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E-BookEPUBDRM AdobeE-Book
608 Seiten
Spanisch
NOCTURNAerschienen am01.12.20231. Auflage
Hay quien dice que no hay nada peor que perder la vida. Cuando el alpinista Nick Grevers sale del coma, descubre que su compañero de escalada está desaparecido y lo han dado por muerto. Nick, que tiene la cara cubierta de vendas y horribles heridas, alega amnesia. Pero en realidad lo recuerda todo. Recuerda cómo ambos sintieron una singular atracción magnética por el Maudit, un pico remoto y escasamente documentado en los Alpes suizos. Recuerda la impresión de que no estaban solos. Recuerda que ahí arriba había algo o alguien a la espera... Y tampoco dice que ahora tiene una extraña sensación. Como si algo hubiera despertado en su interior. Tras cosechar un inmenso éxito con HEX, conseguir el aplauso de escritores como George R. R. Martin o Stephen King, resultar finalista del World Fantasy Award y ganar premios como el Locus, el Hugo, el Harland y el Kelvin del festival Celsius 232, Thomas Olde Heuvelt vuelve con una historia tan terrorífica como emocionante.

Thomas Olde Heuvelt nació en Nimega, Países Bajos, en 1983. Estudió Filología Inglesa y Literatura Norteamericana en la Universidad Radboud y en la Universidad de Ottawa. Entre otros reconocimientos, ha ganado el premio Hugo a mejor novela corta, se le ha galardonado con el Harland en tres ocasiones y se lo ha nominado a un World Fantasy Award. En 2013 publicó HEX (Nocturna, 2020) en neerlandés y posteriormente lo reescribió en inglés cambiando el escenario y el desenlace de la historia, con lo que obtuvo un éxito global: además de convertirse en un superventas tanto en Europa como en Estados Unidos, la novela se ha publicado en una veintena de idiomas y Warner Bros. ha comprado sus derechos televisivos y cinematográficos. Con su nueva novela, Eco (Nocturna, 2023), ha conseguido otro éxito de ventas y el aplauso de la crítica. En palabras de Thomas Olde Heuvelt, sus héroes literarios de la infancia eran Stephen King y Roald Dahl, quienes le inculcaron la admiración por la ficción oscura.
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Verfügbare Formate
BuchKartoniert, Paperback
EUR33,00
E-BookEPUBDRM AdobeE-Book
EUR8,99

Produkt

KlappentextHay quien dice que no hay nada peor que perder la vida. Cuando el alpinista Nick Grevers sale del coma, descubre que su compañero de escalada está desaparecido y lo han dado por muerto. Nick, que tiene la cara cubierta de vendas y horribles heridas, alega amnesia. Pero en realidad lo recuerda todo. Recuerda cómo ambos sintieron una singular atracción magnética por el Maudit, un pico remoto y escasamente documentado en los Alpes suizos. Recuerda la impresión de que no estaban solos. Recuerda que ahí arriba había algo o alguien a la espera... Y tampoco dice que ahora tiene una extraña sensación. Como si algo hubiera despertado en su interior. Tras cosechar un inmenso éxito con HEX, conseguir el aplauso de escritores como George R. R. Martin o Stephen King, resultar finalista del World Fantasy Award y ganar premios como el Locus, el Hugo, el Harland y el Kelvin del festival Celsius 232, Thomas Olde Heuvelt vuelve con una historia tan terrorífica como emocionante.

Thomas Olde Heuvelt nació en Nimega, Países Bajos, en 1983. Estudió Filología Inglesa y Literatura Norteamericana en la Universidad Radboud y en la Universidad de Ottawa. Entre otros reconocimientos, ha ganado el premio Hugo a mejor novela corta, se le ha galardonado con el Harland en tres ocasiones y se lo ha nominado a un World Fantasy Award. En 2013 publicó HEX (Nocturna, 2020) en neerlandés y posteriormente lo reescribió en inglés cambiando el escenario y el desenlace de la historia, con lo que obtuvo un éxito global: además de convertirse en un superventas tanto en Europa como en Estados Unidos, la novela se ha publicado en una veintena de idiomas y Warner Bros. ha comprado sus derechos televisivos y cinematográficos. Con su nueva novela, Eco (Nocturna, 2023), ha conseguido otro éxito de ventas y el aplauso de la crítica. En palabras de Thomas Olde Heuvelt, sus héroes literarios de la infancia eran Stephen King y Roald Dahl, quienes le inculcaron la admiración por la ficción oscura.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788419680433
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisDRM Adobe
FormatE101
Verlag
Erscheinungsjahr2023
Erscheinungsdatum01.12.2023
Auflage1. Auflage
Seiten608 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse6471 Kbytes
Artikel-Nr.13145266
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe


1

Julia ve a la gente en el hueco de la escalera cuando se levanta a hacer pis por la noche.

Están ahí plantados en la oscuridad y la miran de hito en hito, paralizados como en una fotografía, como si llevaran un rato esperándola. Julia ya tiene el pie izquierdo en el peldaño de arriba y está a punto de posar el derecho en el siguiente, pero se agarra al pasamanos con los dedos temblorosos y se detiene. Pues claro que se detiene, porque su cerebro adormilado acaba de comprenderlo: hay gente en el hueco de la escalera y no dejan de mirarla.

