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Tierra inestable

E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
352 Seiten
Spanisch
Editorial Impedimenta SLerschienen am06.03.20231. Auflage
Con sensibilidad e inteligencia, Claire Fuller compone un relato desgarrador sobre la pobreza rural en el siglo XXI. Sus personajes luchan por salir adelante en una sociedad que no es del todo consciente de haberlos dejado atrás. Los mellizos Jeanie y Julius tienen 51 años y viven con su madre, Dot, en una casa antigua en mitad de la campiña inglesa. Julius sobrevive gracias a empleos ocasionales; Jeanie apenas sabe leer ni escribir. No tienen internet, televisión ni cuentas bancarias. Ninguno de los dos tiene pareja. Tampoco tienen padre: murió cuando eran niños. Cultivan verduras en su huerto y, cuando cae la noche, tocan sus instrumentos y cantan juntos. Sobreviven con poco y no necesitan más: su casa es a la vez su armadura contra el mundo y su santuario. Pero cuando Dot muere de forma repentina, todas las cosas de las que siempre han prescindido pasan a ser indispensables. Jeanie y Julius se enfrentan a un mundo desconocido e inabarcable y, cuando los secretos de Dot comienzan a salir a la luz, todo lo que creían saber sobre sus vidas se desmorona. CRÍTICA «Una novela hermosa. Su obra más potente hasta el momento.» -Melissa Katsoulis, The Times «Una oscura saga familiar marcada por el amor ilícito, la violencia y las deudas de sangre.» -The Wall Street Journal «Fuller explora las dolorosas realidades de la pobreza y el aislamiento social con una sensibilidad inmensa.» -The Guardian «Maravilloso. Un libro bellamente construido con personajes apasionantes. Estoy convencido de que no leeré uno mejor este año.» -Ron Rash, The Boston Globe «Esta absorbente novela nos perturba con su excelente evocación de la fragilidad de la vida mientras nos enraíza en los poderes curativos del amor, la lealtad y la generosidad de la naturaleza.» -The Independent «La prosa de Fuller es sombríamente elegante; su ojo para los personajes, astuto y humano; su conocimiento del lugar, vívidamente atmosférico. He aquí una escritora de gran habilidad, sensibilidad y sutileza.» -Lucy Atkins «Un thriller atmosférico que es a la vez desgarrador y conmovedor.» -Red Magazine «Oscura, brillantemente cuidada y, en última instancia, una historia en la que el amor sale victorioso.» -The Telegraph

Claire Fuller nació en Oxfordshire, Inglaterra, en 1967. Sus cuatro novelas, «Our Endless Numbered Days» (2015, ganadora del premio Desmond Elliott y de próxima publicación en Impedimenta), «Swimming Lessons» (2017, premio Livre de Poche en Francia), «Bitter Orange» (2018, preseleccionada para el International Dublin Literary Award) y «Tierra inestable» (Costa Novel Award 2021, preseleccionada para el Women's Prize for Fiction 2021), se han traducido a más de veinte idiomas. Sus cuentos han sido publicados en una gran variedad de revistas literarias y han merecido diversos premios: «Baker, Emily and Me» ganó el concurso BBC Opening Lines de 2014, y «A Quiet Tidy Man» ganó el premio de la Royal Academy en la categoría de relatos. Actualmente vive en Winchester.
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Verfügbare Formate
TaschenbuchKartoniert, Paperback
EUR29,00
E-BookEPUBePub WasserzeichenE-Book
EUR13,99

