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Don de la insolencia

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Spanisch
Siruelaerschienen am22.05.20241. Auflage
«El tipo perfecto del noble español renacentista, de ingenio excelente, intrépido, lleno de todos los atractivos personales y fundamentalmente inmoral».  Gregorio Marañón Caballero entre los caballeros, poeta entre los poetas, donjuán entre los donjuanes, tahúr entre los tahúres de burdel. Tan exquisito como insidioso en la palabra. Tan arriesgado como apasionado en los dormitorios ajenos. Tan hábil como excesivo con los naipes. Tan gallardo montando a caballo como implacable alanceando toros, hasta el punto de que inventaron para él, según dicen, la expresión de «picar demasiado alto». Don Juan de Tassis, conde de Villamediana, escribió su propia leyenda en el Siglo de Oro: la de un caballero español cuya fama, de Flandes a Roma y de Nápoles a París, traspasó todas las fronteras.   Gozaba del don de la insolencia. Los poetas lo respetaban por sus sonetos. Los políticos lo temían por sus sátiras. Las damas eran presa de su seductora galantería, al tiempo que de su carácter indómito y formidable. Y los reyes le pusieron coto. Con Felipe III fue desterrado de la corte, y a Felipe IV lo acusaron de permitir, si no de patrocinar, su asesinato. Un crimen tremendo en plena calle Mayor de Madrid que resonó por toda Europa. ¿Lo mataron sus sátiras? ¿Sus presuntos amores con la reina Isabel de Borbón? ¿O asuntos todavía más oscuros? Los poetas y cronistas de su tiempo, así como los estudiosos posteriores, solo han conseguido ponerse de acuerdo en una cosa: don Juan de Tassis fue uno de los hombres más eminentes del Siglo de Oro; un escritor que rompió todos los moldes, y un autor cuya leyenda es muy superior al conocimiento que nos queda de su poesía. Don de la insolencia ofrece al lector tres libros en uno sobre su apasionante figura: una biografía, un estudio de su obra como poeta y una breve antología de sus versos. «Un delicioso recorrido por la vida y la obra del conde de Villamediana, un personaje apasionante de nuestro Siglo de Oro, tanto en su peripecia biográfica como en el formidable ramo de versos».Luis Alberto de Cuenca, Abc Ediciones Siruela agradece a la Fundación IE su apoyo para la publicación de este libro.

Carlos Aganzo (Madrid, 1963) es poeta, ensayista, periodista y escritor de libros de viajes. Autor de una veintena de poemarios, su poesía esencial está reunida en los volúmenes Ícaro en los ojos y Arde el tiempo. Su último ensayo es Las ciudades de Machado, una biografía viajera del poeta de la generación del 98. Como periodista, ha sido director de El Norte de Castilla.
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Produkt

Klappentext«El tipo perfecto del noble español renacentista, de ingenio excelente, intrépido, lleno de todos los atractivos personales y fundamentalmente inmoral».  Gregorio Marañón Caballero entre los caballeros, poeta entre los poetas, donjuán entre los donjuanes, tahúr entre los tahúres de burdel. Tan exquisito como insidioso en la palabra. Tan arriesgado como apasionado en los dormitorios ajenos. Tan hábil como excesivo con los naipes. Tan gallardo montando a caballo como implacable alanceando toros, hasta el punto de que inventaron para él, según dicen, la expresión de «picar demasiado alto». Don Juan de Tassis, conde de Villamediana, escribió su propia leyenda en el Siglo de Oro: la de un caballero español cuya fama, de Flandes a Roma y de Nápoles a París, traspasó todas las fronteras.   Gozaba del don de la insolencia. Los poetas lo respetaban por sus sonetos. Los políticos lo temían por sus sátiras. Las damas eran presa de su seductora galantería, al tiempo que de su carácter indómito y formidable. Y los reyes le pusieron coto. Con Felipe III fue desterrado de la corte, y a Felipe IV lo acusaron de permitir, si no de patrocinar, su asesinato. Un crimen tremendo en plena calle Mayor de Madrid que resonó por toda Europa. ¿Lo mataron sus sátiras? ¿Sus presuntos amores con la reina Isabel de Borbón? ¿O asuntos todavía más oscuros? Los poetas y cronistas de su tiempo, así como los estudiosos posteriores, solo han conseguido ponerse de acuerdo en una cosa: don Juan de Tassis fue uno de los hombres más eminentes del Siglo de Oro; un escritor que rompió todos los moldes, y un autor cuya leyenda es muy superior al conocimiento que nos queda de su poesía. Don de la insolencia ofrece al lector tres libros en uno sobre su apasionante figura: una biografía, un estudio de su obra como poeta y una breve antología de sus versos. «Un delicioso recorrido por la vida y la obra del conde de Villamediana, un personaje apasionante de nuestro Siglo de Oro, tanto en su peripecia biográfica como en el formidable ramo de versos».Luis Alberto de Cuenca, Abc Ediciones Siruela agradece a la Fundación IE su apoyo para la publicación de este libro.