Justo ahora, se acaba de despertar con un respingo. La lámpara de la mesilla de noche disipa las sombras de la casa de montaña, pero fuera el viento aúlla alrededor del tejado con tal vigor que las contraventanas tiemblan y las vigas crujen. El ruido del viento inunda a Julia de una sensación de fatalidad instintiva, de una sensación de fatalidad conocida. La retrotrae a Huckleberry Wall y a la noche en que se quemó hasta los cimientos. Eso ocurrió hace quince años, en los Catskills, y esto es ahora, a miles de kilómetros de casa, en los Alpes suizos, pero por la noche, cuando la nieve se aferra a las ventanas y el viento arrecia, todas las casas de montaña son iguales.

Todas dan un miedo de cojones y están aisladas del resto del mundo.

Busca su iPhone bajo la almohada. La 1:15, sin mensajes de Sam. Mierda. Se le encoge el estómago.

Julia se destapa y el calor de su cuerpo, retenido por el edredón de plumas, se desvanece en la corriente de aire. El frío de la noche perdura en la buhardilla. Ha sido precisamente la corriente, que se arremolina en el interior de la casa como un eco de la tormenta, lo que le ha impedido encender el fuego al caer la noche. Se la imagina infundiéndoles vida a las brasas mientras ella duerme, esparciendo cenizas incandescentes por la alfombra e incendiando las cortinas. Hace quince años, su hermano mayor estaba allí para despertarla antes de que el humo la asfixiara -ella tenía seis años; él, nueve-; pero, esta noche, la última vez que Sam ha llamado no eran aún las 22:30 y estaba atrapado en un atasco en la circunvalación de Berna.

«Las máquinas quitanieves están haciendo todo lo posible -le ha dicho mientras la cobertura iba y venía-, pero el tráfico está parado y todavía no he llegado a la peor parte de las montañas. Si es que el valle sigue abierto, claro».

A lo mejor se ha rendido y ha buscado una habitación para pasar la noche. Al menos eso espera Julia, porque últimamente Sam ha estado sometido a demasiada presión y ella está muy preocupada... por si se sale de la carretera y se estampa contra un banco de nieve o, peor aún, contra cien metros de nada. Capta algo más que simple inquietud en la voz de su hermano cuando este le pide que esté atenta a Nick... y que sea precavida.

Pero ya han pasado casi tres horas y Sam sigue sin llamar. Tampoco hay ni rastro de Nick. A estas alturas, Julia está más que preocupada. Está asustada.

Descalza, cruza la habitación y las tablas del suelo crujen bajo su peso cuando se acerca al muro de carga y sale al rellano.

La escalera se sumerge de golpe en la oscuridad.

Hay un interruptor, pero, antes de que le dé tiempo a buscarlo a tientas, Julia está en lo alto de la escalera y ve a la gente de abajo.

No son más que siluetas, negro sobre negro, pero siente las miradas clavadas en ella, percibe la determinación de su presencia. Seis, siete figuras, apretadas las unas contra las otras en el hueco de la escalera, inmóviles.

Enseguida resulta obvio que no pueden ser intrusos; la casita de montaña está demasiado apartada para eso, la noche es demasiado implacable. También sabe, impulsada por una especie de instinto de supervivencia primitivo, que no puede encender la luz. Bajo la luz, las personas del hueco de la escalera dejarán de ser visibles... Y no verlas, sabiendo que están ahí, es peor que verlas.

Mucho peor.

El frío que envuelve a Julia mientras regresa a su cama no es solo físico. Es un frío del alma, tan elemental que tiene que protegerse de la fuerza con la que la posee. Uno de los tablones del suelo chasquea bajo su peso como un disparo y ella se estremece, se mete en la cama de un salto y se tapa hasta la barbilla. Con los ojos abiertos como platos, se queda mirando las imágenes residuales que persisten ante ella, demasiado paralizada como para saber qué hacer ahora.

Desde aquí no ve el hueco de la escalera.

Ahora que se encuentra a salvo en su cama, cae poco a poco en la cuenta de una explicación que no podría ser más evidente: lo ha soñado todo. Claro. Julia acoge esta posibilidad con una convicción demasiado entusiasta; y, sin embargo, es irrefutablemente lógica. No cabe duda de que se ha levantado de la cama -así lo demuestra el frío que siente en los pies-, pero su mente medio dormida le ha hecho ver cosas que no estaban allí. Las sombras del rellano se habían transformado en formas humanas, una proyección de sus miedos inducida por el sueño.

«Estabas lo bastante despierta y cuerda como para preguntarte dónde está Sam. Lo bastante despierta como para asustarte de verdad».

Julia se obliga a alejar ese pensamiento. En el hueco de la escalera no hay nadie. Está sola en casa. Recuerda que ha echado el pestillo de todas las puertas antes de subir. Porque sí, había estado alerta, como Sam le había pedido. Se había puesto una manta alrededor de los hombros mientras intentaba familiarizarse con los ruidos desconocidos de la cabaña. La sentía -sigue sintiéndola- como si estuviera viva. El tictac del reloj de cuco marca el ritmo de los latidos de su propio corazón. El tejado a dos aguas gime bajo el peso de la nieve y de vez en cuando se desembaraza de una parte de la carga.

