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Prójimos inesperados: el samaritano y el hospedero compasivos

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Spanisch
Editorial Verbo Divinoerschienen am04.09.20241. Auflage
El pasaje de Lc 10,25-37 es una de las páginas evangélicas más desafiantes, célebres y amadas por los cristianos de todos los tiempos. El autor nos conduce al encuentro de ese alguien anónimo de Lc 10,25-37 que se ha tomado el tiempo para quedarse con la persona accidentada, le ha vendado la herida, le ha llevado a un lugar seguro y le ha ayudado a recuperarse. La invitación a sentirse interpelado atraviesa todo el libro a la luz de la pregunta formulada a Jesús: '¿Haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?' (Lc 10,25) y la respuesta final del Maestro: 'Vete y haz tú lo mismo' (Lc 10,37). Consigue esta focalización a través del énfasis conferido a la exégesis de las palabras que dicen acción: ver y compadecerse para 'hacer' la Ley y 'hacerse' prójimo del accidentado y abandonado a su suerte a la vera del camino.

Hugo Ricardo Sosa (Fulgencio Yegros, Caazapá, Paraguay, 1980), misionero vicentino, es licenciado en Teología Bíblica por la Universidad Católica Argentina, máster en Estudios Vicencianos por la Universidad de Deusto (España) y actualmente doctorando en la Universidad Gregoriana de Roma (Italia). Llevó a cabo actividades en la pastoral parroquial (Uruguay), educativa (Argentina) y en la formación de los futuros miembros de su Congregación (Paraguay). Se desempeñó como profesor en la Facultad de Teología (Paraguay). Es profesor en el Instituto Teológico de la Vida Consagrada de las Américas y en el Máster en Estudios Vicencianos. Es miembro de la Asociación Bíblica de Argentina y de Paraguay.
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Produkt

KlappentextEl pasaje de Lc 10,25-37 es una de las páginas evangélicas más desafiantes, célebres y amadas por los cristianos de todos los tiempos. El autor nos conduce al encuentro de ese alguien anónimo de Lc 10,25-37 que se ha tomado el tiempo para quedarse con la persona accidentada, le ha vendado la herida, le ha llevado a un lugar seguro y le ha ayudado a recuperarse. La invitación a sentirse interpelado atraviesa todo el libro a la luz de la pregunta formulada a Jesús: '¿Haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?' (Lc 10,25) y la respuesta final del Maestro: 'Vete y haz tú lo mismo' (Lc 10,37). Consigue esta focalización a través del énfasis conferido a la exégesis de las palabras que dicen acción: ver y compadecerse para 'hacer' la Ley y 'hacerse' prójimo del accidentado y abandonado a su suerte a la vera del camino.

Hugo Ricardo Sosa (Fulgencio Yegros, Caazapá, Paraguay, 1980), misionero vicentino, es licenciado en Teología Bíblica por la Universidad Católica Argentina, máster en Estudios Vicencianos por la Universidad de Deusto (España) y actualmente doctorando en la Universidad Gregoriana de Roma (Italia). Llevó a cabo actividades en la pastoral parroquial (Uruguay), educativa (Argentina) y en la formación de los futuros miembros de su Congregación (Paraguay). Se desempeñó como profesor en la Facultad de Teología (Paraguay). Es profesor en el Instituto Teológico de la Vida Consagrada de las Américas y en el Máster en Estudios Vicencianos. Es miembro de la Asociación Bíblica de Argentina y de Paraguay.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788410630499
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisDRM Adobe
FormatE101
Erscheinungsjahr2024
Erscheinungsdatum04.09.2024
Auflage1. Auflage
SpracheSpanisch
Dateigrösse3168 Kbytes
Artikel-Nr.17512618
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe




1. Lc 10,30-35 ¿sería un relato inspirado en 2 Cr 28,5-15?

Una dimensión muy rica en el evangelio de Lucas es que el autor, en muchas ocasiones, propone su relato teniendo de fondo ciertos libros o pasajes del Antiguo Testamento. Si se realiza un estudio detallado, se encontrará en el tercer sinóptico1 los trasfondos veterotestamentarios. Un ejemplo de ello es la perícopa en estudio que, como ya se sabe, no tiene paralelo en los sinópticos, aunque recurriendo a un pasaje del Antiguo Testamento se encuentra en él un relato inspirador. Me refiero al texto de 2 Cr 28,5-15 que, a su vez, remite a otro de tradición deuteronomista: 2 Re 6,18-23. En este último, el profeta Eliseo da instrucciones al rey de Israel para tratar humanamente a los cautivos arameos.

