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La cuarta chica por la izquierda

E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
440 Seiten
Spanisch
Editorial Alrevéserschienen am16.01.20231. Auflage
Primera Guerra Mundial. Mientras las principales ciudades europeas se desangran en el conflicto, Barcelona es una de las grandes perlas del Mediterráneo. A pesar de su condición de territorio neutral, nadie ignora que en la costa hay puertos donde proveerse ilegalmente de combustible y víveres, con el beneplácito de las autoridades locales, y que en el cabo de Ixent llegan submarinos alemanes donde se cuecen todo tipo de intereses y conflictos con servicios secretos, agentes dobles y espías de ambos bandos. En el centro neurálgico de esta Barcelona en plena ebullición urbanística, con el ruido de las calles, el fragor de los bares, el juego del casino y los espectáculos nocturnos, llega Amadeu, un muchacho de pueblo, que busca una bailarina con quien su padre había vivido una extraña aventura. Solo tiene una pista: es la cuarta chica por la izquierda de una fotografía que guarda en el bolsillo de la chaqueta. Enseguida descubre que se llama Amanda Rogent y que se exhibe en el Moulin Rouge: toda una vedet a quien le encanta escandalizar. Amadeu necesita encontrar respuestas, pero descubrir la verdad no siempre es lo mejor que te puede ocurrir... Después de títulos como El Harén del Tibidabo, Todos te recordarán, La favorita del Harén y Vais a decir que estoy loco, Andreu Martín vuelve a Alrevés con una novela retrospectiva, ambientada en la excitante Barcelona de las primeras décadas del siglo XX.

Andreu Martín (Barcelona, 1949) es escritor especializado en novela negra y policíaca desde que en 1979 publicó Aprende y calla. En 1980 recibió el premio Círculo del Crimen por Prótesis. Posteriormente, ha escrito numerosas obras del género que han sido galardonadas, como Si es o no es (con el Deutsche Krimi Preis International a la mejor novela policíaca publicada en Alemania), Barcelona connection y El hombre de la navaja (las dos con premios Hammett), Bellísimas personas (que, además del Hammett, también obtuvo el premio Ateneo de Sevilla) o De todo corazón (premio Alfons el Magnànim).
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Verfügbare Formate
BuchKartoniert, Paperback
EUR31,44
E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
EUR9,99

Produkt

KlappentextPrimera Guerra Mundial. Mientras las principales ciudades europeas se desangran en el conflicto, Barcelona es una de las grandes perlas del Mediterráneo. A pesar de su condición de territorio neutral, nadie ignora que en la costa hay puertos donde proveerse ilegalmente de combustible y víveres, con el beneplácito de las autoridades locales, y que en el cabo de Ixent llegan submarinos alemanes donde se cuecen todo tipo de intereses y conflictos con servicios secretos, agentes dobles y espías de ambos bandos. En el centro neurálgico de esta Barcelona en plena ebullición urbanística, con el ruido de las calles, el fragor de los bares, el juego del casino y los espectáculos nocturnos, llega Amadeu, un muchacho de pueblo, que busca una bailarina con quien su padre había vivido una extraña aventura. Solo tiene una pista: es la cuarta chica por la izquierda de una fotografía que guarda en el bolsillo de la chaqueta. Enseguida descubre que se llama Amanda Rogent y que se exhibe en el Moulin Rouge: toda una vedet a quien le encanta escandalizar. Amadeu necesita encontrar respuestas, pero descubrir la verdad no siempre es lo mejor que te puede ocurrir... Después de títulos como El Harén del Tibidabo, Todos te recordarán, La favorita del Harén y Vais a decir que estoy loco, Andreu Martín vuelve a Alrevés con una novela retrospectiva, ambientada en la excitante Barcelona de las primeras décadas del siglo XX.

Andreu Martín (Barcelona, 1949) es escritor especializado en novela negra y policíaca desde que en 1979 publicó Aprende y calla. En 1980 recibió el premio Círculo del Crimen por Prótesis. Posteriormente, ha escrito numerosas obras del género que han sido galardonadas, como Si es o no es (con el Deutsche Krimi Preis International a la mejor novela policíaca publicada en Alemania), Barcelona connection y El hombre de la navaja (las dos con premios Hammett), Bellísimas personas (que, además del Hammett, también obtuvo el premio Ateneo de Sevilla) o De todo corazón (premio Alfons el Magnànim).
Details
Weitere ISBN/GTIN9788418584954
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisePub Wasserzeichen
FormatE101
Erscheinungsjahr2023
Erscheinungsdatum16.01.2023
Auflage1. Auflage
Reihen-Nr.139
Seiten440 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse2356 Kbytes
Artikel-Nr.10745075
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe

4
CARPINTERÍA

La carpintería está en la calle Tamarit, cerca del mercado de San Antonio, y en verano no tiene puertas y la actividad de los que allí trabajan es un espectáculo fascinante para los peatones. Llama su atención el ritmo persistente del serrucho, el vaivén mordiente del cepillo y los martillazos que, precisos y contundentes, hunden los clavos en su sitio; y los retiene boquiabiertos el olor de la madera recién cortada, y del serrín que alfombra el suelo, mezclado con el olor seductor de la cola. Les encanta la seria concentración de los tres hombres que se afanan en la construcción de mesas o sillas, el viejo José, y más allá su hijo Jesús y, de aprendiz, a lo mejor alguno de los apóstoles.