Lo peor son los lamentos de la tormenta.

Tienen algo que le resulta irresistiblemente atractivo. Julia se ve forzada, una y otra vez, a cambiar su cálida esquina del sofá por la gélida puerta delantera y su ventanilla. La tormenta de nieve apenas le permite distinguir los abetos, y menos aún las crestas de la montaña o el sendero que lleva hasta el pueblo siguiendo el arroyo. La casa de montaña se alza, aislada, al final de un valle ciego. Más arriba solo está el embalse y detrás, el glaciar traicionero. A las once y cuarto, llega a la conclusión de que es imposible que Nick ande merodeando por ahí fuera con ese tiempo. Comprueba las cerraduras, aguza el oído para captar el extraño rumor metálico que brota de los radiadores ahora que los ha desconectado y apaga la luz. Si al final viene a casa, Sam llamará y la despertará. A Julia, desde luego, no le importaría.

Así que es imposible que haya nadie más en la casa. Está sola con el viento. La planta baja está vacía.

Aunque... la casa no parece vacía.

Tonterías suyas, por supuesto.

Lo único que tiene que hacer para asegurarse es echar un vistazo.

Aunque, desde luego, no necesita asegurarse, y menos aún demostrarle su valía a nadie. Sin embargo, le guste o no, sigue teniendo ganas de hacer pis.

Armada con su iPhone, Julia se levanta de la cama y rodea con sigilo el muro de carga.

Ahí está el hueco de la escalera. Como un foso en el suelo de madera.

Tiene que salvar toda la distancia que la separa del borde para poder asomarse a él y debe reconocer que no le apetece nada hacerlo. No quiere que la única forma de llegar al baño sea a través de ese agujero oscuro. Así que se queda donde está. Escucha el tictac del reloj de cuco que le llega desde el piso de abajo.

Estira el cuello, pero no ve más allá del primer peldaño.

«Estás haciendo el ridículo».

Julia respira hondo y avanza a toda prisa. No lo ve hasta que llega a lo alto de la escalera y, cuando su mirada se traba en lo que hay allí abajo, su cuerpo aspira violentamente el aire frío y, con una sacudida enorme, el mundo se detiene en seco. Los pulmones se le hinchan como globos, preparados para el grito que va creciendo en su interior, pero es como si el aire se le quedara atrapado dentro, porque, cuando se lleva las manos a la boca, no se oye más que un chillido ahogado.

La gente del hueco de la escalera sigue ahí.

Ahora están más cerca.

Todos han levantado la cabeza y la están mirando a los ojos. Pero lo más aterrador es que siente que la están atravesando con la mirada. En el rostro de todos y cada uno de ellos se agazapa el silencio helado de la locura. La que encabeza el grupo, una mujer alta y demacrada vestida de negro, con la piel pálida, casi traslúcida, se mantiene estática en el tercer escalón. La sigue de cerca un hombre gordo con una camisa blanca mugrienta. Los que tienen detrás son fantasmas.

Paralizada, Julia les devuelve la mirada. Tarda un buen rato en convencerse de que las personas de los peldaños son algo más que una proyección fija o una imagen residual inerte, pero entonces ve que a la mujer le tiembla el dedo índice y que le late la piel bajo los párpados, de un negro amoratado. Tiene los ojos grandes, feroces y concentrados, rebosantes de odio. Su cara es la de una psicópata que está al borde de un alarido. Y si grita, el rostro se le hará añicos y se le caerá.

Julia al fin consigue respirar. El aire le sale de los pulmones en una sarta de chillidos cortos y resollantes. Se le llenan los ojos de lágrimas. Siente calor detrás de las mejillas y una puñalada crepitante en el cerebro, como de electricidad. «Se me están fundiendo los fusibles», piensa con seriedad.

Vuelve corriendo a la cama con...
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Autor

Thomas Olde Heuvelt nació en Nimega, Países Bajos, en 1983. Estudió Filología Inglesa y Literatura Norteamericana en la Universidad Radboud y en la Universidad de Ottawa. Entre otros reconocimientos, ha ganado el premio Hugo a mejor novela corta, se le ha galardonado con el Harland en tres ocasiones y se lo ha nominado a un World Fantasy Award. En 2013 publicó HEX (Nocturna, 2020) en neerlandés y posteriormente lo reescribió en inglés cambiando el escenario y el desenlace de la historia, con lo que obtuvo un éxito global: además de convertirse en un superventas tanto en Europa como en Estados Unidos, la novela se ha publicado en una veintena de idiomas y Warner Bros. ha comprado sus derechos televisivos y cinematográficos. Con su nueva novela, Eco (Nocturna, 2023), ha conseguido otro éxito de ventas y el aplauso de la crítica. En palabras de Thomas Olde Heuvelt, sus héroes literarios de la infancia eran Stephen King y Roald Dahl, quienes le inculcaron la admiración por la ficción oscura.