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Einband grossEl sendero de la sal
ISBN/GTIN

El sendero de la sal

E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
344 Seiten
Spanisch
Capitán Swing Libroserschienen am30.08.20211. Auflage
En pocos días, Raynor se queda sin casa, sin trabajo y descubre que su marido de 32 años sufre una enfermedad terminal. Sin nada que perder y con poco tiempo, deciden caminar las 630 millas de la ruta costera del suroeste: de Somerset a Dorset. Casi sin dinero para comida y llevando solo lo esencial para sobrevivir a sus espaldas, viven salvajes en el antiguo y degradado paisaje de acantilados, mar y cielo. Sin embargo, a través de cada paso, cada encuentro y cada prueba en el camino, su viaje se convierte en una experiencia única. Una historia real y honesta de asunción del dolor y el poder terapéutico del mundo natural. En última instancia, una representación del hogar y de cómo se puede perder, reconstruir y redescubrir de las formas más inesperadas.

Caminante y escritora de larga distancia. Escribe sobre la naturaleza, la falta de vivienda y los campamentos salvajes. Vive en Cornwall. Su primer libro, 'El camino de la sal', fue un éxito de ventas. Fue preseleccionado para el Premio Wainwright 2018 y los Premios Costa Book 2018 en la categoría 'Biografía'. En mayo de 2019 ganó el Premio RSL Christopher Bland inaugural. En septiembre de 2019 se convirtió en el libro número uno más vendido en las librerías independientes del Reino Unido. Su segundo libro 'Wild Silence' será publicado en la primavera de 2020.
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Verfügbare Formate
TaschenbuchKartoniert, Paperback
EUR27,00
TaschenbuchKartoniert, Paperback
EUR28,64
E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
EUR8,49

Produkt

KlappentextEn pocos días, Raynor se queda sin casa, sin trabajo y descubre que su marido de 32 años sufre una enfermedad terminal. Sin nada que perder y con poco tiempo, deciden caminar las 630 millas de la ruta costera del suroeste: de Somerset a Dorset. Casi sin dinero para comida y llevando solo lo esencial para sobrevivir a sus espaldas, viven salvajes en el antiguo y degradado paisaje de acantilados, mar y cielo. Sin embargo, a través de cada paso, cada encuentro y cada prueba en el camino, su viaje se convierte en una experiencia única. Una historia real y honesta de asunción del dolor y el poder terapéutico del mundo natural. En última instancia, una representación del hogar y de cómo se puede perder, reconstruir y redescubrir de las formas más inesperadas.

Caminante y escritora de larga distancia. Escribe sobre la naturaleza, la falta de vivienda y los campamentos salvajes. Vive en Cornwall. Su primer libro, 'El camino de la sal', fue un éxito de ventas. Fue preseleccionado para el Premio Wainwright 2018 y los Premios Costa Book 2018 en la categoría 'Biografía'. En mayo de 2019 ganó el Premio RSL Christopher Bland inaugural. En septiembre de 2019 se convirtió en el libro número uno más vendido en las librerías independientes del Reino Unido. Su segundo libro 'Wild Silence' será publicado en la primavera de 2020.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788412351439
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisePub Wasserzeichen
FormatE101
Erscheinungsjahr2021
Erscheinungsdatum30.08.2021
Auflage1. Auflage
ReiheEnsayo
Seiten344 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse1006 Kbytes
Artikel-Nr.7844365
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe



Prólogo

Anaïs Franquesa

Este libro, con la oportunidad de escribir el prólogo en la versión en lengua castellana, llegó a mis manos en el momento más oportuno. Como no acabo de creer en las casualidades, dejé de lado un ratito el síndrome de la impostora -que tanto nos acecha a las mujeres en cuanto nos despistamos-, y dije que sí sin dudarlo. En el momento más oportuno, porque en Cataluña el debate sobre el modelo policial está servido, especialmente el modelo de orden público. Al final de la última legislatura (finales de 2020), la mayoría de las fuerzas parlamentarias se comprometieron a crear un grupo de trabajo en el Parlamento catalán sobre esta cuestión, en una iniciativa promovida por Amnistía Internacional Cataluña e Irídia (a la que se sumaron muchas otras organizaciones). No obstante, las organizaciones promotoras insistimos en que, sobre todo, se debe debatir sobre modelos de fiscalización y control de los cuerpos y fuerzas de seguridad. Sin esa parte, de nada sirve discutir, debatir, ni siquiera aplicar cambios en un modelo de orden público determinado.