Carlos Aganzo (Madrid, 1963) es poeta, ensayista, periodista y escritor de libros de viajes. Autor de una veintena de poemarios, su poesía esencial está reunida en los volúmenes Ícaro en los ojos y Arde el tiempo. Su último ensayo es Las ciudades de Machado, una biografía viajera del poeta de la generación del 98. Como periodista, ha sido director de El Norte de Castilla.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788410183629
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisDRM Adobe
FormatE101
Verlag
Erscheinungsjahr2024
Erscheinungsdatum22.05.2024
Auflage1. Auflage
Reihen-Nr.427
SpracheSpanisch
Dateigrösse2980 Kbytes
Artikel-Nr.14700725
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe



Índice

Cubierta

Portadilla

Introducción

Los Tassis

El joven donjuán

La segunda marquesa y el primer destierro

Guerras de naipes

Las sátiras

El retorno del «profeta»

Los amores «reales»

«Que el matador fue Bellido

¿Un Oscar Wilde del siglo XVII?

Tratado de amor

Entre el cielo y el infierno

Epitafios y estelas literarias

Bibliografía

Poemas escogidos

Poemas amorosos

Nadie escuche mi voz y triste acento...

Tan peligroso y nuevo es el camino...

Solo este alivio tiene un desdichado...

De engañosas quimeras alimento...

De cera son las alas, cuyo vuelo...

Vuelvo, y no como esclavo fugitivo...

Cuando me trato más, menos me entiendo...

Cuando por ciegos pasos ha llegado...

Oh cuánto dice en su favor quien calla...

Esta imaginación que, presumida...

Esta guerra trabada que conmigo

Después, Amor, que mis cansados años...

Esas ruedas de amor que no suspenden...

Obediencia me lleva y no osadía...

Después que puse al pie dura cadena...

Esta no es culpa, aunque su inmensa pena...

Llegar, ver y entregarme ha sido junto...

Definición del Amor

Tú, que en polo de honor deidad luciente...

En el albergue caro donde anida...

Amor no es voluntad, sino destino...

Las no cuajadas perlas deste río...

Deste antiguo ciprés, que en Menfis pudo...

En el mes más claro, a junio antecedente...

Si facilita amor de mi osadía...

Cual suele amanecer por occidente...

Amor rige su imperio sin espada...

Desengaños del amor

Al amor

Como la simple mariposa vuela...

Aquí, donde Fortuna me destierra...

Del ufano bajel, que lino al viento...

La lira, cuya dulce fantasía...

Esta verde eminencia, esta montaña...

Bellísima sirena deste llano...

Sean de amor lisonjas o sean penas...

Callar quiero y sufrir, pues la osadía...

Si mi llanto perdonas, claro río...

Es tan glorioso y alto el pensamiento...

Sobre este sordo mármol, a tus quejas...

Para mí los overos ni los bayos...

No es tiempo ya, tirano Amor, que vea...

Cesen mis ansias ya desengañadas...

Este que viste nieve en vaga pluma...

Después que me llevó el abril su día...

Este gran dios de amor, este enemigo...

Tengo que decir tanto de mi estrella...

A la esperanza, difiriéndola

Qué es la esperanza

La llama recatada, que encubierta...

Aunque el tiempo cruel mi primavera...

¡Ay, loco amor, verdugo de la vida...

Volved a ver, señora, este cautivo...

Bien podrá parecer si ahora canto...

Destas lágrimas vivas derramadas...

Determinarse y luego arrepentirse...

Es muerta la esperanza a quien, ausente...

Estos mis imposibles adorados...

Mil veces afrentado en esta vida...

Estos hijos del amor más conocidos...

Son celos un amor apasionado...

