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Aprender a ganar

E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
310 Seiten
Spanisch
ediciones Pàmieserschienen am22.04.2024
He besado a la hermana pequeña de mi mejor amigo y mi mundo se ha vuelto del revés. Aquella noche nos encontramos el solitario gruñón del pueblo y una chica preciosa; éramos dos extraños en la parte de atrás del bar... hasta que dejamos de serlo. Pero Nadia Dalca no es una chica cualquiera, es justo la mujer con la que no puedo estar. Planeaba mantenerme alejado de ella, pero el universo no deja de conspirar para unirnos. Es como una enorme broma cósmica: tener muy cerca algo tan intenso, tan real, algo que me da la vida..., pero algo que puedo mirar y no debo tocar. Me he convertido en un adicto a ella: a sus curvas pecaminosas, a su risa alegre, a su lado indómito... Y cuando me mira con esos ojos sensuales llenos de deseo y libres de prejuicios, aunque siempre me he considerado un hombre fuerte, me siento débil. Soy una persona difícil y ella tiene toda la vida por delante; dejarnos llevar por la atracción sería traicionar a su hermano, que es la única familia que le queda y, por triste que suene, mi único amigo. Y aun así la he besado... Y ahora no puedo parar.

Elsie Silver es una autora canadiense de novelas románticas que adora a los novios de novela y a las heroínas descaradas que los ponen de rodillas. Vive en las afueras de Vancouver, en la Columbia Británica, con su marido, su hijo y tres perros, y lee vorazmente novelas románticas desde mucho antes de lo que se suponía que debía hacerlo. Le encanta cocinar y probar nuevas recetas, viajar y pasar tiempo con su hijo, especialmente al aire libre. Elsie también disfruta levantándose a las cinco de la madrugada, que es la hora a la que suele escribir. Afirma que en ese momento puede tomar una taza de café caliente y soñar con un mundo ficticio lleno de historias románticas que compartir con sus lectores. Aprender a ganar es la cuarta novela de Elsie en Phoebe, después del arrollador éxito conseguido con Ganar a toda costa, Ganar al límite (2023) y Ganar siempre (2024).
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Produkt

KlappentextHe besado a la hermana pequeña de mi mejor amigo y mi mundo se ha vuelto del revés. Aquella noche nos encontramos el solitario gruñón del pueblo y una chica preciosa; éramos dos extraños en la parte de atrás del bar... hasta que dejamos de serlo. Pero Nadia Dalca no es una chica cualquiera, es justo la mujer con la que no puedo estar. Planeaba mantenerme alejado de ella, pero el universo no deja de conspirar para unirnos. Es como una enorme broma cósmica: tener muy cerca algo tan intenso, tan real, algo que me da la vida..., pero algo que puedo mirar y no debo tocar. Me he convertido en un adicto a ella: a sus curvas pecaminosas, a su risa alegre, a su lado indómito... Y cuando me mira con esos ojos sensuales llenos de deseo y libres de prejuicios, aunque siempre me he considerado un hombre fuerte, me siento débil. Soy una persona difícil y ella tiene toda la vida por delante; dejarnos llevar por la atracción sería traicionar a su hermano, que es la única familia que le queda y, por triste que suene, mi único amigo. Y aun así la he besado... Y ahora no puedo parar.

Elsie Silver es una autora canadiense de novelas románticas que adora a los novios de novela y a las heroínas descaradas que los ponen de rodillas. Vive en las afueras de Vancouver, en la Columbia Británica, con su marido, su hijo y tres perros, y lee vorazmente novelas románticas desde mucho antes de lo que se suponía que debía hacerlo. Le encanta cocinar y probar nuevas recetas, viajar y pasar tiempo con su hijo, especialmente al aire libre. Elsie también disfruta levantándose a las cinco de la madrugada, que es la hora a la que suele escribir. Afirma que en ese momento puede tomar una taza de café caliente y soñar con un mundo ficticio lleno de historias románticas que compartir con sus lectores. Aprender a ganar es la cuarta novela de Elsie en Phoebe, después del arrollador éxito conseguido con Ganar a toda costa, Ganar al límite (2023) y Ganar siempre (2024).
Details
Weitere ISBN/GTIN9788410070141
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisePub Wasserzeichen
FormatE101
Erscheinungsjahr2024
Erscheinungsdatum22.04.2024
Seiten310 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse3271 Kbytes
Artikel-Nr.14489624
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe


1

Nadia

Tommy Koss besa fatal.

Me machaca los labios con cero delicadeza, y no puedo dejar de preguntarme si alguna chica le ha dicho lo terriblemente mal que se le da esto.

-Estás la hostia de buena -murmura entre besos lascivos y babosos.

-Tú también -susurro, con los brazos flojos sobre sus hombros y poniendo los ojos en blanco; ojalá se callara y me dejara disfrutar. Su boca sabe a cerveza barata, y me manosea los pechos como un oso restregándose contra un árbol. El regusto a alcohol me desanima al instante: es un recordatorio imposible de ignorar.