-No, no, por favor, señora, quédese afuera, que le podemos hacer daño. Va, por favor, que estamos trabajando.

Alguien se queda con ganas de decir: «Pues acaba de entrar un chico y nadie le ha dicho nada». Les preguntarían, sorprendidos: «¿Un chico?». Tal vez el apóstol haría una señal con la cabeza: «Sí, Caramba ya está en el Repaire».

A este punto de encuentro lo llaman «el Repaire».

Caramba siempre pasa sin hacerse notar. Un personaje grotesco con mono de mecánico, gorra demasiado grande, gafas de montura de pasta y botas militares, que desprende una energía electrizante. Es una mujer furiosa, de cejas fruncidas, mirada intensa y boca comprimida, que quiere exhibir la autoridad dominadora de un hombre, pero también podría ser un niño asumiendo el papel de macho dominante en un medio hostil.

Ya hace rato que ha atravesado la puerta del fondo, la que da al gran almacén donde se guardan tablones, listones y planchas y contrachapados y rejillas y los asientos de mimbre que les traen de la calle del Comercio, y los muebles terminados, y los que están a medias, y los trastos estropeados que tienen que restaurar, y en este decorado estrafalario abronca en francés a Sablon y a Théo. En un primer momento, cuando habla, cada una de sus réplicas parece una provocación.

-¿Por qué demonios tuvisteis que matarlos? -«Pourquoi diable avez-vous dû les tuer?», Caramba habla muy bien el francés-. ¿Cómo se os ocurrió? No eran enemigos de importancia.

-¿Ah, no?

-Se habrían rendido al ver la primera pistola. Son eso que los del servicio secreto alemán llaman sombras, schatten, personal de a cuatro pesetas la hora, gente para todo, siempre disponible y que no hace preguntas, pero no les pagan para ir armados ni para jugarse la vida.

-Estos iban armados y no se rindieron al ver la primera pistola. Nos dispararon. Y nosotros nos defendimos. ¡Y estamos en una guerra, Caramba!

-No me grites.

-¿Sabes para qué me han enviado aquí? -protesta Sablon, recurriendo a su dignidad de militar-. Para desenmascarar, contrariar y destruir la organización enemiga donde sea posible: estas son las palabras que usaron. Y aquellos cuatro tíos eran peligrosos. ¡Reclamo mi autonomía de acción! -A Sablon no le gusta cómo le habla esta chica tan poca cosa, pero debe respetarla porque ella tiene el mando.

Caramba cede a disgusto. Después del pronto colérico inicial para hacerse respetar, siempre hace un esfuerzo por dominarse. Suspira. No sirve de nada continuar discutiendo.

-Bueno, basta ya. A lo hecho, pecho. -Se vuelve hacia las cajas amontonadas en un rincón y cambia de tono y de tema-. Me han dicho que os hicisteis con un cargamento importante.

-Ya lo creo -exclama el francés, aceptando la tregua-. Fuimos hasta la Borda de Rigall y allí pudimos ver que se había hecho un intercambio de cargamentos. Es un viejo edificio de dos pisos abandonado, de paredes de piedra medio ruinosas, pero la puerta está cerrada con candado. Pajar en el piso de arriba y corrales en el de abajo. Puede servir perfectamente como almacén. Había roderas de al menos seis camiones y huellas de carretillas yendo y viniendo. Vimos círculos en el suelo, marcas de bidones de cincuenta litros que probablemente contenían gasolina. Y más de uno, y de dos, y de tres. ¿Qué significa?

-Provisión de submarinos.

-Y el contenido de estas treinta cajas que venían hacia Barcelona, sin duda procedentes de un submarino.

-O sea, que hay una base cerca de allí. No tenemos noticia de ella, ¿verdad?

-Ni una. Y de eso también tenemos que hablar.

-Espera. ¿Qué pasó? ¿Por qué no estabais en la borda a la hora prevista?

-Porque la cita se produjo mucho antes de las cuatro de la madrugada. Calculamos que a la borda llegaron hacia la medianoche. Tuvieron que estar bastante rato descargando las cajas de unos camiones a otros. Es posible que las cuatro de la madrugada fuera la hora en que estaba previsto que llegaran a Barcelona.

-Pero, entonces, si el submarino llegó esa misma tarde o noche, y lo descargaron y llevaron el cargamento hasta la Borda de Rigall, y estuvieron allí a la medianoche, no podían venir de Castellón de la Plana o del Campo de Tarragona, donde calculábamos que estaba la base porque allí hay empresas como la Sociedad Vinícola, la Sociedad Electroquímica de Flix, la Química de Lluís Ultz, de Reus, que son reductos alemanes descarados. Desde allí, los submarinos tienen protección asegurada hacia el sur, hacia Valencia y Andalucía. Pero esta tiene que estar mucho más cerca. Aquí, en Cataluña. En la provincia de Gerona.

