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Verano en Barcelona

E-BookEPUBDRM AdobeE-Book
416 Seiten
Spanisch
NOCTURNAerschienen am09.01.2023
Nueva entrega de la serie de 'Otoño en Londres', un spin-off de lectura independiente y con personajes en común XIMENA llega a Barcelona con un único objetivo: ponerse a prueba. Tal vez su nueva compañera de piso, LAIA, la ayude a perder su timidez. Estudiar en otra ciudad sirve para encontrarse a uno mismo, al fin y al cabo, y si no que se lo digan a LILY, que lo dejó todo para mudarse a Londres... y ahora es a TOM al que acaba de dejar. Sí, ni siquiera AVA comprende el misterio de esos dos. Algo parecido le ocurre a JC con su propia situación sentimental y con la de su mejor amigo ALFRED, porque ¿quién iba a entender la relación intermitente que mantiene con MIREIA? En especial ahora que ha conocido a XIMENA... Dicen que los amores de verano arden mucho y te queman pronto... Aunque también pueden no apagarse. 'Los diferentes personajes, secretos y cambios de rumbo del primer tomo, Otoño en Londres, te atraparán hasta la última página. ¡Y qué final! Aún estoy con la boca abierta'. Blue Jeans, autor de El club de los incomprendidos.

Andrea Izquierdo nació en Zaragoza en 1995. En 2014 creó un canal literario de Youtube con el seudónimo de Andreo Rowling que ya ha conseguido más de 140.000 suscriptores. En la actualidad compagina sus estudios de Derecho y Administración de Empresas en la Universidad de Zaragoza con la escritura de la serie que se inicia con Otoño en Londres (2016) y continúa en Invierno en Las Vegas (2017). Escape: Las siete pociones (2018) es su último libro, una novela sobre una escape room de Harry Potter en la que el lector debe ir tomando algunas decisiones.
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Verfügbare Formate
BuchKartoniert, Paperback
EUR25,84
E-BookEPUBDRM AdobeE-Book
EUR6,99

Produkt

KlappentextNueva entrega de la serie de 'Otoño en Londres', un spin-off de lectura independiente y con personajes en común XIMENA llega a Barcelona con un único objetivo: ponerse a prueba. Tal vez su nueva compañera de piso, LAIA, la ayude a perder su timidez. Estudiar en otra ciudad sirve para encontrarse a uno mismo, al fin y al cabo, y si no que se lo digan a LILY, que lo dejó todo para mudarse a Londres... y ahora es a TOM al que acaba de dejar. Sí, ni siquiera AVA comprende el misterio de esos dos. Algo parecido le ocurre a JC con su propia situación sentimental y con la de su mejor amigo ALFRED, porque ¿quién iba a entender la relación intermitente que mantiene con MIREIA? En especial ahora que ha conocido a XIMENA... Dicen que los amores de verano arden mucho y te queman pronto... Aunque también pueden no apagarse. 'Los diferentes personajes, secretos y cambios de rumbo del primer tomo, Otoño en Londres, te atraparán hasta la última página. ¡Y qué final! Aún estoy con la boca abierta'. Blue Jeans, autor de El club de los incomprendidos.

Andrea Izquierdo nació en Zaragoza en 1995. En 2014 creó un canal literario de Youtube con el seudónimo de Andreo Rowling que ya ha conseguido más de 140.000 suscriptores. En la actualidad compagina sus estudios de Derecho y Administración de Empresas en la Universidad de Zaragoza con la escritura de la serie que se inicia con Otoño en Londres (2016) y continúa en Invierno en Las Vegas (2017). Escape: Las siete pociones (2018) es su último libro, una novela sobre una escape room de Harry Potter en la que el lector debe ir tomando algunas decisiones.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788417834814
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisDRM Adobe
FormatE101
Verlag
Erscheinungsjahr2023
Erscheinungsdatum09.01.2023
Reihen-Nr.4
Seiten416 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse4406 Kbytes
Artikel-Nr.11912453
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe


ALFRED

Cada día que pasa, salgo más tarde al trabajo. Desde que descubrí que, con un poco de suerte, podía llegar en diecisiete minutos, me he acostumbrado a salir de casa con un margen máximo de veinte minutos para apurar todo el tiempo posible en la cama. Ya me han echado la bronca un par de veces en el último mes por fichar cinco minutos tarde, por lo que hoy me preparo en cuestión de segundos, lavándome los dientes mientras me visto a toda prisa, y salgo corriendo. Atravieso el salón intentando no hacer ruido para no despertar a mi compañero, pero mis pisadas se escuchan demasiado por culpa del parqué.