Al parecer la fuente «L», es decir, la fuente propia del evangelio de Lucas, conocía el libro de las Crónicas porque, en otras partes, tanto en el evangelio como en Hechos de los Apóstoles se hace eco del mismo2. Siguiendo el estudio de F. Spencer3, principalmente, se propone que el relato de Lc 10 tiene reminiscencias de 2 Cr 28. Para ver más claramente esta presunta vinculación, se presenta el siguiente cuadro:

2 Cr 28,5-15

Lc 10,30-35

Víctimas

Gran número de habitantes de Judea y sus familias, importantes ciudadanos de Jerusalén (vv. 6-8).

Un hombre anónimo, probablemente un judío, tal vez residente en Jerusalén (v. 30).

Injurias causadas a las víctimas

Confiscación de bienes, golpes y desnudez (vv. 8, 15).

Desnudez, golpes y robo (v. 30).

Atacantes

Guerreros arameos e israelitas (vv. 8, 15).

Ladrones desconocidos (v. 30).

Líderes de Israel

Profeta Oded y líderes efraimitas (vv. 9-13).

Sacerdote y Levita (vv. 31 y 32).

Lugar de convalecencia

Jericó (v. 15).

Posada probablemente ubicada en Jericó (vv. 30 y 35).

Servicios

Unción, probablemente con aceite (v. 15). Traslado en burro en el lugar de tratamiento (v. 15).

Arropamiento a los desnudos (dos veces en el v. 15).

Vierte aceite y vino (v. 34). Traslado en su animal a la posada (v. 34).

Arropamiento implícito como parte del servicio a la víctima que fue desnudada y golpeada (v. 30).

Ministros de sanación

Israelitas del Reino del Norte-Samaritanos (v. 15).

Samaritano (v. 33).

Terminología que define la relación

Hermanos, en tres ocasiones (vv. 8, 11, 15).

Prójimo, en tres ocasiones (vv. 27, 29, 36).

Según varios estudiosos (I. Kalimi, F. Spencer y F. Álvarez Quintero)4, en el capítulo 28 del segundo libro de las Crónicas se encuentra una aplicación midrásica de Lv 19,18: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y tanto en 2 Cr 28 como en Lc 10, es la fuerza de la compasión la que lleva a los efraimitas al cuidado de los cautivos de Judá y al samaritano a socorrer al herido del camino.

Para profundizar en la perícopa de 2 Crónicas se propone la mirada a algunos versículos anteriores. En los vv. 9-11 el profeta Oded interviene y advierte al ejército del Reino del Norte que ha vencido a Judá porque «el Señor, el Dios de vuestros padres, irritado contra Judá, los ha entregado en vuestras manos» (28,9). Oded define que el ejército de Israel actuó «con ira» y esta acción irascible «ha subido al cielo»; sin embargo, solo fueron instrumentos de la ejecución del «enojo del Señor». Por lo tanto, esta victoria, cuya nota principal es la ira, puede provocar que «el furor de la ira del Señor» caiga sobre ellos (28,11). El profeta llama a actuar misericordiosamente con sus hermanos: «dejad volver a vuestros hermanos que habéis tomado prisioneros» (28,11).

Si bien el texto no lo dice explícitamente, se puede ver en las acciones descriptas en 28,15 verdaderos actos de compasión: los reanimaron, los vistieron, les dieron de comer y beber, los ungieron, los llevaron a Jericó. Así en 2 Cr 28,5-15 se encuentra un midrás de Lv 19,18. Este midrás da un salto importante con respecto al tema del prójimo, porque las acciones que provocan las palabras de Oded son suscitadas a pesar de la enemistad existente entre samaritanos y judíos, y claro está que toda enemistad excluye la relación de fraternidad. Sin embargo, el profeta recalca tres veces la relación que los define: antes que enemigos son hermanos (vv. 8.11.15).

Es posible observar también en la perícopa de 2 Cr 28,5-15 que las palabras de Oded provocan un giro total en el escenario de la victoria samaritana. Los jefes israelitas nombraron a los que deberían de ejecutar el auxilio a los prisioneros para luego liberarlos. En este marco resulta significativo el uso que le dan al botín, que según el v. 8 era enorme, ya que ahora es empleado para vestir y calzar a aquellos de quienes fueron arrancados.