Se me había metido en la cabeza que besarme con Tommy podría hacerme sentir algo, que podía ser el broche perfecto para un día maravilloso. Y lo único que me ha hecho sentir es repulsión.

A lo mejor ya he superado estas tonterías.

Estoy sentada sobre un lavabo en el baño de hombres; sus manos se deslizan por debajo de mi ajustada camiseta de tirantes y se acomodan entre mis piernas. Huele a pastillas desinfectantes para el urinario y al desodorante barato de Tommy, y no tengo claro que los dos olores sean muy diferentes.

Me baja uno de los finos tirantes de la camiseta y acerca sus labios a mi pecho. Echo la cabeza hacia atrás, la apoyo en el espejo lleno de salpicaduras y miro fijamente al techo. Las manchas de agua de los paneles son tan viejas que han adquirido el color marrón del óxido. Tommy se choca con el codo contra el secador de manos y un fuerte resoplido inunda el pequeño espacio.

Sonrío, divertida, y reprimo una carcajada. Si no fuera tan patético, sería para partirse de risa. En teoría, a los diecinueve años es divertido liarse con chicos en el baño de un bareto. A esa edad ya puedes ir de bares en la Columbia Británica, y se supone que es lo que tienes que hacer para vivir la vida, aunque a mí el límite legal nunca me ha detenido. Antes me encantaba salir, me hacía sentir rebelde, pero ahora me aburre. Creo que he superado esa idea de que voy a encontrar lo que me falta en las amígdalas de algún tío.

Supongo que se debe a mis problemas paternos no resueltos.

Mi hermano cree que soy impredecible, una inconsciente y, probablemente, promiscua. Y lo soy, pero lo que él no entiende es que estoy buscando algo, solo que aún no estoy segura de qué.

Tommy está a punto de sacarme un pecho por encima del escote cuando se abre la puerta del baño. Intento ver quién ha entrado, pero lo único que capto es el destello de unos ojos oscuros bajo la visera de una gorra y una mandíbula barbuda; el tipo nos da la espalda y usa el urinario como si no estuviéramos aquí.

Será capullo...

Me quedo boquiabierta, entre sorprendida y regocijada; Tommy me mira con una expresión dulce e infantil, se encoge de hombros, me agarra de la nuca y tira de mí para otra sesión de chupeteos torpes. Debería decirle que parara, pero en realidad no le estoy prestando atención. Tengo los ojos abiertos, pero no para mirar a Tommy: estoy concentrada al cien por cien en el hombre que está ahí, meando, fascinada por su confianza y su descaro.

Cierro los ojos y me imagino que estoy besando a otra persona.

El sonido de una cremallera al cerrarse me aparta de los húmedos ruidos que hace Tommy, y la voz profunda y ronca del desconocido me deja paralizada.

-Muévete.

El chico que tiene los labios sobre los míos se aparta y mira a los ojos al hombre que está junto a él.

-Tío, usa el otro lavabo. Hay dos.

Puedo ver unas cejas espesas y unos ojos hundidos sobre una nariz fuerte, pero la visera de la gorra ensombrece el resto de sus rasgos, como si se escondiera a plena vista.

La tela blanca cubre un pelo castaño pulcramente recortado, y tiene un parche marrón descolorido en la parte delantera con la silueta de un vaquero sobre un caballo de carreras. Siento una atracción inexplicable hacia él, y me acerco más para intentar distinguir lo que pone bajo el dibujo.

En este estado solo te pones una gorra así como declaración de intenciones, y quiero saber qué considera importante un hombre como este, capaz de ocupar todo el espacio a su alrededor sin siquiera proponérselo.

-¡Largo! -brama, y yo me sobresalto.

Los gritos siempre me provocan esa reacción. Me paralizo y la rabia me asciende por la garganta. Detesto que me hablen en ese tono. Lo único que consiguen es cabrearme.

Tommy se limita a resoplar, sin percatarse del tono acerado del tipo; se comporta como un crío al que nunca le ha pasado nada malo y no tiene ni idea de las consecuencias de sus actos.

-Vale, tío, lo que tú digas. Vamos, Nadia -dice, y va hacia la puerta sin mirar atrás y sin detenerse a esperarme.

Da por sentado que voy a seguirlo hasta la parte del bar donde nos esperan todos nuestros conocidos, donde unas chicas a las que apenas conozco me mirarán con envidia como si Tommy fuera un partidazo.

Si lo hubieran besado, se ahorrarían las miraditas.

No lo sigo. Suspiro y vuelvo a apoyarme contra el espejo, frente a frente con el misterioso desconocido que me mira fijamente. Me he prometido a mí misma que no voy a reaccionar cuando un hombre use ese tono conmigo e intente intimidarme, y hoy no va a ser la excepción.

¿Vas a gruñirme? Pues yo pienso morderte.

Le pongo mi mejor cara de superioridad y me miro las uñas con expresión desinteresada.