Hado cruel, señora, me ha traído...

Al alma solo que lo siente toca...

Memorias de mi bien, si por venganzas...

Valle en quien otro tiempo mi deseo...

Con tal fuerza en mi daño concertados...

Estas ansias de amor tan oficiosas...

Buscando siempre lo que nunca hallo...

Estas lágrimas, tristes compañeras...

Milagros en quien solo están de asiento...

De aquella pura imagen prometida...

¿Quién me podrá valer en tanto aprieto...

Esta flecha de amor con que atraviesa...

Este fuego de amor que nunca ha muerto...

Como supe de mí solo perderme...

A la señora D.ª Jerónima de Jaén

Estos suspiros que del alma salen...

Estos tristes suspiros que, en ausencia...

Un pastor solo y de su bien ausente...

Salid ardiendo al corazón helado...

A una partida

Ojos, si de llorar estáis cansados...

Hoy parte quien, de vos desengañado...

En lágrimas nací, a ellas fui dado...

Pasado va por uno y otro extremo...

Deste dolor que solo no sentille...

En medio de un dolor que no le tiene...

Llegué de fuego en fuego a la fineza...

Del mal que moriré, si no muriere...

Rematemos ya cuentas, fantasía...

Más cierto está [en] perderse el que procura...

Este amor que de Amor sólo pretende...

Pretendiendo morir cuanto ha que vivo...

Partisteis, y mi alma juntamente...

Mis ojos os darán de sí venganza...

Galardón es cualquier postrer castigo...

Por extraños caminos he venido...

Cielos pasé, pasé constelaciones...

A la Marquesa del Valle. Le quitó unas joyas y puso las manos

A Lise enferma

A la misma Lise

A un retrato

Vencido ya de tanta diferencia...

En París

Octava a otro propósito

Quién le concederá a mi fantasía...

Para qué es, Amor tirano...

Para celebrar mis ansias...

Los que priváis con las damas...

Francelisa, la más bella...

Pues sólo el que por vos muere...

Por maldecir lo que soy...

Poemas Satíricos

A Pedro de Tapia

Gran plaza, angostas calles, muchos callos...

A un poderoso vicioso

A la casa de una cortesana donde entró a vivir un pretendiente

Soneto en ocasión de una Academia que se hizo en casa

Ya no le falta más a Santïago...

Reprehéndese el ocio de los príncipes

A vanas esperanzas de la Corte

Nueva de la Corte cuando el Rey D. Felipe III mandó prender...

A D.ª Justa Sánchez y a D. Diego de Tovar

Volviéndose a Alcalá cuando su destierro

A Jorge de Tovar

Nuevas del Pardo

Llego a Madrid y no conozco el Prado...

A Morales y Jusepa Vaca, comediantes

A Josefa Vaca, reprendiéndola su marido

A Josefa Vaca, comedianta

Descripción de Toledo

A «Amarilis» o María de Córdoba, la comedianta

A Jorge de Tovar

A una dama que le envió una perdiz

A una dama que se peyó, gorda

A los mercaderes prevenidos de bayetas, para la muerte de Felipe tercero

Niño rey, privado rey...

La carne, sangre y favor...

-Ya la parte de caza está pagada...

De que en Italia barbados...

Golpes de fortuna son...

Disfrazado en caballero...

Que muera a cuernos Vergel...

Soneto al mismo [a Pedro Vergel]

A Tello de Guzmán, en ocasión de ponerle preso

Al Duque de Osuna

A fray Plácido Tosantos

Al Conde de Olivares

Al padre Pedrosa

A un impotente

Cuando Felipe III desterró al duque de Lerma

En la muerte del Rey

Contra los ministros de Felipe III

Restituya Rodriguillo...

Kirie Eleyson

Procesión (A Felipe IV, recién heredado)

Poemas líricos

Si cada cual fabrica su fortuna...

A la hermosura de las cosas criadas

A una señora que cantaba

A una dama que se peinaba

A una dama que tañía y...

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Autor

Carlos Aganzo (Madrid, 1963) es poeta, ensayista, periodista y escritor de libros de viajes. Autor de una veintena de poemarios, su poesía esencial está reunida en los volúmenes Ícaro en los ojos y Arde el tiempo. Su último ensayo es Las ciudades de Machado, una biografía viajera del poeta de la generación del 98. Como periodista, ha sido director de El Norte de Castilla.
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