Y entonces llegó The end of policing. Vaya por delante que el título puede ser de mal traducir desde un punto de vista lingüístico. Sin embargo, desde un punto de vista académico ya se está acuñando el término «policializar»[1] con sus peligros e impactos. Policialización como empoderamiento de la policía y la aplicación de la perspectiva de control y vigilancia ante problemas sociopolíticos, entiéndase protesta social, guerra contra las drogas o cualquier otro. Hecha la aclaración, este libro llega para decir algo fundamental que puede parecer obvio, pero, sin embargo, no se menciona muy a menudo. Por lo menos, no en las discusiones sobre modelos policiales:

Sin embargo, por encima de todo necesitamos repensar el papel de la policía en la sociedad. Los orígenes y las funciones de la policía están íntimamente ligados a la gestión de las desigualdades de raza y clase. La represión de los trabajadores y la estricta vigilancia y microgestión de las vidas de las personas racializadas han estado siempre en el centro de la labor policial. Cualquier estrategia de reforma de la policía que no atienda esta realidad está condenada al fracaso (pp. 60-61).

Efectivamente, dos de las funciones de la policía son el «mantenimiento del orden» y la «aplicación de la ley». No obstante, deberíamos cuestionarnos más a menudo qué significa «orden», quién lo define y a quién conviene. Qué significa «mantenimiento» y con qué medios se «consigue». Quién aprueba las leyes, cómo y quién las aplica y a quién protegen; si respetan los derechos y las libertades; si se aplican por igual en función del lugar de nacimiento, el color de la piel, la clase social, el género, el sexo o cualquiera de los otros ejes de desigualdad. Mientras el statu quo que los cuerpos policiales mantienen sea profundamente injusto, esté basado en el racismo, el patriarcado y el despojo (de los cuerpos, de los recursos naturales, de comunidades y pueblos enteros), esté normalizada la concentración de la riqueza y el poder en una minoría, la función policial no dejará de traspirar abuso y desigualdad. Para promover cambios de calado, resulta necesario repetirlo las veces que haga falta.

Sin embargo, no desesperemos. Tener claro que los cambios deben ser profundos y no mero maquillaje no significa abandonar cualquier tipo de reforma en el modelo policial. Como dice Eduardo Galeano, la utopía sirve para caminar, está en el horizonte, nos sirve para avanzar. Mientras construimos un mundo mejor (aquel en que quepan muchos mundos, como dicen los zapatistas), hay reformas urgentes que aplicar. Este libro es una buena muestra de ello. Capítulo a capítulo va desgranando aspectos de la vida en sociedad que actualmente están casi enteramente gestionados desde una perspectiva punitivista y policial. En un orden lógico, Alex S. Vitale primero muestra el problema, apunta las causas, analiza algunos intentos de cambio y propone alternativas factibles. Lejos de lo que pudiera parecer, muchas de las cuestiones tratadas en el libro son plenamente aplicables en el Estado español: algunas, inmensamente familiares; otras, por suerte, aún parecen lejanas. Esperemos que lo sigan siendo.

El primer capítulo versa sobre los límites de las reformas policiales. Empieza mencionando algunos de los casos conocidos de muerte de personas desarmadas a manos de agentes de policía. Señala, asimismo, un hecho incuestionable: las personas no blancas son mucho más susceptibles de padecer actuaciones policiales. Las identificaciones por perfil étnico-racial están a la orden del día, así como las actuaciones policiales invasivas y no respetuosas con los derechos humanos dirigidas a personas y comunidades racializadas o migrantes. Las cifras en Estados Unidos son sobrecogedoras: 1.100 muertes a manos de la policía en el año 2014, 991 en el año 2015, 1.080 en el año 2016. En esta cuestión, resulta oportuno destacar dos elementos importantes. El primero es que no existen datos oficiales: para llegar a estas cifras fue necesaria una ardua tarea conjunta de los periódicos Guardian y Washington Post. El segundo es que, de la información existente, se desprende que los adolescentes afrodescendientes son veintiuna veces más susceptibles de morir a manos de la policía que los adolescentes blancos.