La zona oeste del barrio del Eixample me da los buenos días con una caravana de coches pitando porque el semáforo se ha puesto ya en verde. Las motos se cuelan entre los coches y siguen su marcha, ajenas a todo lo que está sucediendo. Eso parece enfadar todavía más a los conductores. La gente no tiene mucha paciencia y sigue pitando, como si eso solucionara las cosas.

Camino con paso ágil en dirección a la cafetería. Si me distraigo, lo más probable es que vuelva a fichar tarde. Me pongo los cascos para no oír el ruido de los vehículos y prosigo la marcha. Cruzo dos calles, giro a la derecha y, después, a la izquierda. Reconozco el sonido de la persiana de la cafetería levantándose por completo y veo que he llegado justo a tiempo. No me esfuerzo en reprimir una sonrisa mientras saludo a María. Estos días de verano me tocan casi todos los turnos con ella.

-Buenos días -le saludo, yendo como una flecha al aparato.

Ficho con la huella dactilar mientras María me saluda de vuelta y voy directo a ponerme el uniforme. Abro mi casilla y me cambio los pantalones, la camiseta y me ato el delantal con el logo de la cafetería. Me miro al espejo un segundo para comprobar que mi pelo está más o menos decente, teniendo en cuenta que ni siquiera me ha dado tiempo a peinarme. Corrijo un par de mechones y vuelvo a salir a la sala, listo para ir encendiendo todas las máquinas. El calor aquí dentro es insoportable, y eso que con el aire acondicionado se enfría bastante rápido. Me lavo las manos, aprovechando para refrescarme la cara y la nuca mientras mi compañera pone en marcha la máquina de picar hielo. Abrimos en media hora exacta.

-¿Qué tal? -me pregunta.

Me encojo de hombros. De un día para otro, y con los horarios que tenemos en hostelería, tampoco es que haya tenido tiempo para hacer muchas cosas desde la última vez que la vi.

-Cansado, sin más -respondo-. ¿Tú?

-Igual -dice de forma automática-. Bueno, en realidad muy bien porque esta noche tengo una cita.

-¿En serio?

Utilizo un tono demasiado sorprendido y María se gira para mirarme, levantando una ceja.

-Sí, ¿qué pasa? -responde, entre amenazante y divertida.

Me encojo de hombros mientas me ato bien el delantal, que no se me ha ajustado bien a la primera.

-Nada, que es inusual, eso es todo; ¿cómo se llama?

-Pol -dice ella, sonriendo mientras mira hacia la puerta para asegurarse de que no entra nadie.

Al oír su nombre, no puedo evitar reírme.

-¿Y ahora qué pasa? Ya sabía yo que no debería haberte contado nada⦠-me reprocha, cruzándose de brazos.

-Nada, nadaâ¦

Intento escabullirme, pero ya es demasiado tarde:

-No, ahora me lo dices -insiste María.

-Pues⦠-digo entre dientes- que⦠Digamos que os habéis juntado los dos nombres más comunes que podían existir, por lo menos en Cataluña.

María me observa con los ojos entrecerrados y me imagino que por su mente están pasando mil maneras diferentes de asesinarme.

-¡Mi nombre no es tan común aquí! -protesta, aunque sabe que tengo algo de razón-. Hay muchísimas más Júlias, Nurias, Laiasâ¦

-Y Marías⦠¡Ay! -me quejo cuando un vaso de plástico me golpea en la cabeza. No sabía que María tenía tan buena puntería.

-¿Ves por qué no te cuento nada? -se queja ella.

-Nooo, en serio. -Doy un paso atrás para que no se enfade-. Me alegro mucho, espero que lo paséis genial. Ya me contarás cómo va, ¿eh?

Mi compañera me mira con cara de no creerse ni una palabra de lo que he dicho. Pero, en el fondo, lo pienso así de verdad. María no ha tenido mucha suerte con el amor en el pasado, por lo que sé, así que espero de veras que esta cita le vaya bien. Y que ese tal Pol sea buena persona.

Nos quedamos un rato en silencio. Reviso que todas las mesas estén limpias y repaso una que parece un poco pegajosa. Me distraigo arreglando las sillas y comprobando que los baños están aprovisionados. Cuando llega la hora de abrir, mi compañera levanta del todo la persiana. Se repasa la coleta con parsimonia, para cerciorarse de que ningún pelo se ha quedado fuera.

-¿Y tú qué tal con Mireia?

La pregunta me pilla fuera de juego. Casi nunca hablamos de ella, y, cuando lo hacemos, es porque ha ocurrido algo importante y soy yo el que saca el tema.

-Mejor ni te cuento⦠-murmuro para quitármela de encima.

Antes de que pueda comentar nada, el primer cliente del día entra por la puerta y yo, por primera vez en mucho tiempo, me alegro enormemente de ver una persona tan madrugadora.

-¿Preparar o atender? -me pregunta María por lo bajo mientras el hombre se acerca al mostrador.