Entonces, como ya se dijo más arriba, este pasaje del cronista, en el que destaca la generosidad de los líderes del Reino del Norte (samaritanos) motivados por la voz de Oded, puede ser considerado inspirador del relato ejemplar (Lc 10,30-35). Se puede observar cómo tanto los israelitas como el buen samaritano, luego de curar compasivamente las heridas de los débiles, los colocan en una cabalgadura (en 2 Cr se especifica que los transportaron en asnos, en Lc simplemente se menciona que fue puesto en la propia cabalgadura del samaritano). Ambas narraciones consideran a los samaritanos como personajes positivos, al igual que aparece el aceite como elemento curativo y se menciona la ciudad de Jericó.

Luego de realizar la presentación del pasaje, que sería la inspiración del texto en estudio, concluyo este apartado recalcando la importancia de tener en cuenta los pasajes del Antiguo Testamento cuando se estudia el Nuevo Testamento, porque ayudan a esclarecer textos que corresponden a culturas y siglos lejanos de los nuestros. A su vez recuerdo un principio general de la lectura de este gran libro: «la Biblia se interpreta a sí misma». Y como afirma el documento de la Pontificia Comisión Bíblica, La inspiración y la verdad en la Sagrada Escritura, en el número 139: «Las Sagradas Escrituras constituyen un todo unitario, porque todos los libros con todas sus partes (DV 11) tienen el carácter de texto inspirado y tienen al mismo Dios como autor ».
2. Recepción de Lc 10,25-37 en Orígenes, Agustín y Lutero

No es mi objetivo presentar un estudio sobre la «estética de la recepción», en el cual consideramos importante el aporte que hiciera al respecto Hans Robert Jauss (1921-1997), filólogo alemán. Me limitaré solamente a dar una mirada general a los aportes de recepción atestiguados en los tres autores citados, quienes pertenecen a escuelas y épocas muy diferentes, pero que tienen en común que consideran como parábola la perícopa y aplican el comentario alegórico.

El comentario de Orígenes se ubica en la escuela alejandrina, cuya figura representativa es Clemente de Alejandría (150-215). Orígenes, en su Homilía 34 sobre san Lucas transcribe, sin indicar el nombre, la exégesis de un autor antiguo. Allí los personajes de la parábola son interpretados según la alegoría: el hombre herido (Adán), los ladrones (las potencias enemigas), el sacerdote (la ley), el levita (los profetas), el samaritano (Cristo) y el posadero (el jefe de la Iglesia):

Según el comentario de un autor antiguo que quería interpretar la parábola, el hombre que bajaba representa a Adán, Jerusalén el paraíso, Jericó el mundo, los bandidos las potencias enemigas, el sacerdote la ley, el levita los profetas y el samaritano a Cristo. Las heridas son las desobediencias, la cabalgadura el cuerpo del Señor, el pandochium (o sea, la posada abierta a todos los que quieren entrar en ella), representa a la Iglesia. Además, los dos denarios representan al Padre y al Hijo; el posadero al jefe de la Iglesia encargado de administrarla; la promesa hecha por el samaritano de volver figuraba la segunda llegada del salvador5.

Según el estudio de Álvarez Quintero, la exégesis de la escuela alejandrina converge en Agustín de Hipona a través de Clemente de Alejandría, Orígenes y san Ambrosio. Y, por otro lado, en Ireneo de Lyon la tradición de «los...

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Autor

Hugo Ricardo Sosa (Fulgencio Yegros, Caazapá, Paraguay, 1980), misionero vicentino, es licenciado en Teología Bíblica por la Universidad Católica Argentina, máster en Estudios Vicencianos por la Universidad de Deusto (España) y actualmente doctorando en la Universidad Gregoriana de Roma (Italia).

Llevó a cabo actividades en la pastoral parroquial (Uruguay), educativa (Argentina) y en la formación de los futuros miembros de su Congregación (Paraguay). Se desempeñó como profesor en la Facultad de Teología (Paraguay). Es profesor en el Instituto Teológico de la Vida Consagrada de las Américas y en el Máster en Estudios Vicencianos.

Es miembro de la Asociación Bíblica de Argentina y de Paraguay.
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Sosa, Hugo Ricardo