Produkt

KlappentextCon sensibilidad e inteligencia, Claire Fuller compone un relato desgarrador sobre la pobreza rural en el siglo XXI. Sus personajes luchan por salir adelante en una sociedad que no es del todo consciente de haberlos dejado atrás. Los mellizos Jeanie y Julius tienen 51 años y viven con su madre, Dot, en una casa antigua en mitad de la campiña inglesa. Julius sobrevive gracias a empleos ocasionales; Jeanie apenas sabe leer ni escribir. No tienen internet, televisión ni cuentas bancarias. Ninguno de los dos tiene pareja. Tampoco tienen padre: murió cuando eran niños. Cultivan verduras en su huerto y, cuando cae la noche, tocan sus instrumentos y cantan juntos. Sobreviven con poco y no necesitan más: su casa es a la vez su armadura contra el mundo y su santuario. Pero cuando Dot muere de forma repentina, todas las cosas de las que siempre han prescindido pasan a ser indispensables. Jeanie y Julius se enfrentan a un mundo desconocido e inabarcable y, cuando los secretos de Dot comienzan a salir a la luz, todo lo que creían saber sobre sus vidas se desmorona. CRÍTICA «Una novela hermosa. Su obra más potente hasta el momento.» -Melissa Katsoulis, The Times «Una oscura saga familiar marcada por el amor ilícito, la violencia y las deudas de sangre.» -The Wall Street Journal «Fuller explora las dolorosas realidades de la pobreza y el aislamiento social con una sensibilidad inmensa.» -The Guardian «Maravilloso. Un libro bellamente construido con personajes apasionantes. Estoy convencido de que no leeré uno mejor este año.» -Ron Rash, The Boston Globe «Esta absorbente novela nos perturba con su excelente evocación de la fragilidad de la vida mientras nos enraíza en los poderes curativos del amor, la lealtad y la generosidad de la naturaleza.» -The Independent «La prosa de Fuller es sombríamente elegante; su ojo para los personajes, astuto y humano; su conocimiento del lugar, vívidamente atmosférico. He aquí una escritora de gran habilidad, sensibilidad y sutileza.» -Lucy Atkins «Un thriller atmosférico que es a la vez desgarrador y conmovedor.» -Red Magazine «Oscura, brillantemente cuidada y, en última instancia, una historia en la que el amor sale victorioso.» -The Telegraph

Claire Fuller nació en Oxfordshire, Inglaterra, en 1967. Sus cuatro novelas, «Our Endless Numbered Days» (2015, ganadora del premio Desmond Elliott y de próxima publicación en Impedimenta), «Swimming Lessons» (2017, premio Livre de Poche en Francia), «Bitter Orange» (2018, preseleccionada para el International Dublin Literary Award) y «Tierra inestable» (Costa Novel Award 2021, preseleccionada para el Women's Prize for Fiction 2021), se han traducido a más de veinte idiomas. Sus cuentos han sido publicados en una gran variedad de revistas literarias y han merecido diversos premios: «Baker, Emily and Me» ganó el concurso BBC Opening Lines de 2014, y «A Quiet Tidy Man» ganó el premio de la Royal Academy en la categoría de relatos. Actualmente vive en Winchester.
Details
Weitere ISBN/GTIN9788418668975
ProduktartE-Book
EinbandartE-Book
FormatEPUB
Format HinweisePub Wasserzeichen
FormatE101
Erscheinungsjahr2023
Erscheinungsdatum06.03.2023
Auflage1. Auflage
Seiten352 Seiten
SpracheSpanisch
Dateigrösse1553 Kbytes
Artikel-Nr.11160105
Rubriken
Genre9201

Inhalt/Kritik

Leseprobe


2

Jeanie se despierta cuando Julius le sacude el brazo, al principio con delicadeza y luego más bruscamente. Aunque él le ha dicho que no corra, baja volando las escaleras detrás de él y el camisón aletea a su espalda. La cocina está en penumbra: las cortinas están echadas; las luces, apagadas; solo la ilumina el resplandor anaranjado que irradia el fuego de la estufa. Su madre yace bocabajo en el suelo, inmóvil. Jeanie se lleva las manos a la boca para ahogar un ruido.

-Ayúdame a darle la vuelta -dice Julius, y cuando Jeanie toca a su madre, sabe que está muerta. Dot tiene los brazos a los lados del cuerpo y los tobillos cruzados, las pantuflas se le están saliendo y, aunque lleva puesta la bata, Jeanie piensa que parece que esté tomando el sol, algo que su madre nunca habría hecho; si estás al aire libre, es porque estás trabajando.

Jeanie aparta la mirada de la herida que Dot tiene en la frente y luego, para evitar verla del todo, se tapa la cara con las manos. Entre sus dedos se filtran franjas de luz rosada, que dejan ver la cocina y segmentos del cuerpo de su madre. Cuando ella y Julius tenían doce años, en Priest´s Field, tampoco había sido capaz de apartar la mirada. La perra, que hasta entonces ha estado encogida de miedo debajo de la mesa de la cocina, da un paso al frente con un gemido y Jeanie se quita las manos de la cara.

-¡Maude! -Jeanie chasquea los dedos y la apunta con uno, y la perra se escabulle otra vez debajo de la mesa.

-El cuello, ponle los dedos en el cuello. Búscale el pulso -dice Julius. Está agachado al otro lado de Dot solo con los pantalones del pijama. Jeanie no lo ha visto sin su ropa de trabajo en años. Tiene canas en el pecho; los brazos y el torso musculosos por el trabajo físico.