Esa falta de transparencia en los delitos cometidos por los cuerpos y fuerzas de seguridad también es aplicable en el Estado español. Las organizaciones de derechos humanos ya hace años que venimos pidiendo que se publiquen anualmente los datos desagregados relativos a las situaciones de violencia institucional por las cuales se hayan abierto investigaciones internas, así como el número de quejas, denuncias, condenas, sanciones y tipología de las sanciones relacionadas con agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad. Lo seguiremos exigiendo, pero mientras tanto seguiremos también contabilizando las denuncias de tortura o maltrato de las que tenemos conocimiento, como lo ha hecho durante años la Coordinadora para la Prevención de la Tortura.[2] Fiscalización de la sociedad civil como el primero de los mecanismos de garantía de derechos. Pero no puede ser el único. Datos y desagregados. En eso hay mucho que aprender de Estados Unidos, allí puede saberse qué colectivos se ven más afectados por la violencia policial porque existen datos que diferencian el perfil étnico-racial. Extremo absolutamente imprescindible para visibilizar las diferencias de trato entre personas y colectivos por parte de los cuerpos policiales, porque hay un claro racismo institucional que impregna también la labor policial. Desconocemos si en la práctica policial hay mayor sesgo racista que en el resto de estamentos de la sociedad, pero sabemos seguro que por lo menos hay el mismo, y no es poco.

Para muestra, un botón. La organización en la que trabajo, Irídia, brinda un servicio legal y psicosocial gratuito a personas que han sufrido violencia institucional, ya sea en el contexto de espacio público, protesta o privación de libertad (comisaría, Centro de Internamiento de Extranjeros o cárceles). En algunos casos especialmente representativos, además del asesoramiento, acompañamiento y seguimiento, se asume el caso como propio desde la perspectiva del litigio estratégico. Es decir, con la intención de visibilizar problemáticas concretas y promover cambios que redunden en un proceso de verdad, justicia y reparación, y poner así las bases para la no repetición. Pues bien, de los sesenta litigios en marcha durante el año 2020, el 37 por ciento de las personas son racializadas o migrantes. Y serían aún más si no fuera porque más de la mitad de los casos (treinta y tres) lo son en contexto de protesta y en ese campo todavía nos queda mucho que cambiar para que los movimientos sociales sean realmente diversos. Por suerte, el movimiento antirracista empuja con fuerza, golpeando el tablero e impugnando también estas estructuras, que buena falta nos hace. Si miramos las cifras de personas atendidas en las prisiones catalanas o en contexto de actuaciones policiales en el espacio público y, por supuesto, en el Centro de Internamiento de Extranjeros, la realidad es que las personas racializadas son mayoritarias en nuestro servicio. Y es un servicio relativamente pequeño. En el informe de 2020 Invisibles, el estado del racismo en Cataluña, de SOS Racismo, se indica que desde 1999 SOS Racismo Cataluña ha recogido 571 casos de racismo policial de un total de 2.514 casos asumidos.

En ese sentido, Alex S. Vitale apunta la «mentalidad del guerrero» (warrior mentality) como parte del problema. «Los policías a menudo se ven a sí mismos como soldados en una batalla contra los ciudadanos antes que como guardianes de la seguridad pública» (p. 32). Esa misma mentalidad impregna también aquí la relación de los agentes del orden con gran parte de la ciudadanía, especialmente la que vive en los márgenes. En el caso de la gestión del orden público, la...

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Autor

Caminante y escritora de larga distancia. Escribe sobre la naturaleza, la falta de vivienda y los campamentos salvajes. Vive en Cornwall. Su primer libro, 'El camino de la sal', fue un éxito de ventas. Fue preseleccionado para el Premio Wainwright 2018 y los Premios Costa Book 2018 en la categoría "Biografía". En mayo de 2019 ganó el Premio RSL Christopher Bland inaugural. En septiembre de 2019 se convirtió en el libro número uno más vendido en las librerías independientes del Reino Unido. Su segundo libro 'Wild Silence' será publicado en la primavera de 2020.