-No se me da bien obedecer órdenes, así que es mejor que uses el otro lavabo. -Se lo señalo y él me escudriña con la irritación a flor de piel. Su respiración es jadeante, y no aparta la vista de mí; la única parte de su cuerpo que se mueve es el ancho pecho-. Y si vas a volver a hablarme así, te sugiero que te protejas la entrepierna para suavizar el golpe. -Sacude la cabeza, va al otro lavabo y abre el grifo de un manotazo. Se me escapa un suspiro y la tensión en el ambiente se relaja un poco-. Lo sé. Este es el baño de hombres. No debería estar aquí, bla, bla, bla. Pero acabas de sacarte la polla y de mear sin pensártelo dos veces, así que no creo que tengas problemas para lavarte las manos delante de mí.

No dice ni media palabra. Se limita a echarse un poco de cremoso jabón rosa en la ancha y callosa palma de la mano. Parece mayor. Debe de serlo. Esa confianza, las finas arruguitas en torno a sus ojos, esa actitud melancólica...

-¿Sabes? -continúo, sin esperar a que responda, hablando por hablar-. Debería darte las gracias. Ese tipo besa como el culo: todo dientes y saliva. Pero que muy mal...

Me estremezco con aire dramático, riendo entre dientes, y me paso un dedo por los labios hinchados, mirando las lámparas del techo hasta que unos puntitos brillantes bailan ante mis ojos.

El silencioso desconocido se limita a gruñir; la camiseta blanca se ciñe a su pecho.

-¿Por qué? -pregunta.

-¿Por qué qué? -digo, y me echo hacia delante para intentar verle la cara y saber qué aspecto tiene en realidad. Los vaqueros claros se ciñen a su culo y los muslos los rellenan a la perfección sin parecer demasiado gruesos. La cintura es esbelta y tiene los brazos cubiertos de intrincados tatuajes negros que podría pasarme horas descifrando.

Vuelve la mirada hacia a mí mientras se enjuaga las manos metódicamente. Traga saliva y la nuez se desliza por su garganta.

-¿Por qué lo haces?

-¿Besarlo?

Él asiente, se acerca y extiende los largos brazos sobre mi regazo para usar el secador de manos. El fuerte silbido vuelve a llenar el cuarto de baño, pero esta vez no me hace tanta gracia. Se frota las manos bajo el aire caliente y alguna que otra gota de agua cae sobre mi muslo desnudo, justo bajo el dobladillo de mi falda vaquera. Cuando el secador se detiene, se vuelve hacia mí, y el peso de su mirada me estremece. Inspiro hondo y yergo los hombros.

-Esta noche estoy de celebración. Acabo de enterarme de que me han admitido en un programa de formación. Por fin he conseguido algo por mí misma, y supongo que solo quería sentirme bien un rato. -Se me queda mirando sin decir nada, así que lleno el silencio con palabras-. Hoy me he sabido de que he conseguido plaza para estudiar para técnica veterinaria. Es la primera cosa que puedo decir que he querido hacer sin que nadie intervenga. Estaba tan nerviosa por haber presentado la solicitud que ni siquiera se lo he dicho a nadie, y mucho menos, que me han admitido. Ni siquiera a mi jefa, que probablemente debería saberlo porque va a tener que contratar a una nueva recepcionista para cuando llegue septiembre. -El hombre vuelve a darle al secador, como si quisiera ahogar mis divagaciones. El aire caliente me acaricia los muslos, y casi me lo imagino tocándomelos. Para distraerme, sigo hablando y gesticulando animadamente-. Así que se supone que esta noche debería celebrar mi logro y divertirme. Y a falta de otra cosa, Tommy siempre ha sido divertido, sin complicaciones. Un tío majo, aunque besa fatal. Lo mejor de todo es que no quiere compromisos, lo que es genial, porque yo no estoy dispuesta a comprometerme.

El secador se detiene; su mirada relampagueante dibuja mi rostro, y frunce el ceño mientras parece considerar mis palabras. El tío sin nombre me estudia como si estuviera loca.

Me humedezco los labios y suelto una risita nerviosa. Es demasiado intenso.

-No sé por qué te cuento todo esto.

Su rostro es impasible, pero levanta una mano y engancha un dedo en el tirante de la camiseta que me ha bajado Tommy, haciéndome sentir tan desaliñada como debo de estar. Pero en...

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Elsie Silver es una autora canadiense de novelas románticas que adora a los novios de novela y a las heroínas descaradas que los ponen de rodillas.
Vive en las afueras de Vancouver, en la Columbia Británica, con su marido, su hijo y tres perros, y lee vorazmente novelas románticas desde mucho antes de lo que se suponía que debía hacerlo. Le encanta cocinar y probar nuevas recetas, viajar y pasar tiempo con su hijo, especialmente al aire libre.
Elsie también disfruta levantándose a las cinco de la madrugada, que es la hora a la que suele escribir. Afirma que en ese momento puede tomar una taza de café caliente y soñar con un mundo ficticio lleno de historias románticas que compartir con sus lectores.
Aprender a ganar es la cuarta novela de Elsie en Phoebe, después del arrollador éxito conseguido con Ganar a toda costa, Ganar al límite (2023) y Ganar siempre (2024).
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