Por costumbre, y sin ser siquiera consciente de que lo está haciendo, Jeanie se coloca los dedos en el cuello y luego toca brevemente a su madre en la mejilla.

-Está fría. Es demasiado tarde.

-He intentado llamar a una ambulancia, pero mi teléfono no tiene batería -dice Julius.

-No hace falta. Es demasiado tarde.

-Debe de haber habido un apagón. Se fue la luz anoche. Voy a mirar los plomos.

-Se ha ido, Julius.

-¿Y si probamos lo de bombearle el pecho?

-Está muerta.

-Dios.

Julius tiene una expresión solemne y la situación es tan inesperada que a Jeanie le entran ganas de reírse. Una carcajada de incredulidad crece como un eructo en su interior y de nuevo se tapa la boca con fuerza para contenerla. Julius se lleva las grandes palmas extendidas a la cabeza, a la altura de las entradas, y su cuerpo empieza a sacudirse con convulsiones; sus sollozos se asemejan a la llamada de un animal exótico. Jeanie lo mira fascinada. Nacieron con casi un día de diferencia, él primero y Jeanie después -sin que nadie la esperara ni estuviera preparado para ello-, con la ayuda de su padre, presa del pánico, porque la partera ya se había ido a casa. «Mi escuchimizadilla», había llamado cariñosamente Frank a su hija. Jeanie a menudo piensa que esas veintitrés horas explican las diferencias entre ella y Julius: el hecho de que él acepte el mundo y muestre sus emociones, sea abierto con las personas y las situaciones; mientras que ella, Jeanie, ansía el hogar, la tranquilidad y la seguridad.

Jeanie extiende el brazo con torpeza por encima del cuerpo de su madre, tira de Julius para que se ponga de pie y lo lleva hasta el sofá, donde ambos se sientan. Maude mira hacia arriba como si esperara una invitación para unirse a ellos, pero Jeanie hace un rápido gesto negativo con la cabeza y la perra apoya el hocico sobre las patas.

-Estoy seguro de que la he oído caer -dice Julius cuando sus sollozos se apaciguan. Se pasa la mano por debajo de la nariz, se restriega los ojos con las palmas-. O el atizador y el cepillo, por lo menos. Pensé que sería Maude trasteando con algo. Volví a dormirme.

-No es culpa tuya -dice Jeanie, aunque todavía no sabe si en realidad piensa lo que acaba de decir. Su hermano, como su padre antes que él, dijo mil veces que aseguraría aquella baldosa. Cuando tu madre está muerta en el suelo de la cocina, ¿puedes echarle la culpa a alguien? Abraza a Julius y se quedan así durante unos minutos, hasta que Jeanie mira por encima del hombro de él y a través del hueco que dejan las cortinas-. Está nevando -dice.

Cubren a Dot con una manta. Jeanie quiere subirla al sofá, pero es demasiado pequeño. Pone a hervir agua, prepara té y se sientan a la mesa a bebérselo con el cuerpo de su madre en el suelo detrás de ellos, como si fuera una niña a la que se le da muy mal jugar al escondite, y ellos estuvieran fingiendo no verla.

-Era una buena mujer -dice Julius-. Y buena madre.

Jeanie asiente y le murmura a su té:

-¿Siguen los caballetes en la antigua vaquería? -pregunta, sabiendo que Julius le leerá el pensamiento, como siempre ha hecho.

En el salón, enrolla la alfombra y empuja las sillas a un lado. Podría estar preparándose para un baile en una habitación donde nadie ha bailado nunca. Julius coloca una puerta vieja encima de los dos caballetes y vuelve a la cocina para levantar a su madre con un tirón y un gemido. No va a dejar que Jeanie lo ayude. Hay una larga lista de cosas que Jeanie lamenta no haber levantado nunca por culpa de su corazón débil: cajas, pacas de heno, bebés, tractores. Julius carga con Dot hasta el salón. Allí dentro hace frío, mucho más que en la cocina. Un antimacasar cubre el respaldo de un sillón demasiado mullido, sobre un aparador bajo pulido reposan una jarrita Toby y una fotografía enmarcada de Dot y Frank el día de su boda frente a un paisaje italiano en el que nunca estuvieron, y una pantalla tapizada oculta la chimenea que nunca se usa en esta mitad de la casa.