-Atender -respondo, por variar.

Por lo general, yo suelo preparar las bebidas, pero hoy prefiero distraerme de cara al público. Es lunes por la mañana y mucha gente viene con prisa. Le atiendo a él y a las siguientes personas que desfilan por la cafetería. A esas horas nadie se queda sentado en las mesas, así que estamos tranquilos hasta las once y media, más o menos.

-¿Y dónde va a ser la cita? -le pregunto a María, volviendo a sacar el tema.

-Pues⦠vamos a cenar a un restaurante chino, uno nuevo por Gràcia, ¿sabes? Había pensado en ir al cine, pero la verdad es que no me apetece sentarme dos horas al lado de alguien al que acabo de conocer sin saber si nos vamos a llevar bien o noâ¦

-Pero ¿es la primera cita? -pregunto. Por algún motivo, me había hecho a la idea de que ya se habían visto antes.

-Sí, sí. Nos conocimos por Twitter.

Dejo que María me vaya contando toda la historia mientras limpio los restos de la bebida de fresa y plátano que acabo de preparar. El reloj de la iglesia va marcando todas las horas y, cuando son las dos, me voy a descansar. Aunque estoy muy cerca de casa, prefiero quedarme por aquí que regresar. Si no, luego me da mucha pereza volver. Me quito el delantal, aunque me quedo con el resto de la ropa de trabajo puesta. El pantalón es largo, pero, como el aire acondicionado está a tope, no me molesta.

Cojo un sándwich de pollo, queso y mayonesa que ayer se chafó en el almacén y me sirvo un vaso de agua con gas. Saco el móvil del casillero, lo conecto al wifi de la cafetería y como con calma mientras veo Twitter. Me imagino a María y a Pol cruzándose por casualidad y hablando por primera vez. ¿Cómo se conocieron realmente? ¿Alguno de ellos se equivocaría al mencionar a una persona y fue todo un afortunado error? ¿Los dos respondieron al mismo tuit y a partir de ahí comenzaron a hablar? Como no tengo nada mejor que hacer, investigo si hay algún Pol en sus últimas interacciones, pero abandono la búsqueda enseguida. Prefiero que sea ella la que me cuente.

Paso la siguiente hora echando una cabezadita, jugando a minijuegos y buscando información sobre el mejor sitio de Barcelona para tatuarme. Cuando me empiezan a molestar las piernas, salgo un segundo a dar un paseo por el barrio hasta que me toque entrar. María se ha marchado a casa mientras estaba dormido y Alena ha venido para sustituirla para después, en la hora punta de la tarde, quedarse conmigo hasta el cierre. La saludo con un gesto de cabeza porque veo que tiene un auricular puesto. Si lo viera el jefe, se enfadaría muchísimo. Salgo de la cafetería y voy caminando sin rumbo, dejando que mis pasos esquiven automáticamente a los turistas. Me meto por calles por las que no había ido todavía y me paro de vez en cuando, como si fuera uno de ellos, a mirar las fachadas de los edificios, los enormes maceteros llenos de flores y los escaparates de tiendas en las que no me podría permitir ni el botón de una camisa. Sin embargo, mis pies no me llevan muy lejos. Tras quince minutos de paseo, Alena me manda un audio para pedirme que regrese al trabajo porque ha llegado un grupo bastante grande y no va a poder hacerlo todo sola. Doy la vuelta y me apresuro. Sé que no es mi horario, y que debería estar descansando, pero también sé que la hostelería no es un negocio fácil y que muchas veces hay que sacrificar el tiempo libre para poder mantener el trabajo. No debería ser así, pero es lo que hay.

-Ya estoy aquí -saludo a Alena en cuanto me pongo de nuevo el delantal.

Ella suspira, aliviada. No necesito mirar la gente que hay esperando, porque ya he tenido que atravesarla al entrar en la cafetería. Parece ser que un grupo de estudiantes se han puesto de acuerdo para venir todos a la vez.

-¿Qué clase de universidad da clases en verano? -susurro, con el tono justo para que Alena me escuche.

No hay que ser muy observador para darse cuenta de que todo el grupo de estudiantes va junto. La mayoría...
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Autor

Andrea Izquierdo nació en Zaragoza en 1995. En 2014 creó un canal literario de Youtube con el seudónimo de Andreo Rowling que ya ha conseguido más de 140.000 suscriptores. En la actualidad compagina sus estudios de Derecho y Administración de Empresas en la Universidad de Zaragoza con la escritura de la serie que se inicia con Otoño en Londres (2016) y continúa en Invierno en Las Vegas (2017). Escape: Las siete pociones (2018) es su último libro, una novela sobre una escape room de Harry Potter en la que el lector debe ir tomando algunas decisiones.