libro -el clásico de Ralph Mayer Materiales y técnicas del arte- estaba rebajado, porque lo había hojeado demasiada gente. Me lo tomé como una buena señal y lo compré.

En esos doce meses me di cuenta de que -de forma casi subconsciente- había estado buscando un libro que respondiera a mis preguntas sobre pinturas y tintes -¿qué aspecto tiene una cochinilla?, ¿en qué lugar del mapa de Afganistán puedo encontrar las minas de azul ultramar?, ¿por qué el cielo es azul?-, pero no había conseguido hallarlo en ningún sitio. Así que decidí escribirlo yo misma. Desde entonces se han publicado varios libros sobre el color -Malva, de Simon Garfield; Madder Red, de Robert Chenciner; Los materiales del color, de François Delamare y Bernard Guineau, y más recientemente La invención del color, de Philip Ball- y he localizado algunas fuentes excelentes en las bibliotecas, en particular Color y cultura, de John Gage, e Indigo, de Jenny Balfour-Paul, pero hay muchos más. Estoy encantada de no haberlos encontrado antes, pues entonces no me habría atrevido a sugerir mi propio libro y me habría perdido algunos encuentros y viajes maravillosos, en los que descubrí por qué la pintura roja puede ser de verdad el color de la sangre, cómo los trabajadores del índigo amenazaron en tiempos los cimientos del Imperio británico o que en una ocasión todo un país construyó su comercio -y consiguió su nombre- a partir del color morado.

Hay algo de teoría mezclada con los viajes, pero este no es el lugar donde encontrar detallados debates sobre las armonías cromáticas o la ciencia de los colores. En cambio, es un libro lleno de relatos y anécdotas, historias y aventuras inspiradas en la búsqueda humana del color; en su mayor parte en el arte, pero a veces en la moda y el diseño de interiores, la música, la porcelana e incluso, en un caso, en los buzones. La mayoría de las historias tienen lugar antes de finales del siglo XIX; no porque el XX no sea interesante, sino porque ocurrieron tantas cosas relativas al color después de la década de 1850 -en arte, música, ciencia, salud, psicología, modaâ¦, de hecho en todas las áreas- que estos avances pueden ser, y en verdad lo han sido, tema principal de sus propios libros.

El reto inicial a la hora de escribir acerca de los colores es que, en realidad, estos no existen. O mejor dicho, sí existen, pero solo porque nuestra mente los crea como interpretación de las vibraciones que ocurren a nuestro alrededor. Todo en el universo -ya se clasifique como «sólido», «líquido», «gaseoso» o incluso «vacío»- riela, vibra y cambia constantemente. Pero nuestros cerebros no creen que ese sea un modo muy útil de comprender el mundo; por lo tanto, traducimos lo experimentado a conceptos como «objetos», «olores», «sonidos» y, desde luego, «colores», que en conjunto nos resultan más fáciles de entender.

El universo late con una energía que llamamos «ondas electromagnéticas». La variedad de frecuencia de las ondas electromagnéticas es enorme, desde las ondas de radio, a veces separadas entre sí por más de diez kilómetros, hasta las diminutas ondas cósmicas, que se mueven en longitudes de onda de alrededor de una billonésima parte de un milímetro, pasando por los rayos X y ultravioleta, los infrarrojos, la televisión y los rayos gamma. Pero el ojo humano medio solo puede detectar una porción pequeñísima de esta amplia gama; de hecho, solo la porción con longitudes de onda de entre 0,00038 y 0,00075 milímetros. Parece un pequeño diferencial, pero para nuestros ojos y nuestras mentes estos números son mágicos. A esta sección la conocemos como «luz visible» y dentro de ella distinguimos unos diez millones de variantes. Cuando nuestros ojos ven el abanico completo de luz visible, lo leen como «blanco»; cuando algunas de las longitudes de onda no se perciben, las ven como «coloreadas».

Así, al ver el «rojo» lo que vemos en realidad es la porción del espectro electromagnético de longitud de onda de unos 0,0007 milímetros, en una situación en la que las demás longitudes de onda están ausentes. Son nuestros cerebros (y nuestro idioma) los que nos informan de que es «rojo», y al mismo tiempo suelen adjuntar etiquetas culturales que nos dicen que es poderoso o que es el color del amor, o que es una señal de tráfico que significa que debemos detenernos.

En 1983 el científico norteamericano Kurt Nassau identificó quince formas por las que algo puede tener color[2] y la lista (si hay suerte) comienza como la tonta canción de un musical: «En el candelero, incandescencia, vibración, emoción; / en la luz blanca, transición, refracción, dispersión⦻. Todo muy complicado. En términos más sencillos, el colorido puede dividirse en dos causas principales: químicas y físicas. Dentro de las causas «químicas» del color podemos incluir los matices delicados o chillones de los...

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Estudió Antropología Social en la Universidad de St Andrews, Escocia y en el William & Mary College, Virginia. Su primer trabajo fue como becaria de gestión en Reuters, en Londres y Escandinavia, peros sueño era ser una verdadera periodista de noticias, escribiendo sobre la vida de la gente en momentos dramáticos y traumáticos. Así que se fue a estudiar periodismo para obtener un diploma de tres meses en el London College of Printing. Pasó 12 años en Hong Kong escribiendo para The Hong Kong Standard, RTHK (brevemente) y, finalmente, The South China Morning Post, como reportera de noticias y luego como editora de arte. Los últimos años ha trabajado en programas de desarrollo con su marido, a través de su organización benéfica, ARC. Da charlas y escribe para varias publicaciones, como Orion, Apollo, The Independent, The Smithsonian Magazine y The South China Morning Post.