Nada más casarse, Dot y Frank estuvieron viviendo un año en la casa adosada de una habitación, pero en cuanto nacieron los gemelos, Frank negoció el alquiler del lado derecho, fiel reflejo del izquierdo. Unió las dos casas a toda prisa y condenó una de las puertas de entrada, de modo que desde la verja la casa parece asimétrica, mientras que en el interior todavía hay dos escaleras, y cada una conduce a un pequeño rellano y a un dormitorio.

Julius coloca a Dot sobre la puerta vieja y Jeanie cambia la manta por una sábana limpia.

Ya vestidos, hermana y hermano se sientan de nuevo a la mesa de la cocina, con la tetera rellena. Julius ha comprobado el cuadro eléctrico del lavadero; no han saltado los plomos, pero la electricidad no vuelve por mucho que manipule los cables.

-Supongo que tendremos que decírselo a un médico. ¿No es eso lo que se hace cuando alguien muere? -dice Julius, casi para sí. Cuando murió su padre, se siguió un proceso del que Jeanie y Julius no supieron nada y que ahora solo pueden imaginar.

-Los médicos son para los enfermos -dice Jeanie.

-Pero necesitaremos un certificado de defunción.

¿Para qué?, piensa Jeanie, aunque no lo dice en voz alta.

-Para poder enterrarla -dice Julius como si le respondiera-. Busco un médico, que nos dé el formulario y ya está.

Jeanie niega con la cabeza. Dot no habría querido que un médico viniera a la casa, ni certificados, ni formularios, ni autoridades. Ninguno de ellos ha visto a un médico desde hace años.

Pero Julius ya está en pie, poniéndose las botas de trabajo.

-Tendré que ir andando al pueblo -dice. En el pueblo, Inkbourne, hay un centro de salud, un salón municipal con baños públicos, una tienda de fish and chips y un pequeño supermercado con un mostrador del servicio postal. También está la antigua tienda de comestibles, que un joven de Londres con el bigote encerado ha comprado y convertido en un delicatessen donde vende pan de pijos, queso y aceitunas, y también algunas verduras y huevos que le suministran Jeanie y Dot. El propietario, Max, sirve cafés y pasteles sofisticados en mesas de aluminio que ha colocado en la acera para captar a clientes, desde senderistas que siguen la ruta de larga distancia que atraviesa el pueblo hasta ciclistas vestidos de licra con billetes de diez libras doblados en el bolsillito delantero de las mallas.

-No puedo coger la bici -dice Julius, y Jeanie se acuerda de la nieve-. Si está abierto el centro de salud, se lo diré a Bridget, que lo querrá saber, y ella puede decírselo a alguno de los médicos. Si está cerrado, me acercaré a su casa. -Coge su abrigo del gancho de la parte de atrás de la puerta. Maude se levanta y mueve la cola.

-¿Hoy no tenías que terminar un trabajo de fontanería con Craig? -dice Jeanie.

-No pienso ayudar a subir una bañera de hierro por las escaleras y a meterla en el baño lujoso de no sé quién el día de la muerte de mi madre.

-¿Cómo vas a avisarlo?

-Enseguida se dará cuenta de que no me he presentado.

-¿No te iba a pagar hoy?

Julius hace una pausa.

-No voy a dejarte aquí sola todo el día.

-Tengo que darles de comer a las gallinas. Hay cosas que hacer en el huerto que no pueden esperar. -Se acerca a él-. Deberías ir, cobrar. Necesitamos dinero.

Julius tiene la mano en el cerrojo de la puerta de entrada.

-Ya veré. Si no puedo ir en bici, llegaré tarde igualmente. -su voz suena irritada; tal vez él también lo haya notado, porque vuelve a entrar en la habitación y abraza a Jeanie-. No te preocupes -le dice en el pelo-....

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Autor

Claire Fuller nació en Oxfordshire, Inglaterra, en 1967. Sus cuatro novelas, «Our Endless Numbered Days» (2015, ganadora del premio Desmond Elliott y de próxima publicación en Impedimenta), «Swimming Lessons» (2017, premio Livre de Poche en Francia), «Bitter Orange» (2018, preseleccionada para el International Dublin Literary Award) y «Tierra inestable» (Costa Novel Award 2021, preseleccionada para el Women's Prize for Fiction 2021), se han traducido a más de veinte idiomas. Sus cuentos han sido publicados en una gran variedad de revistas literarias y han merecido diversos premios: «Baker, Emily and Me» ganó el concurso BBC Opening Lines de 2014, y «A Quiet Tidy Man» ganó el premio de la Royal Academy en la categoría de relatos. Actualmente vive en Winchester.

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