-¿Y por qué este intercambio a mitad de camino? ¿Por qué no enviar los camiones de Barcelona a la base, o los camiones de la base hasta Barcelona?

-Para que los conductores de los camiones de Barcelona no sepan dónde se encuentra la base del submarino. No creo que aquí haya nadie que sepa dónde se encuentra esa base.

-Estamos hablando de una base muy importante.

-Sin duda.

-¿Y estas treinta cajas?

-Las hemos estado mirando, y analizando su contenido.

Sablon se acerca, con Caramba, hasta donde se amontonan las cajas de madera. A las treinta les han levantado la tapa. Contienen paquetes envueltos con papel de estraza. Sablon tiene una libreta en la mano y lee mecánicamente, sin énfasis, lo que ha escrito en ella.

-Mil setecientos kilos de tetralita, ocho bombas de latón que contienen mil kilos de tetralita, ochocientas espoletas, ochocientos detonadores de acción retardada y material para manipularlos. Es un cargamento para el «Servicio S», los encargados del sabotaje.

-¡Pero ¿qué están planeando?! -exclama Caramba-. ¿Volar el puerto de Barcelona? ¿O volar los ministerios de Madrid? ¿O los Pirineos?

-Están desesperados -certifica el francés, siempre serio pero sin disimular el orgullo patriótico-. Son conscientes de que están perdiendo la guerra y ya no saben qué hacer. Tienen claro que, para ellos, la guerra de trincheras es insostenible. Y que los Estados Unidos están a punto de intervenir. Desde que aquel submarino hundió el Lusitania y mataron a mil doscientos pasajeros, de los cuales, ¿cuántos?, ¿doscientos norteamericanos? Desde aquel día están esperando que el presidente Wilson baje el brazo y grite «¡Al ataque!». Por eso han iniciado la guerra submarina a ultranza, saltándose todas las leyes. Por eso... -Se interrumpió, recordando una cosa más. Continuó la lectura de la libreta-: Otra cosa. Una caja llena de lo que parecían azucarillos, marcados con las letras «E» y «B». ¿Sabe lo que son? -Caramba asiente: sí que lo sabe, pero Sablon continúa de todas formas-: Lo han analizado en la farmacia. Ántrax y moquillo. En un sobre, había una serie de cartas personales destinadas a la embajada de Alemania en Madrid. Cartas escritas con tinta invisible.

Sablon pronuncia de una manera especial «Encre sympathique» y hace una pausa para atraer la atención de Caramba. No reprime una media sonrisa y mueve la cabeza en sentido negativo, compadeciéndose de la ingenuidad del enemigo. A lo mejor se creían que podrían engañarle.

-¿Tinta invisible? -dice Caramba, tan intrigada como él pretende.

Sablon se ríe discretamente. Dice:

-Semen.

-¿Semen? -se sorprende Caramba-. Creía que eso solo lo hacían los ingleses.

-Las malas costumbres corren como la pólvora. Tinta invisible y en clave. Nuestros servicios de criptografía, una vez más, no han necesitado ni un día para descifrarlos.

A Sablon le gusta presumir de las diferentes secciones criptográficas de sus ejércitos y, si se le da pie, mencionará a Étienne Bazeries, el mejor criptógrafo del mundo, «el lince del Quai d´Orsay», «Napoleón de la cifra». Caramba le sale al paso para evitar discursos:

-¿Y qué dicen?

Sablon renuncia al panegírico a regañadientes:

-Hay de todo. Instrucciones para hacer llegar el azúcar a los rebaños de vacas y caballos de Andalucía, Extremadura y Castilla destinados a la exportación hacia los países aliados, Francia o Gran Bretaña, «como», dice, «como ya hicimos con Argentina y Rumanía». Instrucciones para el envenenamiento de silos de grano, y contaminación de los ríos de la frontera hispano-portuguesa con cólera. Sabotaje de cargamentos de maíz con cápsulas de algo llamado «mercaptano».

-Sí -asiente Caramba-. También se le llama «tiol». Muy tóxico.

-Qué hijos de puta. Eso tendría que estar prohibido.

-Ya sabe lo que dicen del amor y de la guerra.

-Qué hijos de puta. -El francés cabecea y dirige la vista hacia el papel-. Más cosas que dicen estos papeles. Croquis para fabricación de las bombas que deben ser colocadas en barcos mercantes aliados. Ah, y por último, vuelve a hablar de «la puerta de...
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Autor

Andreu Martín (Barcelona, 1949) es escritor especializado en novela negra y policíaca desde que en 1979 publicó Aprende y calla. En 1980 recibió el premio Círculo del Crimen por Prótesis. Posteriormente, ha escrito numerosas obras del género que han sido galardonadas, como Si es o no es (con el Deutsche Krimi Preis International a la mejor novela policíaca publicada en Alemania), Barcelona connection y El hombre de la navaja (las dos con premios Hammett), Bellísimas personas (que, además del Hammett, también obtuvo el premio Ateneo de Sevilla) o De todo corazón (premio Alfons el Magnànim).